Si hay dos pasiones que se llevan los laureles en la Argentina son el vino y el fútbol. Y por eso, no es casualidad que muchos futbolistas hayan optado por tener un vino propio. Algunos han emprendido este proyecto con la idea de forjar un futuro para cuando su actividad en el deporte ya no sea posible, comprando viñedos y bodegas; otros, como un gusto más personal al finalizar la carrera, sin tanta inversión pero igualmente lucrativo. Y los hay también que lo hacen para apoyar alguna causa justa, con algún fin solidario.
Los del 86 en una copa
Una de las iniciativas más aclamadas es, sin duda, la que involucra a los jugadores Campeones de 1986, que junto a Mendoza Vineyards crearon dos vinos que llevan sus firmas. El proyecto surgió en conjunto entre Oscar Ruggieri y Jorge del Valle, gerente comercial en Latinoamérica de la bodega, ya que son amigos y comparten la pasión por el fútbol.
“Ruggeri nos dijo que quería hacer algo con todos los chicos del equipo”, recordó Denis Vicino, enóloga de Mendoza Vineyards y quien estuvo a cargo de la creación y elaboración. Y recuerda: “cuando nos enteramos, ¡nos entusiasmamos mucho! Y tuvimos un primer encuentro en Buenos Aires con Ricardo Giusti, Jorge Burruchaga, Nery Pumpido y Oscar Ruggeri”, agregó.
Finalmente, el grupo se decidió por un Malbec, al que bautizaron La Final, y Héroes, un corte de uvas tintas conformado por 50% Cabernet Franc, 40% Cabernet Sauvignon y 10% Petit Verdot. Ambos son cosecha 2018, provenientes de Agrelo, Luján de Cuyo.
Tal como cuenta Denis, inicialmente la idea fue hacer un vino con el “Cabezón” y, luego, decidieron hacerlo para toda la Selección del ´86, con la idea de que lo recaudado, permita ayudar al resto del equipo que formó parte.
-¿Por qué decidieron hacerlo con uvas de estas fincas?
-En realidad, fue una propuesta que surgió de nosotros; les recomendamos hacer un Malbec, porque es nuestra bandera en el mundo, y después hacer un red blend de variedades tintas que estuvo inspirado en el equipo, luego de ver tantos videos y leer tanto sobre ellos. Los varietales están conectados con ellos. Como equipo lo sentimos así. Respecto a la elección de las cepas, el Malbec es nuestra insignia, como mendocinos y como argentinos, y el red blend (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Petit Verdot) habla mucho de la garra, de la paciencia y de saber esperar, aguantar y resistir.
-¿De qué producción estamos hablando?
-Empezó siendo un proyecto chico. Eran 7500 litros de La final y 3500 en Héroes. Lo llamativo es que ya lo habíamos vendido antes de lanzarlo al mercado y nos pusimos en campaña para hacer dos producciones más y, a partir de ahí, hemos ido distribuyendo.
-Tuvo una gran repercusión…
-Sí, enorme. Nos pasó algo impresionante, yo nunca había vivido algo así: no había salido a la venta y teníamos toda la partida vendida. Le quise llevar a mi familia y no pude. El reconocimiento que tienen estas personas es grandísimo. La gente y el país se lo va a agradecer de por vida.
Pesa que es un vino bastante emocional; en un principio lo compraba todo el mundo. Y después se volvió un vino más de fanáticos, que lo guardaba y no lo tomaba. El vino está muy bueno. Y era para disfrutar, además de que la botella te queda estilo souvenir. Están muy bonitas. El trabajo de los diseñadores fue clave, también.
La analogía entre potrero y terroir
Si hay un futbolista que ya está inmerso en la temática del vino, ese es Nicolás Burdisso quien junto a su mujer, Belén Soler Valle, compraron su primera finca en el Valle de Uco y crearon Vinos de Potrero. En charla con Forbes, Belén reveló sobre la analogía entre potrero y terroir y cómo sus recorridas por “cantinas”, mientras vivieron en Italia, marcaron el camino.
