María Sol Quibel (Directora General del Grupo Merck en Argentina y Gerente General del negocio de Healthcare en el país); Sol Orquera (CEO de CBSé) y Astrid Mirkin (Gerenta General de Rappi Argentina y Uruguay) compartieron sus experiencias en la sexta edición del summit Mujeres Power, organizado por Forbes Argentina, para que el liderazgo femenino resulte fortalecido.
"Trabajamos en planes de desarrollo de mujeres jóvenes para que se sientan empoderadas y en formar líderes de opinión femeninas, para que los disertantes de congresos internacionales no sigan siendo mayoritariamente hombres", explicó Quibel.
A su lado, Orquera reconoció que hay problemáticas comunes y que muchas de las soluciones también lo son. "Tenemos obstáculos todos los días pero hay que desmitificarlos porque los enfrentan todas las personas, más allá del género. Llorar en una reunión no nos vuelve débiles: hacerlo demuestra que se sigue adelante y que un hombre también podría hacerlo si lo necesita", invitó.
Mirkin, en tanto, consideró clave "como líderes pasar a la acción. En ese sentido, dijo que decidió mentorear mujeres, generar ejemplos para que otras vean que es posible.
Es urgente: el 86% de las empresas declara diversidad en sus valores, pero el 70% de las personas cree que eso no sucede".
Abrir cabezas
En Merck, el objetivo es llegar al 2030 con un 50% de roles de liderazgo ocupados por mujeres. Los cupos son aceleradores pero de corto plazo, y por eso hay que ser diversos e inclusivos cuando se busca talento, ofrecer condiciones de trabajo flexibles, no discriminar a las mujeres que estén en torno de los 30 años y puedan querer quedar embarazadas pronto. Hay que abrir cabezas, exhortó la Directora General.
La ejecutiva confesó sentir responsabilidad desde su rol, y apeló a la escucha por parte de los líderes. Es fundamental comprender las situaciones por las que cada uno está pasando. La pandemia abrió un camino nuevo, con formas híbridas, se interactúa distinto, hay un uso del tiempo diferente... Ahora los y las ingresantes -reveló- no solo preguntan por paquete compensatorio y como compañías debemos adaptarnos para no perder competitividad.
Orquera, en tanto, recordó que su papá y su mamá trabajaban a la par en la empresa familiar que ella ahora encabeza. Fue el mejor ejemplo y se lo doy a mis hijos y a toda la organización. Las mujeres debemos confiar en nosotras, hacernos valer, nunca sentir que no podemos, aconsejó.
También advirtió que otra necesidad es demostrar que no hay lugar para las discriminaciones, ni siquiera en las cosas cotidianas, esos chistes o mensajes que se permiten en discursos y reuniones.
A veces sentimos que no encontramos espacios para escucharnos, o contar lo que nos pasa, es ahí donde tenemos que seguir colaborando, acompañar a las que sienten que aún no están preparadas para que lo hagan. Tenemos que poder romper con todo, exhortó.
Para Orquera, un buen líder debe ser colaborativo, innovador y ágil pero sobre todo tiene que poder capturar en qué es buena cada persona y ayudar a que lo potencie, respetando los distintos estilos.
Mirkin coincidió con esa mirada pero le sumó la vocación de servicio. Yo trabajo para mi equipo. Me han dicho que soy la Virgen Desatanudos (risas) porque es clave remover lo necesario para que los demás puedan hacer bien su trabajo, definió.
No te bajes si esto es realmente lo que querés, es el mensaje que transmite la ejecutiva de Rappi a las mujeres que trabajan con ella. Darles un empujoncito, hacer red, ejecutar acciones concretas es su meta, habilitando espacios de discusión.
Para eso, en la compañía se propicia el no tener miedo de comunicar lo que suceda y aceptar que hay valores en las distintas habilidades. Nos vendieron un solo estilo de liderazgo y eso no es así ni siquiera entre los hombres. Tenemos que repensarnos en función de nuestra humanidad y el mejor uso de nuestras habilidades, independientemente de nuestro género.