Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical y presidente de la Unión Argentina de Salud (UAS), la federación que nuclea a las asociaciones vinculadas al sector de la salud privada del país, asegura que la industria requiere una transformación profunda: “Hay que discutir el Plan Médico Obligatorio (PMO) y determinar cuáles son las prestaciones básicas, qué cosas se cubren y qué cosas no”.
En el marco del Forbes Health in Action Summit, el empresario habla también del aumento de la medicina prepaga: “Entiendo que el ajuste es alto, pero no hay aumento de precios, hay actualización. Aumento y actualización son dos cosas diferentes”.
- Con respecto a la actualidad y al proyecto o decreto que intenta sancionar el gobierno, ¿qué ves favorable y desfavorable de estas iniciativas?
Arrancaría un paso atrás explicando todo lo que se ha venido afectando al sistema de salud en general. El sistema de salud, si bien yo soy un representante de la medicina prepaga, no es la medicina prepaga. El sistema de salud es un sistema muy, muy amplio que abarca al sistema público, a las obras sociales y a las empresas de medicina prepaga, que en definitiva son el 15%. El 85% está fuera de la medicina prepaga (30% en el sistema público y 55% en Seguridad Social, el PAMI y las obras sociales provinciales). Lamentablemente, los sucesivos gobiernos a lo largo de los últimos años, especialmente en las últimas dos décadas, no han prestado atención a la necesidad de tener un sistema de salud fortalecido, fuerte y con reglas de juego claras. Esto llama la atención porque la problemática del sistema de salud es la primera problemática en la economía de todos los países desarrollados. Obviamente acá tenemos infinidad de otros temas, pero el funcionamiento y el financiamiento del sistema de salud es recontra importante porque la gente quiere y está logrando vivir cada vez más y mejor. Eso requiere como primera medida de un gran financiamiento. Repito siempre, las sociedades tienen una buena y una mala noticia: la buena, van a vivir más y mejor; la mala, no van a tener cómo financiarlo si no hacen las cosas que se deben hacer.
- De esas cosas que se deben hacer, supongamos que vendés tu compañía y te preguntan cómo resolver este problema. ¿Por dónde empezás?
Lo primero que pienso es que no puede haber discriminación en el acceso a la salud. Tiene que ser igual que un avión. Un avión tiene tres clases: primera, business y turista. La primera clase sería medicina prepaga; business serían las obras sociales y turista, el hospital público. El avión, cuando toma una ruta, todos vuelan y todos llegan. Todos logran el cometido de viajar; todos tienen que lograr el cometido de curarse y tener el mejor acceso a la salud. La diferencia es de qué manera. Deberían ser solamente cuestiones que hagan al marketing, a la calidad diferencial, no a que si tengo una cosa me curo y si no, no vivo.
- Claro, no es una cuestión de confort, acá es vivo o no vivo.
Eso quiero dejar claro. Porque una de las cosas que me han dicho a lo largo de la historia es “bueno, si tuviéramos un buen sistema de salud, qué poco tendría el mercado en el que estás para desarrollarse”. Falso. Estudiemos lo que pasa en el mundo, donde hay sistemas de salud que funcionan muy bien y el sistema privado existe, tiene su lugar. Un caso específico -aunque ahora tiene más dificultades- es el sistema inglés, que era un orgullo. Cuando Inglaterra hizo su Mundial, la apertura fueron las enfermeras, las camas de hospital, porque están orgullosos de su sistema público de salud. Pero existen las compañías privadas.
- ¿Y en la región a qué países deberíamos parecernos más? Porque Argentina, a diferencia de la región, ha tenido un sistema público históricamente muy importante que sigue siendo un receptor de muchos países vecinos.