-¿Cómo surgió la idea de meterse en el mundo del vino?
-El mundo vino surge por vivir tantos años en Italia, por Nicolás que jugó durante 15 años en la Liga italiana; vivimos en Milán, Roma, Génova y Torino. Empezamos a aprender y conocer el vino en Italia; también tomábamos muchos vinos argentinos con otros jugadores que había en el Inter pero sobre todo recorrimos cantinas (como llaman en Italia a las bodegas) con mi marido en sus días libres en Piamonte, Abruzzo, cerca de Roma o Toscana. Te abren la puerta los dueños, es todo muy cálido; en Italia, hay mucha relación con el tema de la comida, de la familia, del amor. Fue una experiencia hermosa.
-Y, ¿cuándo comenzaron a pensar en vino propio?
-En 2008, se presentó la posibilidad de comprar una finca en Gualtallary, Mendoza, para plantar nuestros viñedos. Ese lugar es una postal divina de lo que es Mendoza. Plantamos en 2008 y tuvimos la primera cosecha en 2012. No teníamos experiencia previa solo que éramos buenos tomadores. A partir de entonces, empezamos a elaborar vinos que son con uvas de nuestras fincas. Nuestro potrero es Gualtallary.
Y un dato importante es nuestro enólogo: Bernardo Bossi Bonilla que, ya después de la primera entrevista, con la humildad de los grandes, mostró que era el indicado además de que es una excelente persona y es un león.
-¿Qué nos podés contar en cuanto a la producción?
-Empezamos con 22 mil litros, en 2014; ahora estamos con una producción de 120 mil litros al año. Todo lo que producimos siempre lo vendimos. Nuestros vinos se comercializan en casi todo el país y además lo estamos exportando a Inglaterra, Uruguay, Perú, Estados Unidos, Brasil, Francia, Rumania, Hong Kong, Holanda, entre otros.
-Ya están instalados totalmente en el mundo del vino.
-Sí, sobre todo porque tenemos un concepto que hace una analogía entre el potrero y el terroir. La planta sufre un montón, con las diferencias de temperatura, el estrés hídrico; la planta tiene que ir profundo. Pero, todo este estrés de la planta, permite que dé una uva de calidad. Y el futbolista es algo similar, se forja en la adversidad de un potrero: la pelota que pica para un lado para otro y eso, finalmente, lo forja y lo demuestra en la cancha.
Trabajamos con gente del mismo terroir; nuestras etiquetas son hechas a mano alzada. El consumidor lo nota y abre la botella y el vino le gusta, es recolección manual, elegimos muy bien los racimos de uva, cero intervenciones y riego por goteo.
-¿El Mundial de Qatar influyó en las ventas?
-No especialmente, siempre nos ha ido bien. Para esas fechas, igualmente, sacamos un vino Reserva antes de que empiece el Campeonato, cuya etiqueta tenía una bandera de Argentina.
En lo que respecta a su porfolio, se destacan Potrero Malbec, Potrero Chardonnay, Reserva Malbec, Reserva Cabernet Franc, Reserva Pinot Noir, Gran Potrero Malbec, con una crianza de 12 meses en barricas de primer y segundo uso. También elaboran El Debut, un blend 85% Malbec, 15% Cabernet Franc con 18 meses barricas de primer y segundo uso.
Siamo fuori della copa
Bernardo Bossi Bonilla es un jugador de toda la cancha, no solo porque es el enólogo de Vino de Potrero sino porque además participa como socio de un proyecto íntimamente relacionado con la pasión del fútbol.
Se trata de Notti magiche, nombre inspirado en aquella emblemática canción Un'estate italiana, de Italia '90, y un acercamiento desde el amor al fútbol y al vino. “Somos cinco amigos de Buenos Aires y yo, cada uno se encarga de un aspecto específico, de lo comercial, del diseño y yo de la elaboración”, revela.
