El desafío de la transformación de la matriz energética en la Argentina no es una novedad y ya lleva algunos años en la agenda. Sin embargo, los especialistas coinciden en que las señales actuales no se condicen con este horizonte. Sobre las medidas necesarias para alcanzar este objetivo debatieron Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de Eco Go Consultores, y Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, en el marco del Summit Energía, Oil & Gas organizado por Forbes Argentina.
Para la economista, el principal tema en carpeta, antes de abordar la pata energética, debería ser el ordenamiento de la política económica. La discusión debería ser cómo estabilizas la macroeconomía y los incentivos en un mundo que no es el mismo que el de la prepandemia, explicó. Asimismo, señaló que la dinámica económica es preocupante debido a la expansión fiscal financiada a través de emisión monetaria en la que se incurrió para reducir el impacto de la caída de la actividad comercial.
El Gobierno tendría que decir qué pretende de Vaca Muerta. Si pretende una colocación internacional tiene que dejar de fantasear y tendría que ir hacia una convergencia a mediano plazo de los precios internos con los internacionales, apuntó Lapeña, quién definió como horrible a la implementación del 'barril criollo'. Y profundizó: Hoy las señales que se exhiben están divorciadas del probable devenir que es la transformación de la matriz energética mundial y la consecuente y necesaria transformación de la matriz argentina.
La sustitución de fuentes de energía fósiles hacia recursos renovables, señala el ejecutivo, debería formar parte del plan estratégico nacional. Ese plan es una necesidad -expresó- y la Argentina no ve esa necesidad desde los 90. En tanto, el exsecretario de Energía de la Nación durante el gobierno de Raúl Alfonsín agregó: Antes los planes buscaban procurar la seguridad energética y el costo mínimo, pero hoy tienen que procurar la transición hacia una economía energética compatible con los compromisos internacionales contra el cambio climático y para eso se necesita una descarbonización de la energía.
Hace poco más de una semana, el presidente Alberto Fernández anunció el Plan Gas 4, que significará un paquete de incentivos para la producción gasífera. Pero Dal Poggetto advierte: La demora en su implementación llevará a que, probablemente, el año que viene haya un faltante. En la medida en que los incentivos a la oferta de gas no están, la matriz productiva cae y la inversión no aparece, en 2021 habrá un cuello de botella en el que se tendrá que volver a importar gas y los dólares faltan.
Para resolver esto, el Instituto Argentino de la Energía presentó una propuesta que se basa en un reenfoque de Vaca Muerta. Lo principal es tener una buena oferta de gas y para eso tenemos que abrir el grifo de la importación de Bolivia, pero inexplicablemente el gasoducto que tiene que traerlo, y cuyo contrato vence en 2027, no está terminado, afirma. Por eso, destaca, hay que rever Vaca Muerta y darle una salida exportadora.
Lapeña pormenoriza: Se tiene que colocar el petróleo de la formación en el mundo, abastecer a precios FOB y generar los dólares que faltan para solventar las importaciones necesarias, que son un 10 por ciento de la producción de gas. Tiene que ser sin subsidios -continúa- y con el precio que el mundo dé porque la Argentina no es la que lo fija sino la OPEP. Y concluye: Si Vaca Muerta no se reenfoca quedará como recurso debajo de la tierra.