La proximidad de un año electoral prácticamente somete a veda toda posible discusión sobre la búsqueda de nuevos caminos para mejorar los escenarios macroeconómicos de los sectores productivos que generan riqueza y empleo. La agroindustria no escapa a ese condicionamiento pero necesita pensar en cómo retomar las reglas de juego luego de la experiencia del denominado esquema dólar soja, que abrió una puerta de mejores condiciones para algunos sectores del campo y llevó alivio temporal a las reservas del Banco Central.
En esa reflexión del contexto del sector, Antonio Aracre, Director General de Syngenta para Latinoamérica Sur, destacó durante su participación en el Forbes Agro Summit los resultados de la medida que permitió liquidaconmes por más de US$ 8.000 millones de los productores de soja, de los cuales unos US$ 5.000 millones permitieron incrementar las reservas del BCRA, muy por encima de las expectativas inciales. Desde lo industrial y empresarial -entendió-, preocupa qué va a pasar con esos ingresos y cómo se van a administrar en el comercio exterior, que en función de las importaciones puede alcanzar para uno o dos meses. Hay que hacer algo en materia cambiaria para volver más sustentable el fluir de las reservas y el sistena económico argentino.
Una devaluación tradicional no la veo ideológicamente con el gobierno actual y desandando lo ideológico no lo veo como algo productivo en una economía tan dolarizada: davaluar un 50% significa que a los 40 días no ganás ni competitividad ni productividad por el tipo de cambio, analizó Aracre al afirmar que el gobierno debería estudiar hacer un desdoblamiento, como una devaluación gradual, donde dejar dentro del tipo de cambio oficial a la parte de la economía que quiere proteger del encarecimiento de los precios -salud, alimentos o insumos industriales críticos- y dejar flotando en el dólar financiero todo lo demás que tenga que ver con los viajes al exterior y los bienes suntuarios.
La medida que viene en similar sentido que analiza por estos días el Gobierno nacional a través de la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa, en torno al llamado dólar Qatar, debe estar acompañada de la necesidad de ir resolviendo algunos de los conflictos que encierra el cepo, que no tendrían un costo alto en materia inflacionaria y darían una perspectiva de una economía que se abre un poco más. El directivo de Syngenta también consideró que a un año de las elecciones va a ser muy difícil decidir cambios fiscales importantes, dentro de lo cual qué Estado se quiere es una discusión fundamental. Un estado ausente en todo o presente en educación, en salud, en defensa, pero sobre todo eficiente, se preguntó.
Hablar solamente de la reducción de los impuestos sin decir cómo vamos a financiar la parte que queremos que exista, también es una trampa. Es fundamental este debate, pero no se puede discutir en el último año de ningún gobierno, ni es posible decidirlo desde un solo partido político, sino que tiene que ser acordada con los partidos más representativos e importantes.
Desde el otro lado del mostrador, desde la mentalidad del productor agropecuario, Aracre destacó que las retenciones han sido siempre un tema que lastima al sector en su autoestima, que se siente discriminado frente a cualquier otro en la Argentina y que no se digiere adecuadamente. Está bien pagar impuestos cuando se gana mucha plata, pero falta la palabra ganar, acá la retención es sólo por vender y eso demanda rediseñar el impuesto a las ganancias para que el productor tenga el mismo trato que cualquier otro contribuyente.
También analizó, al margen de los temas de coyuntura, la percepción pública del valor agregado a la sociedad que trae, donde todavía se mantiene esa mirada oligárquica y contaminadora de un sector que no ha hecho lo mejor que se puede hacer comunicacionalmente. Es necesario transmitirle a la sociedad que es un sector hiperdinámico, muy competitivo, flexible porque se adapta a los cambios internacionales y de la coyuntura local, que es responsable del 70% de las divisas, y que genera trabajo, innovación y tecnología.
Es el sector más importante y dinámico que tiene la Argentina pero esos valores no se reflejan seguramente en la percepción de sus habitantes. Y sobre eso hay razones históricas de que esas cosas no se recrean en una comunicación más eficiente, porque dentro del sector hay espacios que se construyen a partir de algunas actitudes soberbias que tampoco ayudan a empatizar con una sociedad que está en otra situación. Pero dentro del Gobierno también hay miradas antiguas y erróneas de lo que es el sector, compuesto por 70% de gente que no es terrateniente, que se levanta temprano, trabaja, tiene que pagar un alquiler porque no es dueño del campo, que produce y que afronta dificultades todos los días.