Entonces quieres ser emprendedor… ¡felicitaciones, has elegido posiblemente el camino más difícil para lograr ingresos sostenidos y un equilibrio entre la vida personal y laboral! Pero no te desanimes, porque, si aceptás los desafíos inevitables que surgirán, la luz al final del túnel podría ser más brillante de lo que jamás hayas soñado. Estos son los tres hábitos que considero más cruciales para mantener el camino hacia el éxito.
1. Priorizar la salud y el bienestar físico y mental
Esto no sorprende a nadie, ya que ha sido promocionado por personas de todos los orígenes durante décadas, pero sigue siendo uno de los componentes más importantes que debería ser parte de tu viaje empresarial. Te ahorraré todos los beneficios fisiológicos del ejercicio y la meditación, pero el objetivo de enumerar este hábito es enfatizar que necesitás entrenar tu cuerpo y tu mente de manera intensa y constante.
El entrenamiento de fuerza, el trabajo cardiovascular y de movilidad son todos importantes para el aspecto del bienestar físico. Es vital mantener el cuerpo fuerte, capaz de aguantar y moverse bien.
En mi experiencia, la meditación, el diálogo interno positivo y el control de los impulsos son los tres aspectos de salud mental más importantes. Practicá manifestar tus objetivos (con suerte, grandes), diciéndote que sos más que capaz de lograrlos y endureciendo tu mente para resistir la tentación de las distracciones para mantenerte constante y encaminado hacia el éxito.
2. Comprender y aceptar la diferencia entre trabajar duro y trabajo duro
Definamos cada uno de estos primero. Trabajar duro es una elección para no ser perezoso y esforzarse en la tarea que estás realizando. Esa podría ser tu carrera o simples tareas diarias. Podés trabajar duro en tu trabajo, cortando el césped, lavando y guardando la ropa o tocando tu instrumento favorito. A menudo trabajás duro haciendo cosas que disfrutás, sabés hacer o debés hacer por dinero.
Por otro lado, el trabajo duro consiste en completar tareas que no deseás realizar o hacer algo de lo que no tenés conocimiento ni experiencia. El trabajo duro requiere que navegues y ejecutes conceptos, productos, tecnologías y modalidades completamente nuevos; la lista podría seguir y seguir. La conclusión principal es que el trabajo duro nos resulta extraño y difícil y es 100% individualizado. Lo que a vos te resulta sencillo, a mí puede resultarme extremadamente difícil y viceversa.
Si te preguntabas cuál iba a decir que es más importante, tengo malas noticias... son ambos. Debés poder asumir tareas difíciles que pueden frustrarte muchísimo y trabajar diligentemente en ellas. Si solo trabajás duro en las fases de tu negocio que disfrutás o en las que sos bueno, a la larga te traerá muchas más cargas.
3. Desarrollar relaciones con todos
Para mí, este consejo es probablemente el más subestimado de todos. Desarrollar relaciones significativas y auténticas con todos. En serio, me refiero a todos, tanto comerciales como personales: tus clientes, contadores, proveedores, carteros, empleados (incluso la persona más baja en el organigrama), los vecinos de tu casa, los vecinos de tu tienda física, la persona que recoge tu basura, la anciana que te habla porque solo necesita alguien con quien hablar, etc.
Puede aliviar muchos problemas en tu trayectoria empresarial y en la vida en general, si tenés relaciones de calidad con las personas con las que interactuás, incluso si es de forma irregular. Además, las personas están mucho más dispuestas a brindarte ayuda o echarte una mano cuando aprecian tu relación.
Al comenzar tu esfuerzo como emprendedor, recordá por qué comenzaste y qué esperás lograr cuando llegues a la luz al final del túnel. Cuidá excelentemente tu cuerpo y tu mente, aceptá el trabajo desafiante y sentite cómodo estando incómodo, y esforzate por desarrollar y mantener relaciones duraderas y de calidad con aquellos que conozcas en el camino.
*Con información de Forbes US