Tienen tres locales, facturan más de $ 100 millones con la venta de helados y esperan crecer con franquicias
Christian Fittipaldi y Matías Chávez crearon Antiche Tentazioni en 2017 con la idea de expandir el tradicional “gelato” en el país. Su historia en Forbes Argentina: desde su orígenes como dark kirchen hasta la actualidad.

La historia empezó a escribirse en Italia. En el 2000, el suegro de Christian Fittipaldi, Alberto Pasquini, instaló dos heladerías en Padua, una ciudad al norte de Italia, con el nombre Antiche Tentazioni. "La región de Véneto tiene una tradición heladera muy fuerte, tienen un paladar muy exigente y allí funcionó muy bien", rememora Fittipaldi, que en 2017 decidió apostar por incursionar en el mundo heladero en Argentina. "Venimos a ser (en parte) la segunda generación. En Italia la heladería tiene trayectoria acreditada por premios de instituciones renombradas y certificaciones de calidad de organismos competentes", enfatiza. 

Fittipaldi y su socio, Matías Chávez, no tenían nada que ver con el mundo de la gastronomía hasta ese entonces. En su background profesional, desarrollaron sus carreras en el mundo corporativo, con trabajos en relación de dependencia en una empresa de logística náutica. "No sabíamos nada del rubro", reconocen. Pero, entre intuición y valentía, decidieron apostar. 

Con US$ 400.000 de inversión inicial instalaron su primer local en Palermo, que abrió sus puertas a fines de 2017. "Montamos una heladería con laboratorio, lo que nos requirió mayor inversión por un espacio más grande y su ubicación estratégica. Además, teníamos la competencia con marcas que ya llevaban varios años instaladas. Para pasar ese valle de la muerte, aplicamos algo que sabemos del mundo de la logística: armamos una red de dark kitchen, cuando el término casi no existía", rememora Fittipaldi.

Así, abrieron una dark kitchen cada tres meses en 2018, lo que les permitió llegar a nuevas zonas dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. "Teníamos un acuerdo con PedidosYa -que en ese momento era el único servicio de delivery- y teníamos presencia en Caballito, Devoto, Microcentro y Belgrano, con un volumen de venta superior al promedio de otras heladerías", analiza Fittipaldi. 

En este sentido, Chávez refuerza: "Nos acomodamos muy bien al negocio de delivery y eso nos permitió lograr un buen posicionamiento de la marca". Además, este modelo les permitió sobrellevar mejor la pandemia. "Teníamos una red de dark kitchen con tres años de experiencia y logramos triplicar las ventas en kilos durante la pandemia", asegura el emprendedor.

En los últimos años, el consumidor de helado artesanal tuvo un crecimiento muy importante. La principal tendencia es hacia productos premium e innovadores. "El porteño se volvió un consumidor muy exigente, que demanda alta calidad e innovación", refuerza Chávez. El helado de Antiche es un helado con fuerte impronta italiana, que tiene determinadas características como un producto más denso, con menos aire y menos grasa.

 

Hoy, Antiche tiene tres locales, dos dark kitchen y una próxima apertura en el barrio de Colegiales. El gran diferencial -según cuentan sus fundadores- es que en cada local se fabrica el helado en el día. "Decidimos obedecer a la ley del pensamiento contrario: buscamos tecnología que permita fabricar en el día pero a precios competitivos. Queríamos crecer en cantidad de locales pero descentralizar la fabricación", explica Fittipaldi. 

Chávez añade: "Tuvimos que pensar en cómo mantener todas las virtudes y ventajas de una tradicional gelateria italiana con elaboración diaria en el mismo local y a la vista, pero con un nivel de inversión mucho menor y sin la necesidad de contar con personal calificado, para mejorar los retornos". Así, en una feria en Italia encontró un fabricante de una vitrina que produce en el mismo momento. Es algo totalmente novedoso, que también los obligó a cambiar la forma de distribución del producto con una receta distinta, ya que se distribuye a los locales de forma líquida y resiste 120 días refrigerado, sin fabricarse. "Ahora estamos probando una nueva receta, que esperamos poder certificar en los próximos meses, que permite que la fórmula resista 90 días sin ser refrigerada, lo que sería un diferencial enorme para la industria", destaca Chávez.

 

Puntapié de expansión

 

En 2021, los fundadores de Antiche decidieron apostar al modelo de franquicias para crecer. La marca acompaña al inversor en el asesoramiento para la elección del emplazamiento del negocio, diseño y armado del local, a cargo de personal especializado, brindando capacitaciones en el sector de venta y dando soporte continuo en todas las áreas. La marca provee el helado en forma líquida para que sea producido en cada local. La franquicia demanda una inversión de entre US$ 120.000 y US$ 200.000 -varía de acuerdo con el tamaño y su ubicación- y prevé un retorno de entre cuatro y cinco años.

En dos años queremos tener diez locales en la Argentina, pero queremos llegar a otros países
 

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El plan de negocios de ambos socios tiene dos hitos. En dos años, proyectan coronar el bloque Capital Federal, Zona Norte y Zona Sur para poder instalar algunos locales fuera de la provincia de Buenos Aires, como Córdoba, Salta, Mendoza, Tucumán y Santa Fe. En tanto, a cinco años, el plan mira transfronteras. “Para nosotros, Argentina es un mercado de prueba y no es un mercado definitivo. Nos interesa Sudamérica”, confirma Fittipaldi, que mira oportunidades en Uruguay, Paraguay y Bolivia, entre otros países.

En 2022, la marca cerró el año con una facturación de más de $ 100 millones y proyecta crecer en 2023 con la apertura de nuevos puntos de ventas. “En dos años, queremos tener 10 locales -aspira Fittipaldi-. Creo que nos ayudó el hecho de no ser heladeros: pensamos muy diferente a la forma tradicional de hacer helado y nos animamos a innovar”, dice Chávez.

 Así, Antiche ofrece una nueva experiencia de comer “gelato”, ya que confluyen en el mismo momento el instante en que se fabrica el helado y llega al paladar del consumidor. De hecho, algunos agregados, como las nueces del dulce de leche con nuez o las bananas del clásico banana split, se incorporan en el momento en el que el consumidor lo pide. “Hacemos un helado que te puede gustar o no -por su textura y temperatura-, pero no hay duda de que es un helado recién hecho”, concluyen.