En poco tiempo, la bodega Puleta Estate, dedicada a la venta de vino elaborado que se exporta a más de 28 países, cumplirá 20 años. Fundada en 2002 por los hermanos Eduardo y Hugo Pulenta, herededos de una fuerte tradición familiar vitivinícola, la firma, que factura anualmente $ 500 millones, tiene su norte puesto en la sustentabilidad: este año invirtió en 240 paneles solares que abastecerán el 52% de la energía consumida anual y cuenta certificaciones reconocidas a nivel internacional, como HACCP (que garantiza las mejores prácticas en materia de inocuidad alimentaria), Global GAP (Good Agricultural Practice o Buenas Prácticas Agrícolas), Sustentabilidad de Bodegas de Argentina, ISO 22000.
"En Pulenta Estate nos adaptamos a los nuevos paradigmas que requieren nuestros consumidores. Tenemos nuestro propio vino orgánico, libre de gluten y eso incluye también a quienes aplican una alimentación sin orígenes animales, vinos con certificación vegana; asimismo hacemos hincapié en las certificaciones de nuestros procesos pensando en preservar el medio ambiente y cuidar la salud del consumidor", dice Diego Pulenta, Export Manager de Pulenta Estate, en diálogo con Forbes, y adelantó los planes de cara a 2022. "Tenemos un proyecto de ampliación de capacidad, y de tecnificación en maquinarias de última tecnología para la elaboración".
Foco de negocio
La pandemia de COVID-19 encontró a la empresa atravesando un buen momento, creciendo en exportaciones y con un nuevo equipo de ventas propio a nivel nacional, que comenzó a trabajar a mediados de 2018. "La tendencia muestra que, a pesar de la crisis, seguimos creciendo", afirma Pulenta y adelanta que, para continuar esa línea, implementarán una nueva plataforma de compra online y apuntan amejorando la logística para lograr llegar a todo el país en 48 horas.
El negocio de Pulenta Estate está compuesto por venta de vinos fraccionados de alta gama y uva para terceros. Del vino elaborado, exporta el 55% a más de 28 países, con acuerdos de importación y representación locales. "Además, abrimos en pandemia una oficina comercial en Reino Unido, que se encarga de atender los mercados europeos y asiáticos", cuenta el directivo.
Para Pulenta es clave seguir buscando nuevas oportunidades para seguir abriendo mercados. "Depende de varios factores; uno muy importante es dar con el socio comercial que se adapte a lo que buscamos; segundo, al interés por el consumo de vino en el mercado y principalmente por el vino argentino. Y, por último, depende en cierto modo de los acuerdos comerciales que se puedan lograr entre países. En estos momentos, estamos buscando en Corea del Sur porque ha crecido exponencialmente su consumo de vino", adelanta.
La bodega apostó fuertemente desde sus inicios a la exportación. Tanto así que llegó a vender un 80% en el mercado externo y solo un 20% en el mercado interno. "Hace unos años, cambiamos la forma de comercializar en la Argentina y apostamos a la distribución propia, armando un gran equipo de trabajo. Gracias a ellos y a nuestros representantes en las distintas regiones del país, hemos podido crecer en mercado interno, vendiendo actualmente un 45% en el mercado interno", dice.
Actualmente, la variedad más vendida por la bodega sigue siendo Malbec. "Y, por precios, La Flor Malbec es la que se lleva el mayor volumen en cantidad, aunque en facturación Pulenta Estate Malbec es más importante", afirma, y comparte que una cepa muy buscada hoy en Argentina es el Cabernet Franc. "Del total de superficie cultivada (215.000 Ha), hay menos de 2000 Ha. de Cabernet Franc, es decir, menor al 1% del total. La segunda cepa más exportada después del Malbec (45% aproximadamente) es el Cabernet Sauvignon (8,8% del volumen), seguido de Chardonnay (6,4%)".
Tradición bodeguera
La historia de Pulenta Estate encuentra su génesis mucho antes de 2002 y responde a una tradición bodeguera que une a cuatro generaciones. Cien años atrás, los inmigrantes italianos Angelo Pulenta y Palmina Spinsanti llegaron a Mendoza provenientes de Ancona. Para 1912, ya estaba plantado el primer viñedo en Finca La Germania. Poco a poco comenzaron a armar una empresa familiar dedicada a la elaboración de vinos con tierras propias, que a principios de los años 40 tomó el nombre de Peñaflor.
El negocio familiar, en manos de los descendientes de Angelo y Pamina, no se detuvo: en 1981, comenzó la plantación de la finca Viñedos de Don Antonio, en Valle de Uco; mientras que en 1992, la de finca La Zulema, en Luján de Cuyo. Pero 1997 representó un punto de inflexión: los hermanos Pulenta vendieron la mayoría accionaria de la bodega histórica de la familia. Y fue para el centenario de la llegada de Angelo y Palmina a la Argentina que Eduardo, actual presidente de la firma, y Hugo, vicepresidente, lanzaron Pulenta Estate.
Hoy, la siguiente generación ya está involucrada en el negocio, con la incorporación Eduardo (hijo), Diego y Nina Pulenta.
"En 2003 la primera exportación se dio por un vino especial que se hizo para la presentación del Cayenne, vehículo SUV de Porsche. Este vino fue anfitrión en las distintas galas de presentación de este nuevo modelo", recuerda Pulenta.
En 2006, la bodega recibió el galardón de la revista Wine Advocate por uno de sus vinos más importantes. "Nuestro Pulenta Gran Cabernet Franc recibió 96 puntos, siendo el Cabernet Fran de mejor ranking del año", dice. Los reconocimientos siguieron. Y en estos casi 20 años la bodega, que emplea a unas 70 personas fijas y en temporada llega a 120, buscó siempre superarse.
"Hacer un vino es un acto de generosidad, siempre considerando a quien lo tomará. Nuestra misión es producir series limitadas de grandes vinos orgullosamente hechos en Argentina", concluye Pulenta.