No tiene ninguna duda de que el sector del agro es una pieza clave para la recuperación económica del país, y dice que si tuviera una varita mágica entre sus manos la agitaría con fuerza para cumplir con un solo deseo: previsibilidad. Marcos Bradley es el director general del Negocio de Protección de Cultivos (CP) de Syngenta para Latinoamérica Sur (LAS), y está convencido de que no hay forma de salir adelante sin políticas de largo plazo.
Necesitamos un marco de previsibilidad de 10 a 12 años, donde pensar en reglas de juego y condiciones para que el sector sea rentable. Nuestro ciclo productivo es de un año, y en el horizonte inmediato un productor piensa si va a poder pagar el alquiler, si va poder pagar las cuentas, qué va a sembrar al año siguiente y dónde -explica el ingeniero agrónomo-. Y para tomar decisiones en cada nuevo ciclo productivo se necesita estabilidad de largo plazo, es la única manera de poder invertir y obtener el máximo rendimiento posible, agrega Bradley, que ingresó a Syngenta en 2008 y desde entonces ocupó diferentes posiciones antes de su cargo actual, como el de gerente del negocio de semillas de soja para Latinoamérica Sur y Strategy Manager, puesto que desempeñó basado en Suiza.
En una charla durante la quinta edición de Reinventando Argentina Summit, el experto también se refirió al crecimiento de otros países de la región, como el caso de Brasil, que superó a la Argentina en el rendimiento de soja en los últimos diez años o el alza en la exportación de ganado de la que es protagonista Uruguay. ¿Cómo hacer entonces para maximizar el potencial de nuestro suelo, más allá de la situación macroeconómica? Creo que hay una punta fundamental, que es la propiedad intelectual. Necesitamos una ley de semillas que permita invertir en genética -subraya Bradley-. Cuando un productor siembra, elige una variedad o un índice de maíz, y eso determina el máximo rendimiento que puede conseguir. Entonces, limitarnos en la tecnología y en la biotecnología, que parte desde la genética vegetal que sembramos, nos limita el máximo potencial de rendimiento.
Luego, hace referencia a la sustentabilidad. No alcanza con sostener el sistema como está actualmente. Los suelos pampeanos son la base de la producción agrícola, y están cada vez peor -confiesa-. El productor, y el sistema en sí, están enfocados en el corto plazo, y cuando hablamos de sustentabilidad, de gestión y de mejoras de suelo, son procesos que llevan diez años de trabajo. Podríamos recomponer todos los suelos pampeanos a su origen, o a la mejor época que tuvieron. No es una ciencia oculta y se puede hacer con agricultura regenerativa.
Pese a la falta de políticas a largo plazo, y al hecho de haber sobrevivido este año a la peor sequía de la historia, Bradley intuye que el horizonte es prometedor. Estamos recuperándonos de la peor sequía de la que haya registro y eso es algo que atraviesa a todo el sector, pero el agro tiene esta capacidad maravillosa de resetearse. Hoy los productores argentinos son los más eficientes y los más competitivos del mundo, que adoptan toda la tecnología que hay que adoptar, todas las prácticas de manejo razonables que hay que usar, y entonces pueden sobrevivir a esta situación.
¿En qué tiempo la Argentina puede lograr bajar las retenciones del agro y que eso se perciba como un beneficio para todo el país? Rápidamente eso se traduce en la mejora de ingresos, de ingreso de divisas, de mayor inversión. El problema es que tiene que suceder en un contexto de previsibilidad. Si la próxima administración, sea quien sea, dice que va a bajar las retenciones, y lo hace, el miedo que persiste es que la siguiente administración las volverá a instalar. La inversión de largo plazo todavía no ha ocurrido. El agro tiene un impacto muy federal en Argentina. Y eso es importante, por más que desde Buenos Aires no se tenga ese registro. Para la gente que vive en el interior, el cambio va a ser inmediato.
El experto también advierte un cambio más general, a nivel país. Es que de esta sequía se habló en todos los medios de comunicación. En las reuniones que hubo con el FMI, los candidatos a presidente hablaron del tema, el ministro de Economía. Todos hablan del agro y de la sequía -insiste-. Finalmente, quedó claro que el campo es el sector que empuja a la economía, el que genera divisas, exportaciones, empleo, desarrollo en el interior, un montón de cosas positivas para el país. Ya nadie tiene dudas de que es el sector el que va a sacar adelante la economía de Argentina el año que viene.
Y concluye: Hoy el mundo tiene de los cinco problemas más grandes tres pueden ser resueltos por el agro, la alimentación, el cambio climático y la energía.