La industria va a tener que aggiornarse y armar perfiles de dietas individualizados. La que avizora este horizonte es Gabriela Gutiérrez, investigadora independiente del Conicet y cofundadora de Microgenesis una startup dedicada a nuevos tratamientos contra la fertilidad. La experta compartió panel con Christian Boggio Marzet, pediatra gastroenterólogo y director de Microbiota Buenos Aires, quien aludió a un segmento específico de la población cuando explicó que la salud intestinal de la mamá va a marcar lo que suceda al bebé cuando nazca.
Ambos participaron de la séptima edición del Health in Action Summit que organizó Forbes Argentina, un encuentro para analizar la intersección entre los avances en tecnología y los nuevos desarrollos en salud, alimentación y hábitos para mejorar la calidad de vida de las personas.
Medicina transversal
Boggio Marzet, Máster en Microbiota, Probióticos y Prebióticos de la Universidad Europea, sostuvo que muchas patologías gástricas comienzan con estados previos de inflamación. Esa alteración se vincula a la microbiota, ecosistema que tenemos en todo el cuerpo, pero mayoritariamente en el tracto gastrointestinal.
Allí están involucradas bacterias, virus y parásitos que intercambian información con el sistema inmunológico de cada ser humano. De ahí que durante el parto vaginal el recién nacido adquiere la microbiota de su mamá y eso conformará los primeros pobladores dentro del intestino del bebé. Progresivamente, la microbiota se va estableciendo en los primeros 1.000 días de vida, proceso al que colabora la lactancia materna, fuente inagotable de probióticos y de bacterias específicas que no existen en otro lugar más que en esa leche.
Es por eso que el médico recomendó que, a menos que resulte extremadamente necesario, ningún bebé debería recibir antibióticos durante su primer año de vida. Trabajar en microbiota nos permitió tener una medicina transversal. Organizamos un encuentro anual en el que participan investigadores, médicos, nutricionistas, parteras, gastroenterólogos, todos aprendiendo. Proponemos un modelo integrador, holístico, basado en una alimentación saludable, con un aporte adecuado de frutas y verduras por su alta proporción de prebióticos, útiles para las bacterias del intestino, detalló. Boggio Marzet proyectó que de acá a una década estaremos hablando mucho de nutrición de precisión.
No ultraprocesados ni automedicación
En eso coincidió Gutiérrez, quien remarcó que es imprescindible aprender que no todos necesitamos hacer la misma dieta y llevar eso a la industria va a evitar problemas en el futuro. Y dijo: La inmunología fue cobrando distintas formas a lo largo de diversos cambios culturales. Conecta el impacto ambiental con la capacidad de sostener el equilibrio en la salud. Tenemos que transformar la cabeza, hablar de medicina personalizada y ver a la especialidad en distintas ramas de la salud.
Es que, tal como indicó el gastroenterólogo, la inmunología se ocupa del control de las inflamaciones que preceden a algunas enfermedades y se vincula con la salud reproductiva de la mujer. Hoy la medicina está volviendo a ser más natural, estamos trabajando con la salud intestinal en su conjunto porque hemos descubierto que la flora bacteriana educa al sistema inmunológico para que sea capaz de mantenerse en equilibrio. Si desaparece, se generan enfermedades, aportó Gutiérrez.
En ese sentido, sostuvo que, por cuestiones de polución o cultura alimentaria hay microorganismos que faltan de la flora en algunas mujeres que a la larga gatillan cambios que llevan a la infertilidad. El punto es que para atender este problema no hay una receta general. No para todos tomar kombucha es sinónimo de ser saludable. De hecho, algunos alimentos que se venden como naturales son industrializados. Sí está claro que debemos evitar el consumo descontrolado de ultraprocesados y de medicamentos, especialmente antibióticos, sin prescripción médica, concluyó.