Pedro Tarak es referente de quienes buscan unir el mundo corporativo con un compromiso social, pero no como un agregado a sus actividades empresarias sino inserto en el propio negocio. Y es referente desde la acción, porque fue, junto con dos amigos y colegas chilenos y una colombiana, cofundador del Sistema B Internacional, que certifica el nivel de apego de las compañías a las acciones sostenibles.
Estábamos convencidos de que las ambiciones ambientales también las podíamos llevar adelante desde el mercado, no aparte. Queríamos compartir esa vocación pública desde las propias empresas, y nos dimos cuenta de que los empresarios y empresarias podían ser nuestra oportunidad, contó durante una entrevista en la tercera edición del Forbes Sostenibilidad Summit.
Esa inquietud que llevó a Tarak y sus coequipers a crear el Sistema B fue el germen de la gestación de una nueva identidad empresarial, en la que se propusieron encarar el desafío de ser resonante con todos.
No convenzo más a nadie. Yo comparto entusiasmo por un nuevo camino, definió Tarak cuando se le preguntó cómo seducir a los líderes para que se sumen.
En ese sentido, puso como ejemplo que ninguna mamá dice: Mi bebé nació para hacer plata. En cambio, venimos al mundo para emocionar, amar y construir comunidad, dijo.
Comparó entonces el accionar de una empresa con el de otras asociaciones como clubes, iglesias, partidos políticos. Y remarcó una diferencia: El capitalismo es un sistema económico que se creó hace más de 200 años y al que le hace falta una revitalización, otras formas de crear valor.
Decisiones racionales
No se trata de sustentabilidad o rentabilidad. Tenemos que reorganizarnos, reveló Tarak, en alusión a cambio de paradigmas.
Invitó entonces a usar la herramienta gratuita de evaluación del Sistema B Internacional, que permite medir de forma integral el impacto que una empresa genera. Los que logren alcanzar 80 sobre 200 puntos podrán ingresar al esquema y modificar sus estatutos para que les crean mucho más.
Esa participación también les va a permitir maximizar sus propósitos, poniéndolos en el core business de la empresa, dijo quien es ex presidente del Sistema B Internacional.
Claro que se trata de una decisión racional, porque es muy difícil ser empresa B. Hay que hacer público nuestro impacto, someternos a auditorías aleatorias…Por eso no recomiendo este camino a menos que quieran en serio recorrerlo.
Las compañías no están sueltas, somos parte de la manada. Y ser empresa B es contagioso. En realidad, ninguna organización humana puede tener como objetivo un instrumento, como es el caso del lucro. Es algo necesario -definió- pero hay que equilibrarlo con otras formas de creación de valor.
Como cierre de su presentación, mostró su satisfacción por el hecho de que de la mendocina Universidad de Cuyo ya egresan Licenciados y Licenciadas en Administración de Empresas con especialización en Organizaciones de Triple Impacto, orientación pionera en el continente.
En un panel anterior, Tarak había sido reconocido por Charly Alberti como uno de sus referentes e inspiradores de su compromiso ambiental desde su rol de empresario.