Diego Adrián Petrone, que lidera el equipo de coordinación de desarrollo de servicios en la organización En Buenas Manos; Shirley Saenz, CEO de Iceberg Cultures of Inclusion, y Alejandra Stamponi, HR Partner en Bayer Conosur, participaron de este nuevo espacio de análisis que compete al mundo empresarial, con la hondura y la reflexión necesarias para acompañar a las organizaciones en el camino de construcción de una sociedad más equitativa.
"¿Cómo se logra que las acciones y las estrategias de la DEI penetren en la una compañía?", disparó Florencia Radici, editora de Forbes, que moderó el panel Diversidad e inclusión como parte de la cultura. La primera en alzar la voz fue Stamponi, que desde Bayer considera como fundamental la interacción con otras organizaciones, como En Buenas Manos y Iceberg Cultures of Inclusion, para no construir desde el sesgo propio, que siempre existe. "Buscar estas alianzas estratégicas es clave, porque no todos tenemos la misma mirada sobre un tema -dice Stamponi-. Y otra de las cuestiones es que consideramos la DEI como un camino de aprendizaje continuo. Necesitás estar abierto, ser humilde o poder estar vulnerable, porque se aprenden un montón de cosas en el camino. Vamos construyendo un poco entre todos, y siempre es una ruta de aprendizaje donde hay que hacer algunos ajustes".
Sin embargo, y más allá de las acciones implementadas, uno de los estandartes de Bayer está en los valores: "Hay un camino sobre el cual podemos construir, y si no podemos llegar a consensos, al menos tenemos que saber respetar la otra mirada. Hoy estamos muy focalizados en valores. Para nosotros, diversidad e inclusión son valores como el respeto, la empatía, la escucha, y tratamos de que se vean reflejados en el día a día de nuestros colaboradores".
Saenz agrega algunos conceptos sobre la medición y el impacto real que las estrategias de la DEI pueden tener en el negocio. "Claramente es un desafío para muchas organizaciones, sobre todo porque poder medir el impacto de este tipo de iniciativas implica, de antemano, que la organización haya podido avanzar en este camino", refiere la ejecutiva, y sostiene: "Muchas veces, y sobre todo al principio, nos quedamos con mediciones sobre representación. Es decir, cuántas mujeres hay en la organización, cuántas personas con discapacidad, cuáles son los rangos etarios. Pero tenemos que ir más allá y empezar a medir esos valores y comportamientos de los que hablábamos antes, y si esa diversidad aporta más creatividad, más innovación. O si a la hora de dar oportunidades y de entender quiénes son los que tienen voz en la organización, hay diversidad en esos aspectos también".
Con respecto al monitoreo y las diferentes metodologías, Saenz reseña que algunas organizaciones optan por incluir algunas preguntas en los censos o las encuestas de engagement. Sin embargo, la experta señala que, en algunos casos, también es necesario avanzar con diagnósticos más en profundidad: "Porque muchas veces nos quedamos con miedo, y hay organizaciones que no preguntan sobre algunos temas porque son temerosas, porque no saben cómo va a responder la gente y no se atreven a ir más allá. Hay que tomar riesgos, porque tener la data y la información clara ayuda a construir el camino".
A modo de presentación de En Buenas Manos, Petrone cuenta que se trata de una organización social que ofrece servicios a empresas realizados por personas con discapacidad. "Tiene un eje muy claro que es el de crear valor para sus colaboradores, mejorar su calidad de vida y generar inserción laboral -describe-. Estos servicios también tienen propósitos bastante claros, que son los de generar productividad y calidad en los lugares que promovemos y agregar valor a las empresas mediante la inserción de estas personas".
En Bayer, particularmente, En Buenas Manos trabajó en cuatro proyectos. "Uno es el de masajes que realizan las personas ciegas; el segundo son los servicios de snacks; el tercero los servicios de digitalización de documentos y, por último, tenemos una cafetería in situ, en el lugar, que está atendida por personas sordas". Sobre este proyecto, Petrone agrega: "Es fundamental formar parte de las estrategias de las empresas, porque es lo que a nosotros nos permite desarrollar los servicios. Y estos servicios, al mismo tiempo, producen una cercanía con las personas con discapacidad, ocupando roles activos dentro de las organizaciones. Para empezar, se derriban mitos, temores y dudas respecto a si se pueden emplear o no a las personas con discapacidad. Es parte de nuestra tarea cotidiana, y por suerte nos acompañan distintas organizaciones para llevarlo a cabo".
Sobre la cafetería, que tuvo un éxito rotundo en Bayer, Stamponi confiesa que fue un proyecto que ayudó a desarrollar la empatía: "Empezamos con coraje, porque al principio mucha gente estaba temerosa y no se animaba. Pensaba que quizá la persona que lo atendiera no lo iba a comprender por no saber lenguaje de señas". Sin embargo, interviene Petrone, al momento de interactuar con personas sordas para pedir un café o pedir un snack, todos esos temores desaparecen. "Se esfuman en el mismo momento en que ocurre la interacción, porque ahí ya aparece el efecto de adaptación que realizan ambas partes para lograr una comunicación efectiva -explica-. Entonces, el aprendizaje es mutuo. Ocurre tanto para las personas sordas como para las personas oyentes. Y lo que en principio se puede ver como una barrera comunicacional, se convierte en una oportunidad de aprendizaje para ambos, para desarrollar en ese entorno inclusivo prácticas inclusiva".
Ante lo desconocido, Saenz afirma que la primera emoción que se manifiesta es el miedo. "Por las dudas, allá no me acerco, me voy a buscar el café al otro lado. Y entonces me parece clave que exista esa exposición, porque cuanta más exposición tenemos, más nos podemos atrever a que esos miedos se derrumben. Nos animamos a interactuar, y nos damos cuenta de que podemos construir más de lo que inicialmente pensábamos -reflexiona Saenz-. Entonces, en la medida que tenemos esa capacidad de ir y de lanzarnos a lo diferente y desconocido, aprovechamos de lleno ese contacto con la diversidad".
¿Hay una tendencia general en las culturas organizacionales que va por este camino? Saenz considera que sí, que las compañías se animan cada vez más. "Es fundamental animarse y tener el coraje -coinciden en Bayer- En nuestra experiencia, se aprende y se puede ajustar, por eso hay que estar atento al feedback y al pulso de la organización. Es fundamental, y creo que para eso no necesitás ir midiendo y encuestando todo el tiempo". Stamponi brinda un ejemplo: "Puede que la organización no esté preparada para ciertos avances, como nos pasó a nosotros con los baños inclusivos, sin género. No llegamos a implementarlo porque el feedback de la gente era que no se sentía cómoda. Entonces, decidimos no avanzar".
¿En qué cosas se puede avanzar y en qué cosas todavía no? "Con Bayer, que venimos trabajando muchos años -señala Saenz- hemos tenido muchos avances, pero la compañía debe tener la apertura necesaria para asumir ciertos riesgos. Pero más allá del tiempo que hace que una empresa está trabajando en estos temas, siempre hay un momento de maduración, y es clave detenerse a evaluar y corregir para seguir avanzando".