Cómo trascender la sobreinformación y la desinformación que impuso la pandemia
Alex Milberg Director
Alex Milberg Director
Con la pandemia, también llegó la desinformación. Y, como bien dijo Ranjiv Ramgolam, Chief Strategy Officer Ogilvy Latam, de pronto Twitter pasó a ser el “chisme de la calle, pero codificado”. De un día para el otro, todos tenían una opinión formada sobre la ciencia, las vacunas y la pandemia. Y la dejaban ahí afuera, en las redes sociales.
Tal fue el nivel de desinformación que se generó que empresas como Facebook se vieron obligadas a alertar a los usuarios cada vez que en su propia red algún usuario hacía algún post relacionado al COVID-19. “Hoy día tenemos que pensar que la gente está recibiendo una sobredosis de información y la desconfianza crece”, sostuvo Ranjiv Ramgolam.
Silvio Waisbord, Director y Profesor en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos en George Washington University, agregó que la pandemia agigantó la importancia que tiene la investigación en salud y convirtió a la ciencia en un tema de dominio público. “Hoy todo el mundo piensa que tiene una visión sólida sobre vacunas y temas científicos. Cuando la ciencia cae en redes de dominio público, pasa lo mismo que pasa en la política” agregó el especialista.
“La gente lo que busca es la confianza de que hay un plan”
Para salir de esta situación, opinó Ramgolam, “hay que volver a las redes de autoridad”. “El comportamiento cambia a partir de micro-segmentos autorizados que ayudan a modificar conductas, que es algo que se da a nivel individual no a nivel social. El cambio de conducta tiene que venir por información que te cambie individualmente. En estos tiempos de pandemia uno piensa en uno mismo. Lo que necesitamos es recuperar ese mindset de lo social por sobre lo individual”, explicó.
Pero, ¿qué sucede cuando las fuentes de autoridad colisionan? Silvio Waisbord explicó que los “expertos mismos están entendiendo al fenómeno de la vacunación sobre la marcha, es una ciencia que se desarrolló en los últimos 14 meses”. Desde su perspectiva, el desafío frente a la opinión pública es entender por qué la gente no cree en la ciencia o en ciertos argumentos y encontrar cuáles son las fuentes creíbles en los segmentos de población.
“Creo que no existe un enfoque simple. La situación actual no basta sólo con que los expertos le den información a la gente; a veces los mejores comunicadores son personas que tienen credibilidad dentro de grupos especiales de la población”, Silvio Waisbord.
Pareciera que las medidas restrictivas van a ser la única manera de demorar los casos críticos en algunas regiones. ¿Cómo se logra desde la comunicación transmitir el acatamiento después de un año de pandemia?
Silvio Waisbord enfatizó que lo que motiva el cambio de conducta es la percepción del riesgo. “Un punto difícil también es que el cambio de conducta persista en el tiempo. Cómo sostenerlo después de 14 meses. Éste tiene que ser acompañado de un beneficio tangible y eso es difícil de verlo hoy en día”, apuntó.
“Decirle a la gente que se quede en casa ya no es útil, hoy es mucho más complejo. Es difícil que con mensajes simples haya un acatamiento de estas conductas en el tiempo, sobre todo en grupos de la población que tienen otras prioridades”, subrayó.
Para Ranjiv Ramgolam, hoy en la Argentina no se ve esa relación esfuerzo-beneficio, e hizo hincapié en que “si vamos a salir de este desafío como humanidad, es porque cada uno de los actores entiende lo que tiene que hacer”. En referencia al rol de los medios de comunicación, ponderó que los medios deberían tratar de ser “una fuente de credibilidad” y no distorsionar. “Los medios pueden lograr transparencia para que la accionabilidad ocurra. Es la oportunidad de generar un círculo de empatía”, concluyó.