“Estamos en un momento muy importante, de gran participación de las mujeres en distintos ámbitos”, comenzaba diciendo Victoria Tolosa Paz, Presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, en el arranque del primer panel del Forbes SUMMIT Mujeres Power. Sobre todo, en el ámbito público. Una mirada parecida a la de Graciela Camaño, Diputada Nacional, quien sostuvo que en la Argentina hubo grandes avances con respecto a la inclusión económica laboral y social de las mujeres, pero que, de todos modos, aún falta mucho por recorrer.
Camaño remarcó que la brecha en materia económica y financiera entre el hombre y la mujer es bastante amplia todavía. Y citó un estudio reciente del FMI donde se advierte que para poder superar esa desigualdad se necesitarían 100 años. “Nosotros queremos seguir construyendo mujeres empoderadas”, afirmaba.
En una misma línea, Tolosa indicó que hoy se visibiliza mucho la desigualdad social. Y no sólo en las mujeres, sino también en los más chicos. Gran porcentaje de los niños de la Argentina se encuentra bajo la línea de la pobreza. Y esto no es casual, sino que está vinculado también con las pocas posibilidades que tiene la mujer dentro del mundo del trabajo.
“Hay muchas madres pobres que nunca en la vida tuvieron la posibilidad de tener un empleo formal”, remarcaba Tolosa. Y aún sigue pasando. Quedó evidenciado aún más con la pandemia. Por eso, subrayó, Tolosa, “desde el Estado tenemos una responsabilidad enorme” y, durante la cuarentena, que fue una situación de extrema emergencia, se intentó asistir con el IFE, la Tarjeta Alimentar e incluso el ATP, a gran parte de la sociedad.
De todos modos, Camaño, en forma de crítica, advirtió que “no se puede resolver este tema con una tarjeta. El Estado no tiene que ser el Estado de la Tarjeta para las mujeres pobres. Debe ser más inteligente, aplicar políticas diferenciadoras, realizar acciones o medidas que permitan mostrar sus cualidades dentro de la economía, darle un espacio”.
En ese sentido, Tolosa dejó en claro que se necesita una oferta de cuidado para los hijos que den cierta libertad a la mujer. Se advierte una falta de oportunidad por la responsabilidad de la “maternidad”, que termina recayendo más en la mujer que en el hombre. Camaño agregó que si no hay un cambio en esta “cultura del cuidado” nunca se eliminará el mayor condicional de la mujer para poder ser libre y seguirá perdiendo competitividad. “Debe ser una tarea en conjunto”.
Por último, con respecto a ámbito privado, Camaño apuntó que se requiere de capacitación en materia de violencia de género. Hay una obligación de sentarse y aprender para cambiar conductas. En el sector privado no ocurre y creo que se necesita tomar compromisos, como por ejemplo con el techo de cristal”.
Por su parte, Tolosa opinó que “en el sector privado las grandes empresas y las pymes tienen el compromiso de la construcción de equidad de género, con plataformas de monitoreo, que acompañan y tienen un ida y vuelta. Hay que hablar de miradas de mediano y largo plazo”.