¿Cuáles son los desafíos de la innovación? En este tema se zambulleron Federico Cofman, Country Manager de Mastercard Argentina y Uruguay, y Jonatan Loidi, fundador y CEO en Grupo SET LATAM, en la mesa que fue parte del Summit Game Changer, organizado por Forbes Argentina.
Aunque parezca mentira, para innovar es preciso sacarse de encima ciertos sesgos. Y así fue el arranque de la charla, en la que Loidi advirtió que hay que limpiar la idea de que innovación está ligada solo a grandes descubrimientos. Pensamos en innovación e imaginamos mandar un cohete a la luna. Pero si solo lo vemos así las personas empiezan a dejar de considerarse innovadoras, y las empresas también, advirtió el especialista.
Pero, en la Argentina, donde el 92% de las empresas son Pymes o MiPymes, es importante sacarnos de encima esta idea. Porque sino estas firmas se miran, y dicen que ya no tienen chances de ser innovadoras. Pero, quizá, si estás en una organización pequeña, pero lograste reducir de 5 a 3 los sellos que se necesitan para determinado proceso, eso ya es innovación. Y quizá lo venían haciendo así porque así lo hicieron siempre, y ahora cambió, sumó Loidi.
No se puede dejar de hablar de innovación, porque con esto resolvés lo cotidiano, resaltó el CEO de Grupo SET LATAM.
A su vez, Cofman, aseguró que desde Mastercard hoy se ocupan de volcar la innovación a la cotidianeidad, al día a día de las personas. Y esto lo plasmamos sobre todo al momento de realizar una transacción, y también en la inclusión financiera, estar atentos al dolor que la persona pueda tener y no debería tenerlo.
Ya veníamos influyendo y cambiando hábitos, como cuando introdujimos la tecnología sin contacto, que se profundizó aún más con la pandemia, completó Cofman.
Entre todos
La innovación es colaborativa, y para esto debe ser transversal, pero hoy vemos un déficit de esto en la Argentina. En las empresas todos los días alguien tiene un problema, pero no lo comparte por miedo a la represalia, lo mismo sucede con alguien que hace algo bien; pero al no contárselo a otros, entonces alguien más comete el mismo error o no incorpora la mejora detectada, indicó Loidi.
Cuando esto sí pasa, entonces estamos ante la innovación colaborativa. Es un cambio cultural, una inversión de tiempo. Por ejemplo, en Disney ya Walt rechazaba la palabra problema, porque implica tener que encontrar a un culpable, porque significa que les pasa a las personas, y le pasará a otras. En cambio, si hablamos de oportunidad de mejora es un tema de procesos, y los equipos son más receptivos para llevar adelante los cambios. En definitiva, es un cambio cultural, definió Loidi.
Algo similar le pasó a Mastercard con la llegada de las fintech, que lejos de ser competencia, acelerar la innovación, y también en cuanto a la inclusión financiera, dándole a sectores que habían relegado el acceso a servicios financieros, explicó Cofman.
A ellas les sumamos una red de aceptación de millones de comercios, también conocimiento en RRHH, protección de datos y más. Entonces las fintech se dieron cuenta que somos su socio ideal, agregó el Country Manager.
Por ejemplo, este ejecutivo resaltó que hoy ya se pueden dar tarjetas de crédito completamente digitales, esto es la primera vez que se logra. En la región ya emitimos más de 100 mil junto a más de 100 fintech diferentes, detalló Cofman.
Partir de esta colaboración le permitió a Loidi resumir que para innovar no se puede especular, porque si eso pasa no se da la simbiosis. Hoy nadie puede desarrollar la innovación de punta a punta, porque la cadena de valor es muy grande, y entonces solo podrían innovar las organizaciones gigantes. Y si no hay colaboración no hay innovación.
El público demanda soluciones simples e inmediatas. Algo que hizo Uber, por ejemplo, que paguemos sin darnos cuenta. En esta línea, logramos que Carrasco, en Uruguay, sea el primer aeropuero de la región contactless, contó Cofman.
Para finalizar, Loidi contó su experiencia trabajando en la NASA y qué aprendió allá. Así, destacó que el proyecto Apolo implicó la participación de 500.000 personas, pero solo 30 mil eran de la agencia espacial. Ellos entendieron que no podían solos, y que el conocimiento no se resta si se comparte, sino que el conocimiento se replica y es la única manera de expandirlo.