Nosotros estamos en Uruguay y es un sistema que funciona muy bien. El sistema de salud, especialmente en lo que hace al sistema de obras sociales y de la medicina prepaga, pese a estas dificultades, sigue siendo un sistema que es el más inclusivo del mundo. No existe un sistema de salud en ningún lugar del mundo tan inclusivo, tan abarcativo que cubre hasta el infinito con un ingreso promedio que es de los más baratos del mundo. Hay una calidad médica extraordinaria. Pese a todo lo que le han hecho al sistema de salud ha logrado, dentro de las circunstancias, sobrevivir. Si le hubiesen hecho el 10% de las cosas que vivió el sistema de salud en la Argentina al sistema bancario, hubiese volado en mil pedazos. Quedó demostrado con la pandemia la importancia para los países de tener un buen sistema de salud. Ese fue el único momento que yo recuerdo desde que estoy en la actividad donde todos hablaban de la importancia del sistema de salud. Es más, ponían la televisión y contaban la cantidad de pacientes en terapia, cómo estábamos de ocupación, qué era lo que sucedía, los aplausos a los médicos, entre otras. Duró ese año y pico, y se olvidaron todo. Se hizo marketing de la política de esas cuestiones. Nunca se dijo que el 70% de la pandemia la atendió el sistema privado de salud, con los recursos y las condiciones que tenía. Y lo hizo muy bien. Pese a todo, el sistema de salud todavía está vivo y fuerte. Ahora es necesario que empecemos a tomar medidas porque no está sucediendo lo mismo en el sistema público. Tanto el personal como los médicos hacen un esfuerzo gigante todos los días para sostenerlo. Nadie lo dice con todas las letras. Son horribles, están muy mal. Pónganse en las colas de los lugares para conseguir un turno. Fíjense lo que ocurre con el equipamiento. Hay una famosa frase que dicen los políticos, ya cada vez menos, pero barata y berreta: “Si a mi me pasa algo, lo primero que haría es ir a un hospital público”. Pero nunca van. Nunca ha sucedido. Eso es falso y genera una gran injusticia sobre los que están ahí.
- ¿Cuántos políticos te llamaron a lo largo de tu historia preocupados?
No lo diría por el secreto profesional. Pero infinidad. Lo primero que haría es hacer un sistema de salud muchísimo más equilibrado que el de hoy.
- La pregunta es cómo. Milei tiene algunas ideas… ¿Estás de acuerdo, por ejemplo, con quitarle el rol de intermediarios a las obras sociales?
Sí, estoy de acuerdo, porque la desregulación existe. Cuidado, no hay que confundirse. El sistema de obras sociales está desregulado desde el gobierno de Menem, lo que ocurre es que estaba desregulado entre obras sociales. Entonces lo que ocurrió es que hubo obras sociales que hicieron acuerdo con la empresa de medicina prepaga y esa desregulación existía con esa intermediación. ¿Qué está haciendo el decreto? Poner blanco sobre negro y que la gente pueda definir directamente sin necesidad de utilizar una intermediación.
- No pagar una intermediación…
En eso estoy de acuerdo. La esencia de ese punto es correcta. Por otro lado, no estoy de acuerdo para nada en una cosa que se está discutiendo por estas horas que es el el aporte al Fondo Solidario de Redistribución (N.d.R.: en referencia al decreto que obliga a las prepagas a hacer un aporte del 20% del total de lo que recaudan a un fondo). Y esto quiero que quede claro. Entiendo que este es un gobierno que se está dedicando a desarmar todos esos fondos porque considera que son ineficientes, que está diciendo que todo lo que puede estar en manos privadas tienen que hacerlo los privados. Entonces no se entiende bien la ampliación de este Fondo Solidario de Redistribución, que funciona horriblemente mal, que ha sido siempre una caja de la política de turno…
- Es el que está destinado a cubrir enfermedades raras que las obras sociales no pueden afrontar…
Pero nadie recupera nada en proporción de lo que aporta. Funciona mal, porque ese fondo se tendría que hacer de una manera mucho más eficiente. Y acá lo estamos ampliando. ¿Cómo? De acuerdo a lo que dice este decreto, que el gasto de bolsillo que hace la gente hoy en día con su sacrificio y su esfuerzo, es decir, el excedente de lo que paga el trabajo -por si querés tener un plan mejor o un grupo familiar- te van a cobrar un aporte adicional al fondo del orden del 15%. Entonces voy a engrosar un fondo, te voy a cobrar un excedente que más allá de la discusión técnica, en mi opinión es un impuesto. Pero esto veremos la discusión final. Tendría sentido si estamos ante un fondo que funcione… Y este no funciona. Es mucho más lógico pedirles que se autoaseguren -los que puedan- y no vayan al fondo porque tienen la masa de afiliados suficiente. Y si queremos generar un aporte -donde puedo estar de acuerdo- para aquellas obras sociales más chicas que tengan una imposibilidad de lograrlo, entonces hagamos un aporte directamente a ese fondo. Pero no creemos un fondo donde tengamos que ir a recibir lo que ya hoy no funciona y el día de mañana nadie nos garantiza que vaya a funcionar.
- ¿Y cuál es la respuesta del Gobierno?
