Smithfield, el principal productor de carne de cerdo de EE.UU., busca convertirse en el primer frigorífico del país que elimina más emisiones de carbono de la atmósfera de las que produce anualmente para 2030, anunció la empresa el jueves.
El futuro de la agricultura pasa por minimizar nuestra huella ambiental, declaró Kenneth Sullivan, CEO de la empresa desde 2015. Debido a nuestro tamaño y nuestra escala, tenemos la obligación de pasar al frente.
El compromiso de Smithfield, el cuarto frigorífico más grande de EE.UU., podría revolucionar la industria. La agricultura es la cuarta fuente más importante de gases de efecto invernadero en EE.UU. y representa el 10% de las emisiones anuales. La ganadería, especialmente la vacuna, genera aproximadamente la mitad.
Smithfield afirma que cumplirá esta meta en sus 40 frigoríficos en EE.UU., entre los cuales están algunos de los más grandes del país, sin adquirir créditos de carbono para compensar emisiones. En vez de eso, cambiará la dieta de sus cerdos para reducir el metano, aplicará la siembra directa para restaurar la fertilidad del suelo, expandirá proyectos de energía renovable y simplificará sus rutas de distribución. La idea es reducir drásticamente el consumo de energía para refrigeración, iluminación y equipos.
A veces se critica a la agroindustria por su tamaño y su alcance, pero aporta algunos beneficios importantes, como el capital que podemos poner, afirma Sullivan, y menciona los más de US$ 500 millones invertidos en proyectos de energía renovable a lo largo de dos décadas. Pasamos del dicho al hecho. Si uno hace la cuenta, queda claro que somos líderes en sostenibilidad.
Hoy Smithfield registra más de US$ 15.000 millones en ventas anuales. En 2013, la vendieron a un conglomerado chino, WH Group, por US$ 4.700 millones; incluyendo deudas, la transacción tasó a Smithfield en US$ 7.100 millones, y en su momento fue la adquisición más grande de la historia de una empresa estadounidense por una china. Wan Long, el presidente y CEO de WH Group, de 80 años, también es el accionista individual más grande de la empresa, con una participación aproximada de 16%. Forbes calcula que su fortuna asciende a US$ 1.900 millones.
Grandes ambiciones
Los plazos de la empresa para su nuevo proyecto son bastante ambiciosos, afirma Richard Waite, investigador sénior asociado del World Resources Institute, un think tank de recursos naturales. Veo muchos compromisos a alcanzar emisiones neutras para 2050, pero ¿qué van a hacer en 2021? Si el plazo es 2030, tienen que ponerse a trabajar duro ahora mismo.
Durante décadas, las corporaciones intentaron mejorar su imagen con iniciativas de sostenibilidad que en muchos casos se limitan a comprar los polémicos créditos de compensación de emisiones o invertir un mínimo en otros programas de bajo impacto.
Smithfield trabaja para reducir sus emisiones de carbono desde los noventa, cuando creó su propio programa de biogás con digestores anaeróbicos para descomponer el estiércol de cerdo en sus granjas. Según la empresa, este método para capturar metano y transformarlo en gas natural renovable elimina por lo menos 25 veces más emisiones de gases de efecto invernadero de la atmósfera que las que libera.
Pero hubo que solucionar muchos problemas. Sullivan recuerda un momento al comienzo de su carrera en Smithfield, en 2004, que lo puso en el camino hacia la sostenibilidad, cuando tuvo que dar por perdidos más de US$ 40 millones por un proyecto de gas renovable que salió mal. Según recuerda, tuve que mirar esos activos y decir que no iba a funcionar. Hoy es gratificante ocupar el cargo que tengo, fijar objetivos, asignar capital y ver que sí funciona.
Smithfield afirma que está trabajando en las emisiones negativas desde 2016, cuando anunció que reduciría 25% sus emisiones de gases de efecto invernadero en toda su cadena de suministro, lo que en su momento llevó a competidores como Tyson y Cargill a anunciar metas propias. El año pasado, Smithfield también presentó su objetivo de reducir 75% los residuos sólidos que envía a vertederos para 2025.
Hoy todos hablan más del cambio climático, afirma Sullivan.
Autor: Chloe Sorvino