La razonabilidad de cerrar es fácil de encontrar. Pero es difícil encontrar la razonabilidad para salir, dispara Martín Tetaz. El economista participó de la tercera edición del Forbes Money Summit en una charla virtual con Alex Milberg y ahondó en el margen de acción que tiene el Gobierno para no quebrar la economía en el contexto de pandemia. No quisiera estar en los zapatos del presidente, disparó.
Además, el economista habló del dólar y la inflación. Consideró que el Gobierno debería darse por satisfecho con una inflación de 45% y que seguro habrá un proceso de dolarización previo a las elecciones.
En este contexto tan cambiante y volátil, ¿cómo ves el corto plazo para la Argentina?
Hay bastante más estabilidad internacional. Por primera vez, se combina el crecimiento de la producción en Europa y en Estados Unidos. Hacía tiempo que no pasaba. También hay recuperación de los mercados. Es cierto que la segunda ola está pegando en emergentes mucho más fuerte, como en la India y en América latina. Creo que el mundo está dividido: hoy los países desarrollados parecen haber encontrado el equilibrio y están en un esquema donde crece la producción, el consumo, la apertura y los mercados. El esquema internacional es bastante bueno para la Argentina. Se combina además con el dato favorable de la soja: China se recupera muy fuerte y demandando mucha soja. La cosecha de Brasil que no camina, por cuestiones climáticas. Y la soja en niveles que no tenía desde 2014. Son casi US$ 12.000 millones para la economía argentina, aún contando que la cosecha será 20% menor que la del año pasado. Osea que el problema cambiario parece estar resuelto, al menos de acá hasta las elecciones. Quedará lugar para movimientos en el mercado del dólar informal, pero la incertidumbre más grande es qué nos pasa con la pandemia localmente. ¿Hasta qué punto tenemos que cerrar la economía de vuelta? Los datos de producción indican que la economía cayó en febrero y en marzo, antes de las nuevas restricciones. Y los primeros días de abril también hubo una caída en la demanda de energía, una contracción en la demanda de saldos monetarios para transacciones. Todo parece indicar que hubo un efecto precautorio. Es como que empresarios dijeron: paremos de producir, no nos stockemos. Y los consumidores dijeron: paremos de consumir porque quizás viene otro encierro. Toda la incertidumbre genera un frenazo muy importante y es lo que más me preocupa.
El dueño de Criba, Santiago Tarasido, dijo en la última tapa de Forbes que la economía no resiste otro cierre. Pero ante un nuevo cierre, el Estado no parece tener los mismos recursos que en 2020. Ante un cierre, ¿qué viene? ¿O creés en cierres más cortos para volver a abrir pronto?
El problema ya lo vimos el año pasado: la razonabilidad de cerrar es fácil de encontrar. Pero es difícil encontrar la razonabilidad para salir. Tomemos como ejemplo lo que pasó con la Ciudad de Buenos Aires y Provincia respecto a las escuelas en los últimos 15 días. No hay ninguna duda que los números 15 días después iban a estar peor, aún cuando tu medida tuviera algún efecto tarda más de 15 días en hacerse notar en los números. Con lo cual, a los 15 días, te encontrás con la obligación de tener que mantener o endurecer los controles. Es relativamente más fácil entrar en un cierre generalizado pero después es más difícil encontrar un argumento para salir.
¿El plan para el día 16 es lo que no se ve?
No soy experto, pero los epidemiólogos parecen decirnos que esto llegó para quedarse. Que no es un pico transitorio. Da la sensación de que acá cambió el clima, la gente se empieza a encerrar y hay factores comportamentales que son propicios a que empiecen a aparecer más contagios. El propio Ministro de Economía le dijo al presidente que no está la economía para otro cierre. Si me apurás un poco, creo que la decisión de cerrar las escuelas en parte es una reacción del presidente y del Gobernador de la Provincia ante la imposibilidad de cerrar otras cosas.
Decís que el Gobierno cierra escuelas en AMBA ante la imposibilidad de cerrar lo demás. Ahora, a pocos días del vencimiento del último DNU, ¿cómo imaginás el panorama si no se puede cerrar?
Creo que tenemos a favor que la campaña de vacunación, sobre todo en mayores de 60 años, avanza. Quizás no con la velocidad y la cobertura que a uno le gustaría, pero avanza. Y hay datos que muestran que las curvas de letalidad en personas de 70 y 80 años baja, y eso es muy importante. Al mismo tiempo, se está enfermando más gente más joven que normalmente en menos propensa a necesitar una cama, pero así y todo el sistema está al borde de una aparente saturación. Hay un desafío importante de gestión. Pero no veo lugar para hacer un cierre masivo, salvo que sea estrictamente por un tiempo tan corto que no obligue al Gobierno a tener que pagar un IFE. Porque ahí el Gobierno tiene un problema sanitario que le genera un explosión económica, en la previa de una elección. Dos variables a las que el Gobierno tiene que cuidar para la elección son la inflación y el dólar. Si pierde el control de eso en la previa de las elecciones, el Gobierno está en un equilibrio delicado.
Con la situación favorable de la soja, el acuerdo con el FMI que se pospone, ¿el Gobierno no tiene margen para pagar uno, dos o tres IFEs para pasar un escenario crítico?