Hasta ahora no tenemos diálogo. No lo hay. Vemos el decreto, opinamos en esta vía, pero no tenemos un intercambio en ese punto. El destino puede estar bien, pero hay muchas cosas para discutir en el medio. De todas maneras, esto no va a ser la solución de la discusión del sistema de salud. El sistema de salud necesita reformas muchísimo más profundas, hay que discutir cosas mucho más amplias. El Plan Médico Obligatorio (PMO), básicamente, que no puede funcionar bajo estas características. Es el plan médico infinito obligatorio. Eso no existe. No hay ninguna posibilidad de cubrir el infinito en materia de salud, no lo hace ninguna economía de ningún país del mundo.
- ¿Y cómo se desarticula?
Hay que hacer una ley, hay que determinar cuáles son las prestaciones básicas, qué cosas se cubren y cuáles no. Hay que tener muy claro cómo se trabaja con la medicación de alto costo, que es una cosa “nueva” y que ha crecido de manera exponencial en la última década -tenemos costos de medicamentos de US$ 500.000, US$ 1 millón y US$ 2 millones. Para definir la aplicación de una droga de estas características tiene que estar recontra chequeado el paciente, recontra establecido que ese paciente va a tener un beneficio. Así hacen los países del mundo. No es una cuestión que inventamos porque no se puede probar, no se puede hacer una prueba porque el recurso es finito. La realidad es que Argentina acepta tener 50% de los chicos bajo la línea de pobreza, comiendo mal, viviendo sin techo, haciendo sus necesidades en un pozo, y pone el grito en el cielo si una droga en fase experimental de US$ 2 millones se pone o no se pone. Si vamos a salvarle la vida a alguien, no hay ninguna duda que vamos a ir como sistema de salud a utilizar la droga. No estamos planteando si vamos a salvarle la vida a alguien de hoy en la Argentina, sí te digo que los sistema del mundo, como en el caso inglés, tiene una agencia de este tipo -que se llama NICE- que tiene cantidad y calidad. Para probarte una droga me tienen que garantizar tanta cantidad de vida y tanta calidad. Si no pasa lo que sucede en Argentina: probamos una droga de US$ 2 millones y cuando va un chico a una guardia a atenderse por gripe no lo atienden o le dan turno para una tomografía en seis meses y el tumor que tenía tamaño de un carozo es como una sandía.
- Yendo a casos menos extremos, hoy se escucha mucho “cada vez me cuesta más la obra social y no consigo turnos”...
Vamos a separar dos cosas. El sistema tenía un deterioro en su cadena de turnos porque estaba estresado financieramente de una manera tremenda. Ahora esta situación ha mejorado radicalmente desde que se aprobó el decreto, porque hubo una recomposición de honorarios muy importante, aparecieron muchos médicos que hasta diciembre no querían atender y ahora se están dando de alta. Los turnos que no se conseguían hoy se están consiguiendo. Eso comienza a modificarse, porque si pretendés ir actualizando valores por debajo de los costos, es como querer romper la ley de gravedad. Tirás una manzana al aire, cae al piso.
- ¿Fue demasiado precipitado el aumento o se podría haber hecho de otra manera?
No se podía porque el atraso del año anterior era muy grande. Por supuesto, entendemos y comprendemos, por eso todos los sistemas están haciendo planes para tratar de contener a la gente. Entiendo que el ajuste es alto, pero no hay aumento de precios, hay actualización. Aumento y actualización son dos cosas diferentes. Se están poniendo los valores en relación a los de la inflación. Más allá de discutir que las actualizaciones de los sistema de salud en los países donde hay baja o no hay inflación van por arriba de la inflación. ¿Por qué? Porque todos los años el presupuesto que va a tener que destinar la sociedad entera para enfrentar el sistema de salud va a ser mayor, porque la tecnología y la farmacología está haciendo cambios tremendos. ¿La gente cree que hoy vive más y mejor porque nos gobierna un gobierno de turno más simpático, porque cambió el clima o porque hay tecnología que nos permite esto? Cambió radicalmente. Hoy una persona de 70 años es joven. Sucede porque hay cambios que son tremendos en materia de salud y ni te digo lo que se viene. Las expectativas de vida de la generación que está naciendo hoy va a crecer de manera tremenda.
