La producción agropecuaria tiene tres grandes variables a atender en una planificación como lo son las cuestiones climáticas, los precios internacionales y las políticas sectoriales asociadas a la macroeconomía local, de las cuales sólo esta última está al alcance del país tratar de controlar para evitar el impacto de las distorsiones en el sector. Son decisiones que muchas veces explican la diferencia entre ganancias o quebrantos, o entre seguir en el sistema productivo o cerrar la tranquera.
El nuevo gobierno sembró en los principales actores del campo argentino un entusiasmo y optimismo que aún no se condice con las problemas de la realidad, pero que permiten trazar un horizonte no muy lejano en el cual la agroindustria se pueda desarrollar en una economía más normal con variables clave estabilizadas, sin retenciones, con una salida ordenada del cepo, menor carga impositiva, sin atraso cambiario ni encarecimiento de insumos importados que resten competitividad e incluso conduzcan a una rentabilidad negativa.
La salida de este escenario complejo que no responde al entramado tejido en un solo gobierno sino que lleva más de dos décadas, fue el eje de la apertura del Forbes Agro Summit con la participación de Carlos Castagnani, presidente de las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA); José Martins, Presidente de la Bolsa de Cereales; Juan Garibaldi, CEO & Senior VP Danone South Cone; Federico Santangelo, Director de la Consultora Agroideas; y Fausto Spotorno, Director de OJF & Asociados y de la escuela de Negocios de UADE.
Los participantes reconocieron que el Gobierno dio señales en los primeros diez meses de gestión de estar consciente de los desafíos del campo, pero considera que su plan de transformación de la macroeconomía aún no ofrece una rebaja de la presión tributaria, la salida de las restricciones cambiarias o una reducción de las retenciones, histórico reclamo de las entidades del campo.
En ese escenario, el análisis inicial de Spotorno destacó que el récord de términos de intercambio que el sector tiene desde hace casi 15 años, muy por encima de la década del 90 y comienzos del 2000, explican por qué el productor agropecuario "pudo sobrevivir a dos shocks negativos enormes como las retenciones y la brecha cambiaria con el cepo incluido". Pero la evolución de los precios internacionales, hoy deprimidos a niveles de 2013, obliga al sector a eliminar las barreras de la macro como principal desafío.
En ese contexto, el economista aseguró que "el Gobierno va a tener una oportunidad muy grande de salir del cepo a fin de año y si va a un esquema de bajar las retenciones el año próximo como este año terminará de dar de baja el Impuesto País que recauda aún más que el impuesto a las exportaciones, el sector está en condiciones de seguir creciendo". Pero esa estabilidad es aún más necesaria para avanzar en el proceso de industrialización y desarrollo de las cadenas servicios que es lo que brinda gran generación de valor al sector.
Para Castagnani, además de las retenciones y la presión tributaria, el sector está requiriendo inversiones en infraestructura, en conectividad, pero para eso es necesario lograr la confianza para que vengan inversiones externas e internas. "El sector está totalmente dispuesto al riesgo, de hecho cada campaña invierte US$ 15.000 millones sin saber los resultados. Está totalmente capacitado para el desafío pero necesita que se de ese combo de condiciones para poder salir adelante".
El titular de CRA resaltó que el 70% de la agricultura en la Argentina se hace sobre campos alquilados, y hoy ese productor tiene una "rentabilidad nula, lo que derriba el mito de que el productor especula, por lo que el sector está "evaluando un proyecto de quita de retenciones con un cronograma para ir mermando esa carga que asfixia al agro".
Al abordar las perspectivas del sector ante el cambio de los actuales condicionantes para el desarrollo del campo, Martins consideró que "aligerando la carga fiscal, con un programa de reducción gradual de retenciones, atendiendo un pacto fiscal, y un marco de unificación cambiaria y los estímulos adecuado se estaría ante un escenario propicio para alcanzar la producción de 180 a 200 millones de toneladas al año", de las 130 de la actual campaña.
Pero aun así "no es suficiente en una Argentina que está hace años estancada", aseveró el titular de la Bolsa de Cereales, al considerar que "son necesarios estímulos para que esa producción se industrialice en el país", como gran generador de empleo y riqueza para revertir el índice de pobreza. De la misma manera, esas limitaciones de la macro son las que también "impiden sembrar con el paquete tecnológico que dispone el mundo: si se logran achicar esas brechas técnicas de producción que nos permita crecer en productividad del área sembrada, pondría al país ante una oportunidad inmensa".
Al a bordar los desafíos y alternativas del sector lácteo, Garibaldi afirmó que "en 20 años la industria láctea se mantuvo estable, no creció nada mientras que los vecinos sí lo hicieron. Hay una enorme oportunidad para seguir trabajando en conjunto con previsibilidad e incentivos para generar mayores inversiones". En ese sentido, la proyección a largo plazo con reglas de juego claras es clave porque "el mundo detesta la volatilidad que la Argentina ofrece de forma exacerbada desde hace muchos años".
El CEO de Danone, empresa enfocada en el negocios de lácteos básicos y de valor agregado, aseguró que advierte para el sector "un potencial gigante como pocas veces se ha visto" pero entendió que en el país "la cuestión industrial esta oxidada porque viene de años que no tuvo posibilidad de mejora. Hoy se encuentra ante un punto de inflexión que va a requerir muchos años para reconvertirse pero no deja de ser una oportunidad enorme".
Finalmente, en el análisis del segmento ganadero, Santangelo resaltó que ese sector "viene con muy buen nivel de exportaciones pero con precios internacionales en baja", a pesar de lo cual el mundo va a ofrecer "millones de oportunidades adicionales con una mayor estabilidad, eliminar cepo y con inversiones. Ser eficientes va a ser la clave para ganar competitividad en lo que viene de acá en adelante".
La incipiente estabilización local generó que luego deuna acgtualización importante en los precios de la hacienda a comienzos de año, los valores se mantuvieron estables lo que generó una pérdida importante contra la inflación con subas en presos y en dólares. "Los corrales están llenos, hay mucho nivel de oferta que va a ser bien abastecida y la exportación no termina de traccionar lo que vuelve a demandar ser cada vez más eficientes", sentenció.