El nombre de aquella canción fue el motivo que los llevó a avanzar en este plan y está apuntado a un rango etario de 35 /45 años, gente que vivió aquel histórico campeonato, y con una gráfica para las etiquetas que son relacionadas al fútbol pero desde los videojuegos.
Respecto a la producción, Notti Magiche cuenta con cuatro vinos en dos segmentos: Figura de la cancha Malbec y Cabernet Franc y Goleador de la Copa, en su versión Malbec y vino tinto. “Hacemos 1000 cajas de 6 de cada vino, los vendemos y lo hacemos al año siguiente”, cuenta Bernardo.
La tercera estrella
Dueño de varias unidades de negocios, Lionel Messi tiene un vino propio. Se elaboró en 2018, con uvas mendocinas y contó con el asesoramiento de Bodegas Bianchi. “L10” es el nombre del vino que tiene un fin solidario.
En las etiquetas se observa una camiseta o una pelota de fútbol. Se elabora Malbec, Torrontés, un espumante y el Malbec Premium.
Dicen que la Pulga quería hacer un vino mejor que el de Iniesta. Se refería a que su excompañero, en 2010, abrió las puertas de una bodega propia y desde entonces se dedica a eso con 300 hectáreas de viñedos en el corazón de Albacete. Esta zona tiene excelentes condiciones para este cultivo y está enmarcada dentro de la Denominación de Origen Manchuela, dice en su página.
Il capocannoniere
Otro jugador de la selección argentina que apostó fuerte al vino es Lautaro Martínez, quien adquirió un viñedo de Malbec plantado en el año 1929 en una de las mejores zonas tradicionales de Mendoza. La noticia de que el “Toro de Bahía Blanca” y su mujer, la mendocina Agustina Gandolfo, tengan su propio vino sorprendió a los enofans.
Por el momento lo que se sabe es que las uvas que utilizarán provienen de su propio viñedo en Mendoza, de la zona de Las Compuertas, Luján de Cuyo. El enólogo a cargo es Federico Isgró (quien es enólogo socio de BIRA Wines y asesora otros proyectos vitivinícolas). Contó a Forbes que es un hermoso proyecto con vista a futuro ya que la pareja adquirió un viñedo único que está pronto a cumplir 100 años en la primera zona vitivinícola de la provincia.
”Inicialmente se lanzarán dos vinos que representan el terroir de Las Compuertas y sobre todo la pasión y el coraje de los chicos y sus familias para emprender este proyecto a un nivel superior”, reveló Federico.
El último hombre
Otra estrella del fútbol que cuenta con vino propio es Rolando “el Flaco” Schiavi, quién lanzó a fines de 2021 El Último Hombre, su propia línea de vinos que actualmente se comercializan en los mejores restaurantes. Tiene un Blend (65% Malbec, 25% Cabernet Sauvignon y 10% Cabernet Franc) y un Malbec 2018 de Paraje Altamira, en el Valle de Uco, elaborados por el joven enólogo Gonzalo Mazzotta.
Con los colores en el corazón
Como no podía ser menos Marcelo Gallardo también tiene vino propio y eligió a Bodega Norton para lanzar su primer vino, “MG”, elaborado por el enólogo David Bonomi, destacado referente de la industria vitivinícola.
En su caso se trata de un blend de Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot cosecha 2017, añejado 14 meses en barricas de roble francés. “Hacer lo que uno ama. Siempre persiguiendo sueños”, es la frase que representa este proyecto. Fue una edición de solo 14.000 botellas y lleva el nombre 0912, en honor a la emblemática fecha para River del 9 de diciembre de 2018, cuando obtuvo la Copa Libertadores frente a Boca Juniors en Madrid.
Y va el tercero
Si hablamos de proyectos ligados a River también hay que hablar de Juan Pablo Morales, enólogo, quien elaboró vinos vinculados a hitos imborrables: “La idea surge de una charla con mi mejor amigo Duilio, al lado del fuego mientras se hacía el asado, ambos fanáticos de River. Después de esa final, nada fue igual, indudablemente un momento único e indescriptible para cualquier hincha. Era algo que había que homenajear y qué mejor que con un vino”, cuenta a Forbes.
