"Volar bajo es muy peligroso", dice el empresario y piloto que se estrelló desde 70 metros y de milagro sobrevivió con toda su familia a bordo
Alex Milberg Director
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Sufrió el mismo accidente que mató a Jorge Brito y su copiloto. Su helicóptero se enredó en cables de alta tensión, cayó de 70 metros y se estrelló contra un descampado. A bordo iba su mujer y sus dos hijas.
La historia de cómo Sebastián Chicou, piloto experto y empresario y su familia logró sobrevivir al accidente es realmente increíble. Primero por no morir en el impacto. Luego por no morir ahogados: la nave cayó en un terreno inundado y el agua empezó a entrar rápidamente. Una sucesión de casualidades milagrosas evitaron la tragedia.
Chicou las contó nueve meses después del accidente en el Forbes Summit 30 Promesas 2019, donde explicó además cómo cambió su vida desde entonces. Ahora, desde Miami, donde se mudó hace tres meses para lanzar su nueva empresa, JetBooking, comparte el shock que le provocó el accidente fatal de Brito. “Por supuesto que lo lamento mucho y acompaño a sus familiares en el dolor. A mi y a mi familia nos llevó de nuevo al 15 de octubre del 2018”. Ese día, después de pasar el fin de semana largo en una cabaña en Tandil, subió a su helicóptero junto a su mujer y sus dos hijas y partió rumbo a Buenos Aires. Emprendedor y ex piloto de Aerolíneas Argentinas tenía más de 7,000 horas de vuelo y sobrevolaba el atardecer en un Robinson R44 de dos aspas. Tomaba mate con su esposa mientras sus dos chicas escuchaban música atrás.
A dos horas de haber despegado, necesitaba ir al baño y decidió aterrizar en descampado. “Fue un error, porque ya estaba acostumbrado a usar el helicóptero como si fuera un auto y no es lo mismo”, admite. Volaba a una altura de 150 metros, la recomendada en ese tipo de viajes para evitar lo que se conoce como la “curva del homre muerto” que permite, en caso de que uno de los motores falle, poder planear hasta aterrizar cómo ya le había sucedido en Córdoba años atrás (“Fueron cinco minutos de maniobras donde pensé que me mataba, no podía creer morir tan joven”). Pero esta vez sería mucho más grave. En el descenso, a unos 70 metros impactó con unos cables de alta tensión. Por la altura y el tipo de accidente fue muy similar al del trágico desenlace que sufrieron Brito y su copiloto en Salta.
Al estrellarse contra el suelo el helicóptero de Chicou dio entre tres y cuatro vueltas hasta frenarse en un terreno inundado y aunque estaban en estado crítico, dos de los cuatro pasajeros habían sobrevivido al impacto, estaban inconscientes y el agua empezaba a entrar a la nave.
En ese instante sucedió lo increíble.
Desde la ruta, en un micro, un auto y una moto, pasaban al mismo tiempo que vieron el accidente, Daniel Beltrán, un agente de tránsito que se convirtió en un rescatista clave junto a su hijo y cuatro mujeres médicas que volvían del fin de semana largo y de un congreso. Entre las médicas, había incluso una pediatra.
Chicou estaba inconsciente con traumatismo de cráneo: “Me dieron código negro, el estado más crítico y dieron prioridad a mi mujer y mis hijas”, recuerda Chicou.
Trinidad, de 12, estaba consciente, con una fractura grave en una pierna y en absoluto shock. Constanza Sánchez, su mujer, tenía fracturas múltiples y de extrema gravedad. Y finalmente, hallaron a Juana, de 9, que había quedado bajo el agua y no respiraba; le hicieron respiración.
“La pusimos en el pastizal. Vi que tenía pulso, que era solo ahogamiento. Le empecé a hacer respiración boca a boca. Le hice tres o cuatro insuflaciones. La nena vomitó, se empezó a despertar, se puso a llorar y recuperó la conciencia rapidísimo", explicó a Clarín Daniela Trecco, médica clínica del Hospital de San Fernando que volvía justo de un Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew.
A las chicas las trasladaron a uno hospital, a los padres a otro en San Miguel del Monte. Lograron estabilizar a Chicou que había sufrido traumatismo de cráneo y había estado crítico. Luego, todos fueron llevados al Sanatorio Finochietto donde se sometieron a distintas cirugías.
Un año más tarde, volvieron a volar. “Fue una decisión familiar; yo era muy cauto por las chicas, pero ellas lo pedían. Pensá que se criaron viajando, por mi empresa de vuelos privados, en aviones y helicópteros. Fue un vuelo especial para todos”.
Recién llegados a Miami, se adaptan a su nueva vida Y Chicou avanza con Jetbooking, la empresa con la que aspira transformar la comercialización de los vuelos privados en todo el mundo.