La inflación se aceleró en los últimos tres meses del año pasado y sigue arriba. Los datos que tenemos para abril son que estará alrededor de 4%, esencialmente por $ 2 billones que emitió el Gobierno para paliar el paquete COVID el año pasado. Buena parte de ese efecto monetario ya se licuó con la propia inflación. Entonces hoy monetariamente no hay una presión tan grande pero también es cierto que hay un proceso de remarcación y de expectativas de inflación sobre cuál llamó la atención el propio Ministro de Economía y es correcto. Requiere convalidación monetaria y el problema es que si empieza la maquinita de vuelta va a encontrar esa convalidación monetaria. Es muy difícil que vos bajes de una inflación de 4% mensual si pones otro paquete COVID otros $ 100.000 millones de emisión en la calle. Es cierto que el gobierno tiene mucho más controlado el tipo de cambio paralelo y legal. Es difícil que se puedan mover pero no está exento de tener un episodio como el de octubre del año pasado. En ese momento, de golpe se cayeron los depósitos a plazo fijo. O sea ya no es un problema de la demanda transaccional de dinero o de que sobran pesos en economía. De golpe, lo que estaba en plazo fijo, en reserva de valor en pesos confiando en la tasa, se te fueron en una semana $ 125.000 millones al dólar y tocó los $ 195. Todos vimos el episodio, el Gobierno se asustó y giró a la ortodoxia los últimos meses del año. De hecho, viene muy bien los primeros meses del año en emisión. Solamente tuvo que emitir $ 150.000 millones en lo que va del año, poco para los niveles de emisión de 2020. Pero como es difícil salir de estos esquemas, que no es que con 14 días de cuarentena estricta lo solucionás y aflojan las terapias intensivas, es un escenario complejo. No quisiera estar en los zapatos del presidente. Es complejo y no hay demasiado espacio para emitir mucho.
¿El gran problema sería un nuevo salto entre el oficial y el blue por ejemplo?
Entre el oficial, el blue y los otros paralelos. Los otros van a estar contenidos porque el Gobierno puede intervenir. En el blue es más difícil. El problema del blue es cuando la gente masivamente abandona el plazo fijo. Eso lo vimos en octubre y después se estabilizó. Hoy los plazos fijos están bien, están creciendo nominalmente un poco por encima de la inflación. Está planchado el dólar oficial, entran dólares del campo, y la expectativa es que no va a haber una devaluación. Eso consolida la demanda de pesos. A pesar de que la tasa es negativa y paga menos que la inflación la gente se queda en presos. Todavía. Pero no lo tentemos, porque es un año electoral y en algún momento se van a dolarizar. Pasa siempre en la previa de elecciones. Si vos le facilitás la búsqueda y le generás una excusa más, estás jugando con fuego. Trataría de no jugar con eso.
En la edición de marzo, Eduardo Costantini comentaba que nunca estuvo tan barata Argentina el tema es que nadie quiere invertir...
Coincido. Lo digo hace un tiempo, desde que el dólar paralelo estaba $ 170 y dije que era un dólar de pánico. ¿Por qué? porque convertía un almuerzo en Buenos Aires versus el mismo almuerzo en Santiago de Chile, San Pablo y ni hablar en Montevideo que está carísimo y te daba regalado al dólar paralelo. Incluso al dólar de $ 140 te sigue dando regalado Argentina. Es cierto que al dólar de $ 95 estamos un poco caros. El dólar de equilibrio no es el $ 140 ni el de $ 95. Pero más cerca de 100 que de $ 150. El dólar paralelo a $ 150 se explica por una cuota de pánico. Los 150 de hoy están al nivel de el $ 4 a US$ 1 de salida de la convertibilidad en julio de 2002, cuando el tipo de cambio era excesivamente algo y todos venían a comprar. Si no fuera por el COVID tendríamos una horda de brasileños y chilenos entrando a comprar celulares.
¿Qué inflación comprás para 2021? ¿Con cuál salís hecho en este contexto?
Los 29 puntos de Martín Guzmán no están en la cabeza de nadie. Creo que si logra un 45% para 2021 tendría que darse por satisfecho. Vienen muy acelerados los precios. Acumulamos cuatro meses al hilo con 4% o más, y es 60% anualizado. Quizás un cierre de la economía puede frenar el proceso inflacionario pero no lo sabemos. Yo hoy firmo un 45% como un buen número para el Gobierno, al ritmo que viene.
Compartís la ciudad de La Plata y el club con Guzmán, si tomamos el inicio de la gestión con los acreedores como punto de partida, ¿qué puntaje le das?
Le doy un cinco, más cerca del cuatro que del cinco. Porque lo conozco, sé cómo piensa y creo que es la reserva de racionalidad que tiene el Gobierno. Entiende los grandes problemas de la economía argentina. Tengo mucha confianza en la persona de Martín Guzmán. Ahora, la gestión no es el pizarrón de la facultad. En la realidad la política talla mucho. Y Guzmán tiene que hacer equilibrio entre gente que quería expropiar Vicentin a principios de año, aumentar las retenciones a las exportaciones y poner un control a las exportaciones, gente que quiere poner etiquetas a los precios de los productos que tienen que cobrar los comerciantes, o gente que plantea salir con una fuerza parapolicial a controlar los precios de los comercios. Es un milagro que tengas un Ministro de Economía que mal que bien pone una cuota de racionalidad. Ahora si no lo conociese, mirando solo los números, lo desaprobaba. Porque el canje de deuda no lo resolvió y tiene corriendo la inflación arriba de 4% mensual. Está jugando en una economía complicada.