El déficit habitacional no es un problema nuevo en Argentina. Si bien la pandemia y sus efectos generaron un contexto apremiante en lo sanitario y lo económico, pensar en la post pandemia es poner el foco en muchos otros aspectos, entre ellos, el acceso a la vivienda.
Jorge Ferraresi, Ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, sostuvo que en Argentina se estima un déficit de dos millones y medio de viviendas que, "no sólo no se hicieron, sino que se abandonaron en 2015", haciendo alusión a la gestión anterior. La casa propia tiene que ser un derecho.
El funcionario contó en qué trabaja para convertir ese derecho en realidad. "Ya otorgamos 20 mil viviendas y, para fin de año, ya serán 30 mil. El desafío es que esto sea una política de Estado y que en 14 años se convierta en un problema resuelto. Para eso, "apostamos a que el sector privado y financiero den herramientas distintas", apuntó el ministro.
"El problema es el siguiente: que el valor de construcción de un metro cuadrado es de US$ 800 al dólar oficial y ellos lo quieren vender a US$ 1400 al Blue"
Y es que llevar una "política nacional de suelo", como la define Ferraresi, requiere de un trabajo mancomunado entre la gestión privada y pública. Y en esto, agregó el funcionario, aún hay ciertos aspectos en el haber. "Hemos tenido reuniones con desarrolladores pero no logramos ponernos de acuerdo".
"El problema es el siguiente: que el valor de construcción de un metro cuadrado es de US$ 800 al dólar oficial y ellos lo quieren vender a US$ 1400 al Blue. Entonces, hay que generar un número real donde los privados tengan posibilidad de desarrollo pero que el Estado pueda hacer una política pública", enfatizó.
¿Hay un costo económico por generar estos incentivos? Para el funcionario, a pesar de un contexto complejo de las finanzas públicas, "el Gobierno lleva a cabo un gasto muy responsable y con un presupuesto acorde a generar este tipo de políticas". Hoy, complementó, "tenemos más de 55 mil viviendas en construcción; y eso generó empleo.
Para Ferraresi, más allá del acceso a la vivienda, hay otras cuestiones que debe atenderse y que son relativas a la calidad de vida de las personas. Es que, si bien la construcción de viviendas en lugares donde hay terrenos desocupados puede ser una solución, bien puede convertirse en un problema para la vida cotidiana al enfrentar problemas de conectividad o vivir lejos de los transportes públicos.
Todo esto tiene que ver con planificación, con el desarrollo, lo productivo y la conectividad. En este sentido, el segundo y tercer cordón tiene mucho por desarrollarse. Nosotros tenemos que generar arraigo, y para eso hay que generar las condiciones productivas.
"Nosotros tenemos que generar arraigo, y para eso hay que generar las condiciones productivas
A la hora de inmiscuirse en el terreno fiscal, el funcionario expresó que cobrar un impuesto adicional a las viviendas desocupadas es algo que bien puede encontrar su correlato en lo que sucede en países del primer mundo, como Berlín. "Ahí el Estado compró 14 mil viviendas para bajar el precio de los alquileres".
Por último, Ferraresi no le escapó a la pregunta y se animó a hablar de noviembre. "Por supuesto, el objetivo es darle visibilidad a todo lo que hizo este Gobierno en pandemia y poner en perspectiva todo lo que se va hacer a futuro", cerró.