El emprendedor gastronómico comenzó la charla reflexionando sobre sus orígenes en Italia, país donde nació y vivió hasta los 20 años. Según expresó, lo que aprendió de sus padres desde muy chico fue una muy buena base de lo que luego le fue sucediendo, lo que fue generando. Sus consejos los pude poner en práctica, dijo.
De muy chico, el cocinero se fue llenando de una insaciable sed de conocimiento. Impulsado por la libertad que le brindó sobre todo su madre, comenzó a viajar por Francia, Luxemburgo, Estados Unidos y Canadá, e incorporar saberes no solo de cocina y hotelería, sino sobre cómo funciona un negocio, cómo vender, cómo comprar, cómo calcular un menú y, lo más importante, cómo apalancarse en los colaboradores. Fue ahí, donde tal vez se fue forjando ese deseo, esa semilla que fue madurando, comparte Donato.
De Santis tuvo su primera empresa propia en Estados Unidos, países donde vivió 15 años, pero duró poco porque luego conoció Argentina y, según él mismo expresa, se enamoró. Un país en el que para muchos hay grises, dijo, a mí me abrió muchas oportunidades, me fascinó y me sigue fascinando el gran desafío que implica este territorio.
Ante la pregunta sobre cómo es emprender y ser empresario en Argentina, Donato comparte que los propios vaivenes del país llenaron el vacío de alguien que proviene de Italia y debe ir navegando una nueva cultura, nuevas reglas, un nuevo escenario que es Argentina.
Hoy su empresa tiene más de 350 empleados, pero él no se considera CEO de una compañía. Soy el que la inició y el que hoy tiene el interesante desafío de formar a los colaboradores.
Más allá de los retos que implica la coyuntura local, De Santis asegura que hay tiempo y lugar para para innovar y al mismo tiempo preservar la identidad, la tradición que caracteriza a su propuesta.
Según expresa, el entrenamiento, que es cultural, es la parte más compleja. Porque son ellos los que luego tienen que ejecutar las preparaciones, hay que guiarlos, y es ese es el estímulo diario. No se trata solo de ver los números del negocio, sino de observar cómo está andando todo, entrar en la fibra, en la entraña, es lo que me apasiona. Esa es la gasolina diaria para no aburrirse.
Sobre la industria alimenticia y el impacto que tienen el ella la evolución tecnológica, el emprendedor destaca la importancia de que haya cada vez más herramientas que permitan mantener calidad, innovar, mejorar la logística, seguir tendencias globales, siempre manteniendo un equilibrio con la presencia humana.
Y agrega, la tecnología nos permite, en un contexto de dificultades, con restricciones, hacer posible la producción local para seguir ofreciendo el mejor producto. Argentina, con sus dificultades, hace el proceso aún más excitante. Es una constante búsqueda.
Y en línea con ello, Donato De Santis, a sus 60 años, comenta que practica budismo hace muchos años. Eso me da dirección, determinación, me permite ver las cosas desde distintos puntos de vista. Y, de alguna manera, entender que es tiempo de disfrutar la vida, pero manteniendo una unión entre lo que él menciona como sus dos tierras. Siempre esta tierra y mi tierra de origen estarán unidas, concluye.