-¿Qué panorama económico ves para lo que queda del año y 2023?
Estamos en un contexto claramente desafiante, con inflación generalizada, con costos en alza en la cadena de suministros y un contexto internacional complejo. Un desafío persistente es el tema de los precios. Nuestro compromiso está en brindar una oferta accesible de productos, es decir, hacer accesibles productos de calidad a precios amigables al bolsillo, pero cuidando la rentabilidad de las revendedoras y sus negocios independientes.
-¿Tienen proyectadas inversiones en el país?
Seguimos apostando al país, como desde hace 50 años, invirtiendo en nuestras plantas de Moreno y San Fernando, donde se producen más de 400.000 productos por día tanto para abastecer al mercado local como para exportar a países limítrofes. Asimismo, la inversión digital es parte de las prioridades: queremos optimizar y robustecer nuestro ecosistema de plataformas digitales. La esencia del negocio no cambió, pero la tecnología está cambiando la manera de hacer las cosas y les está dando nuevas oportunidades tanto al negocio como a las revendedoras.
-¿La pandemia aceleró proyectos o cambios que ya habían empezado?
Fue un factor fundamental y el negocio digital está creciendo a un ritmo exponencial, pero todavía en términos de escala y hacia adentro de las compañías seguís teniendo la discusión de quién crece mucho, pero quién paga las cuentas.
Entonces, el negocio tradicional sigue siendo una parte muy importante. Se trata de seguir invirtiendo sabiendo que ese crecimiento exponencial rápidamente va a permitir sortear la situación de escala y que es muy bueno para las revendedoras. Las revendedoras digitales son entre un 30% y un 50% más productivas. Algo muy importante es que cada uno encuentre su ritmo, porque queremos adoptar la tecnología, pero no queremos que esa adopción implique una exclusión.
-¿Cómo es el desafío de liderar una compañía en transformación?
Darle la espalda a la digitalización o no impulsarla es un poco como el terraplanismo. No hay que ser un experto para ser un agente de cambio digital, pero estoy convencido de los beneficios no solo económicos, sino sociales, medioambientales. Si las compañías no nos subimos a tiempo, llegamos tarde. Hay que tener obsesión por la user experience y es una de las áreas donde muchas compañías fracasan en los procesos de digitalización, porque no está ese nivel de atención y porque a veces los incentivos no están puestos en los lugares correctos.