El mercado de los productos biológicos para el agro está creciendo en el mundo y en la Argentina como respuesta apropiada ante la tendencia de consumidores y productores de encaminar la producción de alimentos a prácticas mucho más sustentables, eficientes en la utilización de los recursos y comprometida con el impacto de su huella de carbono en el ambiente. Así lo explicó Guido Ramírez, Gerente de Marketing y Desarrollo en la región Europa, África y Oriente Medio de Rizobacter, en el cierre del Forbes Agro Summit que se realizó en La Rural, charla que permitió mirar el futuro a partir de un nuevo modelo de agro que ya se fortalece en el presente.
Algunas de las tendencias que estamos viendo a nivel global y en la región es que el productor agropecuario es cada vez más consciente de las limitaciones de recursos, de la presión social de realizar un buen uso de esos recursos y el aumento de los costos de producción que obliga a ser cada vez más eficientes, dijo el directivo de Rizobacter, la compañía argentina de microbiología agrícola, que investiga, desarrolla y comercializa soluciones innovadoras para el mejor crecimiento de los cultivos en más de 40 países.
En esa línea, otra de las grandes tendencias de los últimos años es la economía del carbono en un contexto de cambio climático en el que las empresas están viendo en este mercado una gran oportunidad en el que la Argentina es pionera en sistemas de siembra para mejorar la emisión de carbono y al que la compañía aporta a la expansión de fronteras con el desarrollo de inoculantes, terápicos de semillas, coadyuvantes y fertilizantes.
En ese camino, Ramírez aseguró que es necesario seguir profundizando y acelerar la búsqueda de soluciones: en algunas regiones del mundo hay políticas para que se generen los cambios y se vayan midiendo, y que apuntan a reducir el uso de fertilizantes nitrogenados, el uso de ciertos agroquímicos en pos de mejorar aspectos en relación a la biodiversidad. Pero a pesar de lo destacable de esos objetivos, alertó que trae desafíos y desde la industria se trabaja para lograr que esas metas planteadas sin dejar de lado el objetivo de producir alimentos en cantidad, seguros y accesibles.
Para acrecentar su participación en el negocio biotecnológico, en el que trabaja hace 45 años, Rizobacter afronta el desafío de escalar la adopción de estas soluciones en las regiones en las que opera, para lo cual los productos biológicos requieren la colaboración como primera clave y un acompañamiento de la cadena de distribución y del usuario bastante importante, hasta que se familiaricen con las tecnologías y sus formas de aplicación. Una sola empresa no lo puede realizar, por eso son necesarias importantes alianzas para llegar a cada vez a más manos.
La producción de los biológicos es clave para el grupo y hacemos inversiones para ampliar la capacidad de producción en la Argentina, lo que permitirá en Pergamino incrementar un 30% la oferta para afrontar la demanda a futuro que vemos. Es algo constante la necesidad de ir ampliando la fábrica y concretar una planta adicional que nos va a permitir ser más flexibles y dar un mejor servicio al cliente, reseñó Ramírez.
En la región, los cultivos de hortalizas y frutas son segmentos donde ya se utilizan distintos tipos de biológicos, desde insectos beneficiosos a microorganismos, para lo cual hay una gran paleta de productos disponibles de Rizobacter para que el productor pueda elegir. En los cultivos extensivos hay más trabajo para realizar pero es, a la vez, una oportunidad, y uno de los objetivos hacia el futuro para aumentar la producción orgánica, en la cual los insumos como agroquímicos no podrán ser utilizados. Eso abre un panorama muy alentador para los biológicos y hay que prepararse con la infraestructura adecuada e invertir en registros que permitan comercializar nuestras tecnologías, finalizó el Gerente de Marketing y Desarrollo de la compañía multinacional.