Lo escribió hace 40 años, pero la obra sigue igual de vigente. Jorge Eduardo Bustamante es el autor de "La República Corporativa", un libro que se publicó en 1998 y se reeditó en varias oportunidades. Bustamante, que fue viceministro de Economía en 1982, participó de la quinta edición de Reinventando Argentina Summit, y habló de los problemas que tenía la Argentina en aquel entonces y que se replican en la actualidad, y describió en pasajes imperdibles los síntomas de una sociedad bloqueada. Antes y ahora.
"Es cierto que el estar yo aquí es como si hubieran invitado a una persona que estuvo en el Big Bang -lanza con humor Bustamante-. ¿Querés saber qué pasó hace unos 15.000 millones de años? En la Argentina nada cambió. Se concibió hace 40 años como un país de economía cerrada, en donde nunca figuró la palabra competitividad".
La Argentina de hoy, insiste, es una sociedad bloqueada. El sistema está en crisis. Desde la mirada de Bustamante, el Estado sigue queriendo distribuir lo que no tiene, y mientras la sociedad entera se debate en una salvaje lucha por las magras porciones de la torta, el espíritu corporativo lo corrompe todo. Persisten las cofradías, en donde los profesionales tienen que estar matriculados y su asociación a los gremios es obligatoria. También los feudos sindicales, que patean el tablero con su personería gremial y las obras sociales.
Parálisis colectiva
En uno de los párrafos de su obra, al preguntarse por las causas de la parálisis colectiva en la que estaba inmerso el país cuatro décadas atrás, dice: "Es válido entonces preguntarse por qué la República Argentina ha adoptado con tanto entusiasmo las reglas del juego del atraso. El sistema económico argentino es hoy el resultado, entre otros factores, de una larga historia de presiones sectoriales regularmente acogidas por un Estado habituado a contar con recursos extraordinarios para sufragarlas. El frondoso reglamentarismo surgió como forma inorgánica de canalizar dichas presiones, obteniéndose resultados globalmente no deseados, plagados de contradicciones y neutralizaciones recíprocas".
Una de las principales falencias, según Bustamante, es que en la Argentina nadie quiere competir por precios. "Esa es la mentalidad, y los argentinos pensamos que así está bien. Por eso es tan difícil el cambio". El interrogante, entonces, es cómo salir de este entramado después de 40 años. "Buscando competitividad, atacando estos temas. Porque la confianza exige ese horizonte donde la Argentina tenga una economía eficiente y competitiva internacionalmente. No estoy hablando de que alguien vaya a tu fábrica y te felicite por lo eficiente que es, por la calidad con la que se trabaja. Hay que ser competitivo hacia afuera. Solo un país competitivo en el mundo puede cargar en sus espaldas todos los derechos que ahora se están dando. Porque cada vez que se implementa un nuevo derecho hay que ver con qué se paga. Y los nuevos derechos tienen que ejercerse con la competitividad de la Argentina", concluye.
¿Cómo se imagina Bustamante una Argentina posible? Bustamante lo ilustra con un ejemplo simple, de consumo doméstico. "La situación se agrava por la coyuntura, la inflación, los cepos, el déficit, y para generar confianza los cambios tienen que ser estructurales. La Argentina, otra vez, no es competitiva. En las casas de electrodomésticos, cuando uno va a comprar se encuentra con que las heladeras son turcas. En Turquía no pasa eso, no hay heladeras argentinas".
