¿Cada vez que entrás a la enésima reunión por Zoom del día se te escapa un suspiro? No estás solo: a esta altura ya estamos más o menos acostumbrados a las llamadas y conferencias de video, pero la nueva fatiga de Zoom sigue presente.
El trabajo desde casa y las videollamadas llegaron para quedarse. Por lo tanto, es importantísimo encontrar una forma de evitar la fatiga de Zoom. Estas son algunas formas de contenerla.
Si se puede, organizá reuniones sin video
No siempre hace falta que las personas aparezcan en pantalla. Si se espera que haya participación, sí; pero si es una capacitación o algo donde la gente tienen que mirar pasivamente en vez de participar, se puede permitir que apaguen la cámara.
Querer mirar a todos para asegurarse de que presten atención es tentador, pero la verdad es que tener la cámara prendida no significa que la persona está prestando atención. La gente no podrá ponerse a ver redes sociales en el celular, pero bien puede hacerlo en la PC. Prender la cámara no mejora la participación; la gente siempre va a encontrar formas de hacer otra cosa si quiere.
No te mires a vos mismo
Cuando hablás con alguien cara a cara, ves la suya, no la tuya. En una videollamada uno ve su propia cara también, y eso es medio antinatural; vas a prestarles más atención a tus expresiones, tu ropa o tu aspecto en vez de concentrarte en lo que decís. Eso no solo distrae, sino que también intimida. Zoom tiene una función llamada Detener video, que permitirá que los demás te vean sin que te veas a vos mismo.
Cambiá la vista
Ver una pantalla llena de caras puede distraer mucho. También podés colgar mirando la pantalla de alguien para ver el fondo o averiguar por qué se está moviendo. Lo mejor es para evitar esto cambiar la vista de galería por la vista del hablante y ocultar a los participantes. Así, la pantalla mostrará solo a una persona por vez, con lo cual será más fácil concentrarse y evitar la tentación de mirar que está haciendo cada uno.
Definí una agenda
A veces las reuniones de Zoom se estiran mucho más de lo necesario, lo que puede agravar la fatiga de Zoom. Para evitarlo, definí una agenda y compartila con todos los participantes, así todos saben qué esperar, de qué hablarán y cuánto durará. Usá la agenda para no pasarte y cortá a los que se vayan por las ramas.
Hacé breaks
Si podés manejar tus horarios, no te agendes dos reuniones seguidas. Hacé una pausa entre una y otra para bajar un cambio. Esto no solo se aplica a Zoom: tener por lo menos diez minutos entre reunión y reunión sirve para cerrar bien una antes de pasar a la otra.
Hacelas por teléfono
No todas las reuniones tienen que ser con video. A veces, basta con una llamada telefónica, que se puede hacer en cualquier lado y es mucho más flexible. Tampoco hace falta arreglarse o vestirse bien, lo que suma mucho en esta época de trabajo remoto.
Autora: Ashira Prossack
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