La cadena de valor, en el centro de la sostenibilidad empresarial
En el panel "Cadena de valor" del Forbes Sostenibilidad Summit, Santiago Sellart, de Toyota, y Álvaro Bronstein, de Naranja X, conversaron sobre los desafíos de expandir la estrategia de sustentabilidad a proveedores, comunidades y redes comerciales. La importancia de generar valor compartido, establecer relaciones duraderas y anticipar necesidades para impulsar transformaciones con impacto real.

En una nueva edición del Forbes Sostenibilidad Summit, líderes, innovadores y expertos comprometidos con el desarrollo sustentable se reunieron para explorar cómo las industrias pueden transformarse en motores de cambio positivo. 

En el segundo panel de la mañana, titulado "Cadena de valor", Álvaro Bronstein, Social Innovation Strategist de Naranja X y Santiago Sellart, Líder regional de Sustentabilidad Toyota, debatieron sobre el trabajo de una compañía que va más allá de sus puertas e impacta en toda una comunidad que da soporte. Moderado por la periodista y editora de Forbes Laura Mafud, el espacio mostró cómo sus compañías trabajan junto a proveedores, comercios y comunidades para generar impacto positivo en toda su red de valor.

Álvaro Bronstein, Social Innovation Strategist de Naranja X.

"El objetivo es permear y compartir de modo extendido la cultura que tiene a nivel corporativo nuestra compañía en toda la cadena de valor", introdujo Sellart. En el caso de Toyota, explicó, la estrategia con los proveedores se basa en dos pilares: mejora continua y visión a largo plazo. Para implementar esta visión, utilizan la metodología japonesa Hoshin Kanri, que permite establecer un rumbo claro (Hoshin) y fomentar la autogestión (Kanri) en los actores de la red de valor. "Nuestros propios proveedores son los que, desde su expertise, nos van a decir a nosotros cómo vamos a alcanzar ese direccionamiento que pretendemos con la compañía".

Desde Naranja X, la mirada también está puesta en amplificar el impacto más allá de los límites internos. "Nosotros tenemos nuestra propia cadena de proveedores —alrededor de 400—, pero también vemos una oportunidad en cómo influimos en otras cadenas de valor a través de nuestros servicios financieros", explicó Bronstein. La empresa, con base en Córdoba, colabora con 150.000 comercios que aceptan sus medios de pago, lo que representa una red mucho más amplia sobre la cual pueden promover prácticas sostenibles.

La transparencia y la cocreación de procesos son claves para Toyota. "No establecemos contratos, establecemos procesos", detalló Sellart. La automotriz evalúa a sus proveedores en base a criterios como seguridad, medio ambiente, sustentabilidad, calidad, costos y gestión. "Muchas veces nos preguntan qué está en el centro de la escena: ¿el ambiente, las personas, el negocio? Están los intereses. Si podemos identificar los intereses de todos en nuestra cadena de valor y satisfacerlos, vamos a tener un proyecto exitoso".

En Naranja X, las metas sustentables son compartidas por toda la organización. "Somos un equipo de tres en innovación social dentro de una empresa de 3.000. Si las metas fueran solo nuestras, no haríamos realmente la diferencia", reconoció Bronstein. Por eso, promueven que cada equipo se adueñe de sus objetivos sustentables y acompañan los procesos de compra más relevantes asesorando sobre proveedores y certificaciones.

Un aspecto en común entre ambas compañías es la búsqueda de relaciones de largo plazo con sus proveedores. En Toyota, esto implica incluso tener empleados propios trabajando dentro de plantas de autopartistas. "Es ir y ver puntualmente en el lugar cómo transcurren las cosas, es donde se empiezan a detectar mejoras constantes", señaló Sellart. El objetivo es lograr un "win-win" real, donde el triple impacto —económico, social y ambiental— sea más que un discurso.

Santiago Sellart, Líder regional de Sustentabilidad Toyota.

En cuanto al acompañamiento, Bronstein destacó la importancia de anticipar nuevas exigencias. "Hay que darle tiempo y previsibilidad al proveedor si uno va a querer condiciones más exigentes en términos sociales o ambientales". Para ello, ofrecen asesoramiento directo o bien recomiendan consultores cuando los procesos requieren conocimientos técnicos específicos.

El compromiso con la comunidad también formó parte del debate. En Toyota, replican el modelo de la cadena de valor hacia afuera, particularmente con iniciativas de economía circular. "Empezamos a proveer los restos de materiales que quedan de nuestra producción a comunidades para que los reconviertan en otros productos", relató Sellart. Un ejemplo destacado fue la alianza con Verónica Esquivel en Lanús, quien convirtió cuero residual de butacas en nécessaires, generando empleo formalizado y productos comercializables.

Naranja X también encontró en la economía social una forma de dar nueva vida a recursos en desuso. "Nos preguntamos qué podíamos hacer con todos los uniformes que quedaban cuando se cambiaba la temporada o se iban colaboradores", contó Bronstein. La respuesta fue trabajar con la cooperativa Las Omas de Córdoba, que transforma esos textiles en merchandising. Además, evalúan regularmente qué compras habituales pueden ser sustituidas por servicios de asociaciones civiles o cooperativas, especialmente en Buenos Aires y Córdoba.

El panel concluyó con una premisa compartida: la sostenibilidad en la cadena de valor no se trata solo de políticas internas, sino de un ecosistema colaborativo en el que empresas, proveedores y comunidades avanzan juntos. "La sustentabilidad tiene que ser potenciadora de los planes de negocio", resumió Sellart. Bronstein coincidió: "Si podemos influir en las cadenas de valor donde participamos, nuestro poder de acción se amplifica".