- Dijiste que por el ajuste se reacomodan los precios: los salarios van más atrás, como suele pasar. La parte positiva es que conseguís turnos, pero al mismo tiempo hay mucha gente que se cae de ese sistema. La diferencia es que una cosa es no poder comprar una primera marca de zapatillas o de leche, compro la segunda. Pero con la salud el impacto es mucho más fuerte. No le puedo pagar a mi madre la prepaga, tengo que ir a PAMI. ¿Cómo ves esa situación?
Es verdad, pero quiero hacer una aclaración adicional. Se habla que la medicina prepaga es cara. Ahora, a muchos de los que dicen que la medicina prepaga es cara, les preguntaría: ¿mandan a su hijo a un colegio privado? La cuota del colegio vale más cara que la medicina prepaga en muchísimos casos. Y no hay relación. La gente tiene una predisposición negativa con la cuota de la prepaga, no le da el valor que tiene. Como ejemplo, una persona se compra un auto, lo asegura por un valor de US$ 60.000 y tiene su carnet de Swiss Medical. Camino a Mar del Plata choca, el auto se rompe en 250 pedazos y la compañía de seguros paga US$ 60.000. Ahora, quedó con múltiples facturas, recuperación y demás. Costo del tratamiento del paciente: US$ 1 millón. Riesgo infinito para siempre de la medicina prepaga; riesgo acotado para la compañía de seguro. Si mirás la prima que paga por el auto y la prima que paga por salud, pagaba menos por el auto. Hay una distorsión y en Argentina no existe de la misma manera que en el resto del mundo. El argentino que accede a la medicina prepaga es el 15% de la población y de ese 15% la mitad no la pagan, porque se la pagan sus empresas. Aunque a la gente no le guste escucharlo, estamos hablando de la clase más acomodada, de quienes mandan a sus hijos a los colegios privados, que se va los fines de semana largos, que viaja y llena los aviones. Entendamos que es esa clase. Ahora, esa clase también tiene fuerte queja, pero no hace el correcto equilibrio de valores de intercambio. Entonces, la discusión sobre la cuota tiene que empezar por entender si estamos discutiendo la cuota o si tenemos una predisposición sobre ella. En los gastos de todas esas familias, o en un alto porcentaje, la medicina prepaga es el producto más barato de los que contratan. También lo tenemos que entender y eso surge por una fuerte campaña a lo largo de la historia de los gobiernos demonizando al sistema privado de salud.
- ¿Es completamente desregulado el sistema de prepagas en cuanto a quiénes reciben y a quienes no? Se habla de las personas mayores que tienen la imposibilidad de cambiarse…
Es que la medicina prepaga es una opción. No es la luz, el gas o el agua. Tu primera opción es el sistema público. Tu segunda es la obra social y vos definís la medicina prepaga como una opción. Es un lujo dentro del sistema.
- Es que la asimetría es tan grande desde la primera opción…
Exactamente. Entonces el problema es la asimetría, no la medicina prepaga. Si para romper la asimetría rompemos la medicina prepaga, lo que hacemos es romper el avión, porque no te olvides que vos vendés los pasajes de la clase turista porque los financiás por la de arriba. El sistema de salud funciona de la misma manera: tenés infinidad de profesionales que pueden atender en el sistema público porque viven del sistema privado. El sistema privado es la base para que el sistema de salud pueda funcionar.
- ¿Cómo te imaginás un escenario optimista de acá a cinco años con el sistema de salud?
Si el Gobierno entiende estas cuestiones, tiene que generar todos aquellos cambios para hacer el sistema eficiente y efectivo. En materia de salud, el derroche tiene que estar penado por la ley; el mal uso tiene que estar penado por la ley; la picardía tiene que estar penada por la ley. No hay lugar para dilapidar recursos, son tan escasos y tan necesarios que tienen que ser gastados telescópicamente, no se puede gastar mal. Para eso tenés que reconvertir de una manera tremenda el sistema. Tenés que cambiar la base para que el sistema se transforme en un sistema absolutamente eficiente.
- ¿Por dónde empezás?
Por una agencia de tecnología, independiente y manejada por los mejores profesionales de la Argentina, con ingreso por concurso. Por supuesto, por ley. Porque todos estos inventos de hacerla como consultiva no sirven, porque es imprescindible que los jueces deban acatar los fallos de esa agencia y lo que esa agencia determine se hace. No hay amparo que valga.
- ¿Segundo paso?
