En un pequeño atelier ubicado en Bogotá nace la magia de crear prendas a partir de fibras de cáñamo orgánico, uno de los derivados de la planta del cannabis. En un proceso que se gesta desde la estructuración de cada uno de los diseños, las curvas de producción y la definición de materiales, varias artesanas confeccionan a mano todo el catálogo de Stardog Loungewear, una marca colombiana que se está abriendo paso en Estados Unidos para llevar la moda sostenible a otro nivel.
Las camisetas, batas, zapatos y 'hoodies', como se les conoce a las sudaderas con capota, se distribuyen en los dos puntos de venta que tienen en la capital, pero además viajan por lo menos 4.200 kilómetros para estar en las vitrinas de Macy's, una de las tiendas por departamentos más grandes de Estados Unidos. Se trata de todo un ingenio local, que ha aprovechado el 'boom' del cannabis medicinal para apostar por los nuevos usos industriales de este tipo de cultivos.
La planta del cannabis es sometida a un proceso de extracción y solamente se utiliza del 20 al 40% de su eficiencia. El 60% de la planta tiene unos usos variados que en Colombia se llaman usos industriales, cuenta a Forbes Luis Merchán, CEO de Flora Growth, propietaria de la marca. Esos usos comprenden fibras textiles, materiales de construcción, bioplásticos, papel, entre otros.
Cómo se fabrica
El proceso de fabricación se realiza con manos colombianas, pese a que la materia prima la traen de Turquía y Asia. En medio de las millonarias inversiones que se siguen anunciando en esta industria, el Gobierno Nacional de Colombia autorizó hace unas semanas el uso industrial del cáñamo, por lo que Flora Growth ya tiene en su lista de planes producir fibras allí. Esto abre una ventana de oportunidades al sector textil nacional, que desde hace unos años viene reajustando su hoja de ruta ante la expansión del 'fast fashion' en América Latina.
De una hectárea de cáñamo sale aproximadamente una tonelada de fibra para la confección de este tipo de prendas, según explica Carlos Martínez, un comerciante textil que hace por lo menos seis años trabaja con este material. Cuenta a Forbes que se utiliza una cuarta parte de la tierra que se necesita con el algodón, por lo que la eventual masificación de estos tejidos podría poner en amenaza a la industria de los sintéticos.
Llevamos seis años con este proyecto, sabíamos que con la mata del cannabis se podría extraer el cáñamo y crear fibras para hacer ropa. Empezamos a investigar, a estudiar, y traíamos telas de China, cuenta Martínez, quien está detrás de la marca Cannabis Natural Fashion, una empresa que vende poco más de 3.000 prendas mensuales en Bogotá.
Al igual que Stardog, Martínez confecciona las prendas en la localidad de Puente Aranda, en Bogotá, de la mano de madres cabezas de familia y jóvenes en proceso de rehabilitación. Asegura que, aunque el sector aún está empezando a tecnificarse para ajustar colores en jeans o masificar su producción, las fibras permiten crear diseños exclusivos que le puedan competir a las grandes marcas como Zara, H&M o Pull & Bear, entre otros.
Las empresas todavía son antiguas y artesanales. Nos hemos ido adaptando y poco a poco la idea es lograr que el 90% de las prendas sea a base de fibra de cáñamo, confiesa el empresario. Se viene toda una revolución y una democratización de la moda, y eso nos permite creer que los conceptos ecológicos serán el futuro.
De acuerdo con Research and Markets, se estima que en 2021 el negocio del cannabis movió alrededor de US$25.650 millones en el mundo, impulsando principalmente por los medicamentos y los usos industriales. Las proyecciones apuntan a que las ventas serán de hasta US$179.000 millones al 2030, con un crecimiento anual del 23,9%. En este contexto, el negocio textil tiene una alternativa sostenible con el que se podría reemplazar la brecha que hay entre oferta y demanda en los próximos 10 años.
En 2021 el negocio del cannabis movió alrededor de US$25.650 millones en el mundo,
Merchán, de Flora Growth, explica que la gran mayoría de esta brecha -que se estima en más de US$10.000 millones- va a ser cubierta por fibras que no son sostenibles y causan un daño significativo al medio ambiente. Por eso, la fibra textil de cáñamo es muy buena, es sostenible, es antibacterial, soporta la tierra donde es sembrada y es muy buena para el medio ambiente.
Los empresarios son optimistas sobre las oportunidades que hay ahora, con el Gobierno Nacional delimitando la ruta para tejer ese camino. Martínez sostiene que viene toda una adopción de procesos, con el fin de que Colombia se convierta en una potencia mundial en la producción de fibras a base de cáñamo. Se estima que esto podría tardar entre dos a tres años, por lo que seguirán importando telas para la producción de sus diseños.
Forbes Colombia consultó con varias empresas de cannabis medicinal y aclararon que hay interés en entrar en este segmento en la medida que la regulación se afiance. Lo cierto es que, por el momento, ya hay algunas compañías que siguen ganando terreno a nivel nacional, así como otras que tocan puertas en otros países para llevar a lo más alto la moda local.
Stardog, por ejemplo, acaba de abrir una tienda en Miami y proyecta un crecimiento por encima del 250% este año. Con esta expectativa, espera cerrar ingresos de hasta US$2,5 millones a punta de prendas fabricadas con las variedades que se derivan del millonario negocio del cannabis, que ha probado ser una caja de sorpresas.
Nota publicada en Forbes Colombia.