Sinteplast lleva 65 años operando en Argentina. Creció hasta tener actualmente 7 plantas en el país y otras 5 en el extranjero. Lejos está de ser una promesa con sus ya más de 1.500 colaboradores, pero supo serlo y capitalizar su experiencia a lo largo de estas décadas.

Hoy, ya con la tercera generación siendo parte de la empresa, Sinteplast es una compañía familiar, de capitales privados, que ha sabido capear todas las crisis que Argentina supo generar en las últimas décadas. 

“Le di a Sinteplast 54 años de mi vida", aseguró Miguel Ángel Rodríguez, socio y director de Sinteplast, y también representante de la segunda generación. Entró a la empresa en 1970, cuando apenas eran tres personas: "Mi padre, un socio y yo. Mi trabajo era la escoba, pero siempre haciendo las cosas con la ilusión de ser algo. Por eso, cada año hacíamos un balance para ver qué habíamos logrado y qué había que hacer".

Un camino lleno de experiencias y desafíos

En las palabras de su director, Sinteplast siempre se mantuvo creciendo a dos dígitos, y solo lo hico a uno en los años malos. "Mi primer problema grande fue el Rodrigazo. Estaba recién casado y mis padres en Europa. Así que me tuve que hacer cargo: pagar los sueldos a los 30 empleados de ese momento, ver cómo conseguir insumos. Fue algo que me marcó", detalló Rodríguez. 

Estas experiencias son las que pasan a la tercera generación, y parte de ella es Marysol Rodríguez, gerente de Relaciones Institucionales de la compañía. "El legado fundamental es la pasión por lo que hacemos, es el hilo conductor para seguir emprendiendo e innovando. Por eso seguimos innovando sobre una plataforma ya consolidada", dijo.

"La experiencia del camino transcurrido es la que te ayuda a tomar mejores decisiones, y también la pasión que nos han enseñado. Sinteplast fue un plato en la mesa toda la vida", definió la gerente.

"Lo fundamental es saber qué querés ser. Nosotros siempre quisimos ser empresarios orgullosos de lo que hacemos", aseguró Miguel Ángel.

Aprender a sobrevivir

Otro momento de zozobra para la firma fue atravesar el plan Bonex. "En ese momento, te secuestraron los depósitos que tenías en los bancos y te dieron papelitos de colores. Pero había que pagar los créditos y no había dinero, no te daban lo que habían tomado. Eso llevó a que toda la familia hipotecara hasta sus casas", contó el director. 

“Fue una enseñanza: pongo lo mío a favor del futuro de la empresa. Varias veces arriesgamos lo nuestro por la fábrica. Y eso hay que aprenderlo, porque muchas veces otros dejan que la empresa caiga", completa Rodríguez.

Por su parte, Marysol destacó que este compromiso "hace que estés involucrado como familia. Empecé a trabajar en la compañía en diciembre de 2001, justo después de terminar el secundario, cuando no había ni remitos por hacer. Estaba en una planta sin ruido y ese silencio era ensordecedor", relató, dejando en claro cómo la familia palpita al ritmo de Sinteplast. 

Por eso, para esta gerente que también es presidente de la UIA Joven, "uno tiene que ser ejemplo, como cuando se hipotecó el patrimonio de la familia. En 2002 también vivimos un momento difícil y el equipo respondió, porque veían que el esfuerzo era colectivo". 

El traspaso generacional

Otro gran desafío que tuvieron que sobrellevar como toda empresa familiar es el traspaso generacional, aunque en este caso, tal como detalló Miguel Ángel, se dio de modo natural. 

"Mi padre, ya de chicos, nos dio a cada uno de los cuatro hermanos el 25% de la empresa, y fue delegando tareas. Por eso, para nosotros, hasta la rotación en los cargos es algo natural. Luego, viendo que en la tercera generación ya era un número más grande de sobrinos, establecimos un acuerdo familiar en el que se pusieron las pautas para el ingreso a trabajar en la compañía y también del sistema de ayuda familiar", explicó el director.

“Ahora la responsabilidad de discutir el traspaso a la cuarta generación la tiene la tercera. Hay que prever con tiempo cómo será el futuro. No podemos poner en riesgo a todas las familias que representamos”, indicó Rodríguez. 

Por último, ambos representantes de la familia coincidieron en que es importante prepararse para enfrentar lo desconocido teniendo una comunicación fluida con los proveedores, los clientes y los colaboradores. 

"Es esencial alimentar a la empresa, es decir, reinvertir constantemente las utilidades. Porque esto lo miran todos: bancos, proveedores, clientes. Demostrar que estás viendo qué hacer nuevo, tomar lo que detectás como tendencia y traerlo al mercado local si ya está listo para ese producto, o tenerlo desarrollado para cuando se dé el momento adecuado", manifestó el director. 

Finalmente, al analizar qué esperan sobre el gobierno de Javier Milei, aseguró: "Los primeros meses de este nuevo gobierno serán duros, luego vendrá un reajuste de precios y después habrá que prepararse para competir. Acá es cuando se ve la importancia de haber reinvertido”.