Reconvierto absolutamente el proceso sobre discapacidad. Argentina tiene más discapacitados que un país que salió de una guerra, es decir, se han otorgado certificados de discapacidad a troche y moche. Hay que reempadronar a la gente porque eso le da garantía a los discapacitados en serio de que puedan recibir las prestaciones que corresponden. Dejo las prestaciones médicas de discapacidad a cargo de los sistemas médicos, obras sociales, empresas de medicina prepaga. Saco las prestaciones sociales, como transporte y educación, que tiene que quedar a cargo del Estado y el Estado se tiene que manejar de una manera mucho más eficiente, porque ahí se generan prestaciones sociales, se va la mitad del gasto de discapacidad. El fondo solidario hoy el 90% de lo que recauda se lo lleva la discapacidad. Es imposible porque no alcanza para todas las otras patologías. No significa de ninguna manera tirar a los discapacitados, deben ser una prioridad, pero si hay un discapacitado tiene que saber que ese es el discapacitado, no uno que aprovecha, se saca el certificado…
- “Entiendo que el ajuste es alto, pero no hay aumento de precios, hay actualización. Aumento y actualización son dos cosas diferentes”.
- ¿Qué porcentaje hay de excedente?
¿En el gasto? Sin ninguna duda lo vas a bajar a la mitad. Y es imprescindible hacerlo porque ahí hay un agujero muy grande. Después viene un trabajo que nos involucra a todos -el sistema privado y el público- de una mejor integración de los recursos, porque acá es muy ineficiente. Vas a una manzana y en una manzana tenés cuatro resonadores, cinco tomógrafos y 18 ecógrafos. Hay que hacerlo más eficiente.
- ¿Tenemos más tomografías y ecografías per capita en Capital Federal que en toda América Latina?
No tengo ninguna duda. De hecho, tenemos más estudios por persona per cápita que el resto de los países. Acá te mandan a hacer una resonancia o una tomografía por cualquier cosa. Cuando mirás los resultados, lo que encontrás, es poco con respecto a la cantidad de estudios que hacés.
- ¿Eso es corrupción o ineficiencia?
Hay de todo. El ataque al sistema de salud ha generado, por ejemplo, que en 2023 haya habido dificultades para cubrir la residencia médica, porque los chicos hay especialidades que no quieren estudiar porque no les resulta rentable. Necesitamos recursos para que las estudien. ¿Alguien puede pensar que podemos vivir sin clínicos? ¿Sin pediatras? Las decisiones que estamos tomando de manera equivocada las van a pagar las generaciones futuras porque van a faltar los profesionales. Para pagar mejor, necesitamos los recursos. Porque los sistemas de salud necesitan gigantescas inversiones.
- El negocio de la salud ha tenido sus altos y bajos. ¿Cómo lo imaginás en los próximos años?
Hay días en los que estoy cansado y me quiero ir, pero hay otros en los que me pongo a mirar cómo ha sido el desarrollo de las de las organizaciones privadas en el resto de los países, como Chile, Brasil y Uruguay. El sistema de salud tiene un rol muy importante que cumplir para adelante y si lo dejan hacer -si le sacan la pata de encima, porque no es que queremos hacer picardías y avivadas como se nos vende a la sociedad. “Los empresarios malos que quieren lucrar”. Sí, somos empresa privada y como tal queremos tener beneficio, pero sabemos nuestra responsabilidad, sabemos lo que estamos haciendo y hemos dado muestras de saber porque todas las compañías privadas de salud hemos hecho inversiones, hemos puesto tecnología y lo hicimos aun en circunstancias adversas. Esto es salud, no es una fábrica de salames. Tenemos mucha responsabilidad. Necesitamos que nos dejen hacer.
- ¿Los precios tendrían que estar completamente desregulados?
Los precios tienen que estar desregulados, pero no significa que podamos aumentar lo que queramos una vez que sos afiliado. Eso no significa que no nos tengan que controlar. Con lo que no estoy de acuerdo es con que nos mal controlen o que no les importe cómo han aumentado los costos en el sistema, como ha ocurrido desde que se sancionó la ley. Nos hemos cansado de presentar la estructura de costos y todos los aumentos desde la aplicación de la ley fueron sacados de manera general y sin tener ninguna relación con lo que pasaba en las estructuras de costos. Hay que respetar las estructura de costos porque hay que hacer frente. La responsabilidad sobre los afiliados del sistema privado es nuestra. Hay miles y miles de personas muy enfermas dentro del sistema que consumen tremenda cantidad de recursos. Si el sistema privado se queda sin recursos o no está, ¿qué va a pasar con esa gente?