"Los chicos no van a salvar al planeta. No hay más tiempo. Nosotros somos la última generación que puede hacerlo: si no cambiamos, ellos van a recibir un mundo invivible". Quien batió el parche de esta advertencia fue el baterista de Soda Stereo, Charly Alberti, en su rol de empresario y líder de la Fundación Revolución 21, al participar de la tercera edición del Forbes Sostenibilidad Summit.
El músico tiene un compromiso de larga data con el cuidado ambiental. Tan largo que lo situó en su infancia. Tiene que ver con la educación, con que te enseñen a amar, proteger y cuidar al planeta. Mi casa era la de Los Locos Addams, con madre artista, padre músico, animales, plantas, recordó.
A lo largo de los años, se fue involucrando cada vez más. Entendió rápidamente que teníamos un problema muy grande, con una población muy desinformada y, consciente de la gran atención universal que había sobre sus acciones, decidió convocar a científicos de prestigio en todo el mundo y armar una fundación.
Amo la ciencia y yo podía ser nexo con la gente, que me creía. Después de trabajar dos años con Al Gore, me di cuenta -reveló- de que Latinoamérica necesitaba un proyecto propio, y me puse a llamar uno por uno a ambientalistas para armar un equipo.
No importa si parezco mi abuela
A fines de 2021, y tras analizar y buscar el proyecto ideal, dio un paso más. Lanzó Cerveza 27 en asociación con AB-IMBEV, la empresa más grande del mundo en el rubro. Entre ambos presentaron la primera cerveza hecha a gran escala con malta de agricultura regenerativa.
Es un cervezón. Los grandes proyectos pueden ser sustentables, tender a que en el futuro estemos mejor y no peor. El desarrollo industrial ha sido en detrimento del planeta, pero eso no va más, se nos acabó el tiempo hace rato. Tenés que entregar más de lo que sacás, definió.
Alberti y sus socios decidieron enfocarse en la agricultura: Sabíamos que podíamos impactar fuerte porque 1 de cada 4 cervezas que IMBEV produce en el mundo se hace con cebada argentina. Y entonces apuntamos a la regeneración de tierras.
Si los suelos no están sanos, no se captura carbono. Es un mecanismo que lleva tiempo, y por eso diseñaron una estrategia. Obviamente es un proceso más caro que los costos ridículos que se afrontan al destrozar un campo. Al principio convocamos a 23 agricultores a los que les prometimos pagarles su producto un 30% más que el valor de mercado por ser cebada regenerativa, y comprarles todo lo que elaboraran por diez años, contó.
Esa idea inspiró a otros productores, que viendo los resultados pidieron sumarse al programa. Ver para creer. Es muy difícil a veces llevar acciones adelante con compañías porque te das cuenta de que están mintiendo, diferencia Alberti.
En ese sentido, también marcó sus reparos ante los bonos de carbono. Son intrazables. Cuando hicimos la gira despedida con Z por todo el continente, Gracias Totales, fue reforestando. Otra posibilidad -dijo- son los eco token, que dan 100% de trazabilidad y garantizan que el dinero real vaya a comunidades que protegen bosques.
El emprendedor abogó en la entrevista por la sumatoria de pequeñas acciones ciudadanas. La salvación viene por la tecnología y por el corazón de la gente. Hay que sensibilizarse y entender que las cosas deben hacerse de otra forma. Las empresas se adaptan a lo que nosotros decidamos, a nuestra forma de consumo. Al principio vas a ser el loco de la familia pero luego se van a sumar los chicos. No hay que tener vergüenza de llevar la bolsa de tela al supermercado, no importa si dicen que parezco mi abuela, desafió.