"No hay un saco que les quede a todos igual", enfatiza Federico Esseiva, Socio de Tandem Soluciones de Decisión. Se pueden encontrar puntos generales. Las organizaciones deciden cómo decidir, cuáles son las decisiones críticas para darle un trato particular a las mismas, cuál es el proceso para abordarlas y quiénes lo harán. "Pero también definen a tempo, y no confunden el vértigo con el tiempo para tomar decisiones. Y el punto clave, se animan a fallar tomando los riesgos", apunta.
Gastón Francese, Socio de Tandem Soluciones de Decisión, comenta que en América Latina hay líderes que disfrutan de debatir, en cambio en Asia no se generan debates en la sala de reunión sino en la antesala. En países sajones de Europa o EE.UU. es fácil encontrar líderes que se encuentran cómodos en entornos de decisiones asertivas, o en Europa se cuida más el vínculo y la forma con una mirada más de largo plazo. "Cada organización tiene su propio estilo de decisión, cada empresa tiene su ADN y la forma en que decide, define su carácter", sostiene.
Los negocios de cada industria son distintos. En el caso de las petroleras toman decisiones de largo plazo y con mucho nivel de incertidumbre, por eso la robustez para esas decisiones es muy importante. En industrias de consumo masivo, donde el error es más económico, uno privilegia la velocidad y eso implica otra forma de decidir. La gestión de incertidumbre es distinta. En farma, por ejemplo, un error puede ser grave, lo mismo en la banca. Cambia a nivel industrial, en torno al grado de madurez de la compañía o de los roles. "Nosotros vemos que las empresas cuentan con mayor cantidad de información y las que tienen decisiones que pueden automatizar, están varios pasos adelante", explica Ernesto Weissmann, Socio de Tandem Soluciones de Decisión.
"Muchas empresas de diversos sectores están aprendiendo a virar de modelo de negocio y detrás de eso tienen que cambiar el nivel de decisión. Seamos ágiles, empoderemos a la gente, seamos horizontales, se plantean", explica Esseiva. Y agrega: "Hay una barrera que es castigar el error sin considerar el riesgo como elemento de esas decisiones, sin saber dimensionarlo, y eso genera que la gente no quiera decidir".
Por su parte, Francese, describe "nosotros usamos una tecnología DEMOD para evaluar y diseñar la manera en que una empresa debe tomar decisiones". Cómo debe tomarlas, quiénes deben tomarlas (modelo de gobierno), en qué tiempo y de qué manera (modelo de gestión), y qué personas e incentivos necesitan instalar (modelo de gente). Cada industria necesita distintos tipos de decisión, pero este análisis permite encontrar la mejor manera de hacerlo para cada organización.
En algunas industrias se pueden automatizar las decisiones, como en la banca, a través de un sistema de scoring. Toda esa evolución da una gran ventaja. "Se está pasando de hablar de Big Data a la ventaja de tomar buenas decisiones (Decision Inteligent)", aclara Weissmann. Esto quiere decir que primero se mira la decisión que se debe tomar y luego se buscan los datos. "Ayuda más al proceso que al dato en sí mismo", refuerza.
¿Dedicir y equivocarse o no decidir?
"Yo voto a favor de decidir siempre, hay que aplaudir al que se anima", remarca Weissmann.
"Yo voto a favor de decidir, el concepto de calidad de la decisión lo podés introducir cuando tomás la decisión, y el valor de aprender de eso hace que los resultados a largo plazo sean optimizados", subraya Esseiva.
"No hay malas decisiones, salvo aquellas que no fueron tomadas. El hombre es producto de sus decisiones, según Camus. Las organizaciones también. Las decisiones provocan soluciones, avances, mejoras, aprendizaje. Lo importante es que las organizaciones decidan más, a eso apuntamos en Tandem", comenta Francese.