“Los argentinos estamos en una encrucijada, en un momento muy malo. Sabemos que venimos arrastrando políticas equivocadas que vaciaron las arcas y quebraron al Estado. Diría que estamos al final de un ciclo -dispara Eduardo Costantini, uno de los empresarios argentinos más reconocidos del país, fundador de hitos como el Malba, Consultatio y Nordelta-.
"Uno diría que la dirigencia política ha tomado nota de la mala praxis de los últimos años, hizo un diagnóstico, y de alguna manera, hay un acuerdo en que el país va a cambiar de rumbo. Entonces afloran expectativas favorables, independientemente del proceso dramático que habrá que atravesar”, sumó.
Durante la quinta edición de Reinventando Argentina Summit, y ante una audiencia de más de 300 personas, Costantini repitió, una y otra vez, que él nunca dijo a quién votaría en estas elecciones, pero sí admitió que consideraba a Javier Mieli como uno de los posibles ganadores. “A Massa [Sergio] lo veo como alguien que actúa de acuerdo a las situaciones. No es de principios. Si le conviene ajustar, ajusta, y si después tiene que desajustar en pos de ganar una elección, lo hace. Entonces, a Massa no lo tendría en cuenta en esta carrera política”, dice categórico el empresario, que tiene más de 30 años de experiencia en el mercado financiero y en el desarrollo de emprendimientos inmobiliarios innovadores y de gran escala.
En cuanto a los candidatos de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, y La Libertad Avanza, Javier Milei, opina que ambos coinciden en que “hay que ajustar el déficit”. La diferencia entre los dos, agrega, es que uno cree en la independencia del Banco Central, y el otro propone una solución drástica: la dolarización. “Los mercados están pesimistas en general, y hubo una depresión después del resultado de las PASO. No celebraron la victoria de Milei, sino que se asustaron ante la posibilidad de que él fuese el próximo presidente. En realidad, el mercado ve que [Milei] no entiende las condiciones para dolarizar, y que eso será un fracaso”.
Para Costantini, si la Argentina debe estar atada a la moneda de Estados Unidos o debe compartir una moneda común en la canasta de economías del Mercosur -una medida que algunas apuntan como más sensata- plantear esta disyuntiva es solamente un tecnicismo. “En este caso, me inclinaría más el dólar, pero me parece que la cuestión está en el cómo. Me cuesta ver cómo esa medida sería posible”. Sin embargo, el empresario sostiene que la opción de dolarizar no es conveniente, a priori, para ningún país. “Se pierde la política monetaria como recurso anticíclico y, además, no podés depender y estar atado únicamente al comportamiento de la economía norteamericana”.
El hombre que acaba de ser reconocido con el Premio Arteba al Coleccionismo y que trabaja de manera constante para lograr el posicionamiento estratégico del arte de la región en los centros culturales del mundo, está convencido de que el diálogo en la Argentina es fundamental. “Lo que no se ve hoy es ese consenso del que hablábamos para cambiar el comportamiento secundario que tiene la Argentina, que nos lleva sistemáticamente a los ajustes fiscales y los ajustes monetarios. Persiste un nivel de negociados que sorprende, no solo a nivel político sino empresarial. Hay una crisis de valores que hace que la dirigencia argentina, en vez de priorizar el destino, la marcha de la economía y de la sociedad, aplique un conjuro irresponsable en favor de esos intereses”.
En un contexto de globalización, y con un alto grado de incertidumbre, Costantini admite que no es sencillo dar consejos a los inversores que, muchas veces, le preguntan qué es lo que conviene hacer en este momento, con una coyuntura económica inestable y una inflación que no cede. Y como respuesta, Costantini ensaya un ejemplo frente al auditorio que lo observa atentamente. El empresario se mete la mano en el bolsillo y saca un fajo de billetes naranjas, todos de 1000 pesos. “Ayer fui a cenar, tenía que pagar el restaurante, dejar propina, pagarle al señor que me cuidó el auto y algunas cosas más. Entonces cambié 100 dólares, y mirá todos los billetes que me dieron”, dice en tono risueño, algo irónico.
“En 1991, un dólar era un peso, y mirá todo lo que me gané ahora. Impresionante. La fórmula del éxito, señores”, dispara Costantini, y advierte a esa parte del electorado -alrededor de un 20% según las últimas encuestas- que cree que con la dolarización un peso argentino se convertirá en un dólar.
Por último, Costantini responde: “¿Qué consejo le daría a un pequeño o mediano inversor? Cualquier gobierno que asuma va a tener que devaluar, y vamos a tener una suba de la inflación. Yo compraría dólares para preservar mis ahorros. No tendría pesos. Hay gente que también compra propiedades. El mercado inmobiliario se reactivó, aunque no como en la época de la pandemia. Pero el ladrillo siempre ha sido un refugio de valor”, concluye.