Luego de tres años consecutivos de ser el mayor fabricante de vehículos a nivel mundial, Volkswagen dejó de ostentar dicho galardón. Ahora fue el turno de Toyota, que logró arrebatarle la corona al grupo alemán. Con 9,5 millones de autos vendidos, superó por 200 mil unidades a la alemana.
Luego de atravesar un año donde experimentó el primer retroceso de matriculaciones en cinco años, Toyota volvió a lo más alto del podio. Paralelamente, Volkswagen sintió muy fuerte el impacto del mal desempeño en China, su mercado más importante. En un año con más pena que gloria, recortó allí sus registros un 9,1%.
Esta vez Volkswagen se quedó en la puerta con 9,3 millones de automóviles matriculados, lo que representó una caída interanual del 15,2% - 1,4 millones de unidades menos-. Entre las marcas del grupo, la española Seat fue una de las que registró la mayor caída de ventas: entregó un total de 427.000 coches, es decir, un 25,6% menos que un año antes. Por su parte, tampoco fue un gran año para Volkswagen Turismos, su marca de mayor volumen, cerró el curso anterior con una bajada del 15% y 5,32 millones de unidades.
La alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, con un total de 7,8 millones de vehículos matriculados, repitió el tercer lugar en el podio. En porcentajes, tuvo un descenso del 23,5% respecto a 2019. Renault vendió 2,95 millones de unidades, un 21,3% menos; Nissan entregó 4,09 millones de unidades, un 22,2% menos; y Mitsubishi entre 700.000 y 800.000 unidades.
"Toyota se está recuperando gradualmente del impacto del nuevo coronavirus" y "lo está haciendo mejor que sus rivales", declaró recientemente a la AFP Satoru Takada, analista de automoción de TIW, con sede en Tokio. El experto advierte, sin embargo, que no hay que ser demasiado optimista sobre las perspectivas de la industria automovilística japonesa en su conjunto para este año.
"La actual escasez de semiconductores está obligando a los fabricantes a reducir los niveles de producción, con una nueva ola del virus que afecta a muchos países de Europa y otros lugares", dijo Takada. Por último, agregó que "la fortaleza del yen es otra fuente de preocupación ya que podría pesar sobre los beneficios de los fabricantes japoneses en el extranjero"., añadió.