“Es carne, vino y fuego. Nada más. Somos una parrilla. Pero tenemos la mejor carne del mundo, los mejores vinos y un elemento que genera comunidad”. Así definió Pablo Rivero, fundador de la premiada parrilla Don Julio y de otros emprendimientos gastronómicos en Palermo, las fortalezas que ofrece a sus clientes, durante la quinta edición del summit Promesas de Forbes Argentina.
El empresario resumió los 23 años de vida que tiene ese negocio, que inició junto a su padre, su madre y su abuela. “Vivíamos arriba de la parrilla, donde ahora están las oficinas. El objetivo era ayudarme a desarrollarme, y lo lograron: encontré mi vocación. Ya tenía experiencia en otros proyectos familiares pero siempre me gustó recibir gente, armar eventos. Y en los ´90 era difícil encontrar una oportunidad para divertirme y salir adelante”, recordó.
El éxito llegó de la mano no sólo de la permanencia de Don Julio sino de la incorporación de otros locales, como El preferido, La carnicería y dos más en pleno desarrollo. “Queremos hacer crecer nuestra comunidad en el barrio (Palermo) y por eso trabajamos en una apertura para principios de 2023 y otra para finales de año o comienzos de 2024”, adelantó.
Rivero dijo que si bien cada local tiene un gestor, él se ocupa de dirigir al grupo. “Don Julio me lleva más tiempo porque es mi hogar. Lo disfruto, es el lugar donde me siento cómodo. Una vez -detalló- el actor Gerard Depardieu dijo que en el escenario siempre se sentía como en casa. Me pasa lo mismo”.
Fuerza emprendedora
“Argentina está llena de posibilidades. Todo el tiempo, aunque no nos demos cuenta. Lo extremadamente difícil, más que en otros países, es sostener un emprendimiento y vivir con la incertidumbre permanente de lo que va a venir. Desde la gastronomía lo que hacemos es interpretar lo que necesita la sociedad, estar atentos a nuestra verdadera misión. Y es complejo porque eso cambia todo el tiempo”, subrayó.
Rivero marcó que hace unas décadas los clientes eran básicamente familias y grupos de amigos. “En cambio ahora la gente vive sola por elección y por eso las mesas de uno o las barras son importantes. Además la cuestión no binaria generó otros cambios. Los baños no mixtos ya son anticuados”, sostuvo.
Es por eso que dijo que lo complejo para un negocio es no quedarse, mirar lo que está pasando. Incluso desde el menú: “Antes lo más vendido era la ensalada de radicheta y ajo y las papas fritas. Hoy no, porque se consume no tanto en familia sino en situaciones laborales o sociales. También se modificó el consumo de achuras, porque cambió el concepto de salud y prevención. Es divertidísimo, pero hay que estar prendido”, aconsejó.
Sobre el mérito de permanecer 23 años en la cima, posó su mirada sobre la esencia. “Somos simplemente una parrilla, con carne y vinos. Recibimos gente y le damos cariño alrededor de un fuego. Pero esas tres cosas son las que más le interesan a la gente en el planeta”, afirmó.
En ese sentido, consideró que el vino “es una bendición en Argentina, y estamos entre los cinco productores más importantes del mundo”. Lo mismo ocurre con la calidad de su carne. “Tenemos la mejor del planeta”, definió.
“Asumimos el riesgo de hacer feliz a la gente. Trabajamos con la satisfacción y es muy lindo verles las caras, que se sorprenden, que están agradecidos. Eso nos da estímulos positivos y el desafío es que nos divierta cada día”, dijo.
Finalmente, resaltó el valor de dar trabajo y generar “un hermoso sistema humano” en sus negocios. “Crear una empresa sana es una de las cosas más satisfactorias”, concluyó.