“La inspiración sin duda, fue el famoso relato de Mariano Closs, en el último contraataque de River que le dio nombre a uno de nuestros vinos- Y va el tercero- puntualmente en el gol del Pity Martínez”. Para este vino eligieron un Malbec, “por ser el más representativo de Argentina y por la gran versatilidad que tiene a la hora de acompañar comidas. El vino justo para celebrar”, revela.
Además salieron ediciones especiales para rendir homenaje a Marcelo Gallardo. Una de ellas la trilogía que tratan de representar distintos momentos de esa gran final. Así surgió El Visitante (partido de ida en la Boca) Cabernet Sauvignon, especiado en nariz y con mucho volumen en boca; El Eterno Aguante, un Bonarda. “larga la espera para saber dónde se definía la final, mucha fruta en nariz, rojo violáceo y, en boca, notas de mermelada, ciruela. Ya estábamos saboreando la Copa”, revela. Finalmente La Gloria Inalcanzable, un Malbec.
Consultado por la repercusión, Juan Pablo contó que el consumidor que más interés tiene es el del equipo ganador y el que ama el fútbol por encima de cualquier camiseta. Actualmente tiene partidas limitadas de 20.000 litros anuales y está trabajando en la formación de una marca Hablame de Pasiones que busca unificar la pasión del hincha y la del fútbol, para que nadie se quede afuera.
Un tractor en el Alto Valle de Río Negro
La mayoría de los vinos citados son mendocinos. Sin embargo, también hay uno que enlaza vino y fútbol y que se proyectó desde el Alto Valle del Río Negro, de la mano de una bodega centenaria como es Humberto Canale, de General Roca.
Guillo Barzi, director del establecimiento, fue quien estuvo a cargo de este proyecto que une valores y amistad nada menos que con el exjugador de la Selección, Javier Pupi Zanetti, para su Fundación. Así contó Barzi sobre este vino.
-¿Cómo surgió esta idea?
-Todo comenzó por un conocido en común de General Roca- Martin Aguirre- que nos presentó. En ese momento, se cumplían 20 años de la Fundación PUPI y decidimos hacer la presentación para esa fecha. Creo que si bien Javier Zanetti está íntimamente ligado al fútbol, su trayectoria trasciende más allá de este ámbito, tanto en lo personal como también en lo que hace con su fundación en Argentina e Italia.
-¿Cómo se gestó el vínculo con Zanetti?
-El vínculo se gestó a fines del 2020 y luego se hizo el lanzamiento del vino en Milán, en el Gaucho (propiedad de Zanetti) y luego en Buenos Aires. El espíritu de este proyecto se basa en los principios culturales y los valores que son distintivos de nuestra bodega, que son muy parecidos a los de Javier y esto fue lo que más nos acercó e impulsó a desarrollar este proyecto
-¿Qué evaluación pueden hacer del vino?
-Sumamente positivo. Elegimos lo mejor de nuestras fincas representado en un Malbec, variedad emblemática de Argentina. Fuimos a nuestro mejor viñedo de Malbec, cuadro 9 de la Chacra 185. Desde ahí sale este vino. Se seleccionan las uvas y después el cien por ciento de la producción va a un proceso en barrica de roble entre 10 y 12 meses, y otro tiempo similar en botella. El vino del Pupi en todo este tiempo va adquiriendo de a poco componentes distintivos que lo hacen único.
Se hicieron 4448 botellas: siempre relacionado el 4, número con el cual jugó en el Inter, y 8 en la Selección Argentina.
-¿Cuál es el consumidor interesado en este tipo de propuestas?
-Creo que es un vino con muy buena repercusión no solo por los aficionados del Inter sino también por los mejores restaurantes y vinotecas de Italia.