El distanciamiento físico que atravesamos estos últimos dos meses nos demuestra el verdadero valor de estar conectados. Los dispositivos móviles se convirtieron en elementos esenciales para saber cómo se encuentra nuestra familia, intercambiar fotos, y compartir información.
Y esa tendencia se vio reflejada en el crecimiento de las videollamadas, particularmente las grupales, con incrementos de más del 70% y el doble de duración que antes de que comenzara este período.
Los negocios también sintieron ese impacto: la adopción de tecnología digital se aceleró de manera notable, tanto en grandes compañías como en pequeñas empresas o emprendimientos. Estamos comenzando a transitar una nueva realidad que invita a replantearnos planes y estrategias, así como el despliegue de recursos.
Creo firmemente que las herramientas digitales nivelan la cancha e igualan oportunidades. Los negocios pueden continuar activos sin necesidad de grandes presupuestos en marketing para posicionar una marca o un producto; basta con una buena idea y un celular. Esto permite que pequeños emprendimientos tengan el potencial de alcanzar a las mismas audiencias que sus competidores de mayor envergadura, con las mismas herramientas. Es una realidad que vemos todos los días: 140 millones de negocios utilizan servicios de Facebook de forma gratuita, y 7 millones son anunciantes pagos.
Si bien este cambio se estaba gestando desde hacía tiempo, no todos los negocios habían comenzado a transformarse digitalmente (o de la misma manera) antes de que nuestra realidad cambiase. Quienes sí se adelantaron a esa transición crearon nuevos servicios, encontraron usos ingeniosos para las tecnologías existentes y, en general, impulsaron sus proyectos hacia nuevas direcciones que solo serían posibles en estas circunstancias.
Las oportunidades son claras, pero también hay importantes desafíos. Por un lado, aún hay muchos negocios que dependen de sus tiendas físicas para generar la mayoría de sus ingresos y no cuentan con herramientas para llevar su infraestructura al mundo digital. Por el otro, el acceso a servicios financieros continúa siendo desigual en Latinoamérica.
Es por eso que los negocios locales necesitan de productos sencillos basados en tecnología que puedan ayudarlos a encarar estos desafíos, sobre todo si se tienen en cuenta las mediciones del Banco Mundial que estiman que para este año el crecimiento en la región se reducirá en un 4,6 por ciento.
En las últimas semanas surgieron todo tipo de iniciativas que potencian sus proyectos a través de plataformas digitales. Tiendas de cercanía como almacenes y kioscos, que a través de servicios de mensajería digital toman pedidos y pautan horarios de retiro.
Profesionales independientes, como entrenadores físicos, psicólogos o incluso docentes, que gracias a los lives continúan transmitiendo su conocimiento a miles de personas al mismo tiempo. Tal es el crecimiento de este tipo de contenidos y conexiones que hoy existen 800 millones de personas en el mundo realizando transmisiones todos los días.
Rubros como el gastronómico, de los más afectados por el aislamiento, encuentran herramientas útiles al poder recibir pedidos, ordenarlos y preparar las entregas a partir de las publicaciones que realizan en sus redes sociales. O productores industriales, que a través de grupos en plataformas digitales se comunican y se unen para poner su ingenio al servicio de la comunidad, reacondicionando su estructura para crear materiales esenciales para trabajadores de salud. La crisis del COVID-19 nos plantea un escenario incierto, y es difícil pronosticar sus efectos a largo plazo. Por lo pronto, podemos decir que la digitalización de muchas industrias será irreversible. Incluso cuando las economías abran y nuestras comunidades empiecen a volver a la normalidad, hábitos como el teletrabajo o comprar desde el celular persistirán.
Por eso es importante considerar cómo usamos esas herramientas digitales en nuestro día a día. Porque la tecnología evoluciona siguiendo los intereses de las personas, que les dan forma con el uso genuino y espontáneo. Del mismo modo, deciden cómo desean ser abordadas por las empresas. Cuanta más atención les prestemos, más podremos estar allí para servirlos, en tiempos de crisis y alegría, en este momento y más allá.
Por João Adao Director de Facebook para Sudamérica de Habla Hispana