Cada vez es más común que los inversionistas de un proyecto pregunten sobre la sustentabilidad del mismo. Sobre todo en la industria agrícola, la cual genera una gran contaminación ambiental si se lleva a cabo con malas prácticas de producción.
Sin embargo, eso debe hacerse en un contexto donde el aumento de la población global requiere mayor cantidad de alimentos. Y todo eso sin olvidar el negocio y el objetivo de generar ganancias. Lograr equilibrar esas tres patas no sencillo y por ese motivo proyectos como el de Tierras del Litoral II generan muchas expectativas.
El proyecto se basa en la compra de tierras con potencial agrícola, ganadero y, en menor medida, forestal. El objetivo es garantizar la mejor producción en cada tipo de suelo y para eso a esas tierras se le realizan inversiones para mejorar la productividad y tener un mejor manejo ambiental, le cuenta a Forbes Argentina Ignacio Baglietto, CEO de Agropecuaria del Litoral, y Federico Frick, COO de la empresa.
-¿Cómo se ingresa al proyecto?
-Los inversores suscriben certificados mixtos, que básicamente son certificados de capital en un 75% y de deuda en un 25%. Entonces tiene un producto que les permite invertir en tierra y tener, por un lado el incremento del valor de la tierra en el largo plazo, que en Uruguay es del 8% en los últimos 50 años, y además una ronda positiva por la producción de la tierra todos los años. La que opera es Agropecuaria del Litoral y ellos reciben una renta.
-¿Cuál fue el resultado?
-El fideicomiso ya se suscribió y cerró. Estuvo orientado principalmente a inversores institucionales y la emisión inicial fue por US$ 100 millones pero se suscribieron US$ 170 millones. Así que hubo que hacer una prorrata de inversores al 59% de lo que cada uno invirtió. Todos los que se inscribieron fueron instituciones locales y como es un proyecto a largo plazo, estamos hablando de alrededor de 15 años, está más orientado a ese tipo de inversores que piensan a largo plazo.
-¿En qué etapa están ahora?
-Estamos en proceso de adquirir las tierras. Nuestro trabajo ahora es encontrar las mejores oportunidades en las mejores zonas del país. Básicamente es en Litoral: Colonia, Río Negro, Paysandú y el sur del país. Y sobre eso se desarrollan todas las inversiones necesarias para aumentar y maximizar la productividad de esos campos.
-¿Cuántas compraron?
-Ya cerramos alguna operación y estamos detrás de otras dos. Iremos cerrando en los próximos años el resto. Este es el segundo fideicomiso que lanzamos. El primero fue en 2018 por US$ 50 millones y aproximadamente en 2020 lo terminamos de invertir al 90% porque siempre quedan algunas para más adelante. Eso motivó a alguno de los primeros inversores a querer estar en el segundo.
-¿Cuántas toneladas de alimento producen y cuánto facturan?
-A nivel total de empresa, este año estaremos alrededor de las 50 mil toneladas de producción. A nivel de facturación en US$ 16 millones. Apuntamos a duplicar eso en los próximos cinco años con este nuevo proyecto y alguno más a futuro. Estamos pensando en US$ 40 millones de facturación y duplicar también el volumen de producción con 100 mil toneladas.
-¿Cómo es producir en Uruguay?
-Los campos en Uruguay tienen mucha más variabilidad que en Argentina, por ejemplo. En Uruguay, en un campo grande de más de mil hectáreas hay una gran variabilidad y esa es una característica natural. Por eso primero detectamos el mejor uso productivo según cada lugar. Y de ahí se desarrolla la mejor opción: agrícola, ganadera o forestal. A veces se entrelazan un poco como un sistema productivo y no hay una línea tan clara de uno a otro.
-¿Cómo eligen las tierras?
-Los inmuebles tienen que tener un potencial agrícola de mínimo 40% o 50%. Y es muy valorable la posibilidad de regar, que es una práctica que en Uruguay históricamente es subutilizada. En Uruguay llueve mucho y por lo general el agua se escurre. Entonces se va mucha agua de los suelos. Con el riego, se regulan los excedentes a través de embalses o tomas de arroyo. Esto no compite con otro uso sino que se recupera un excedente que de otra forma se pierde. Y es agua superficial, no de pozo.
-¿Por qué es mejor el riego?
-A través del riego, se implanta un sistema productivo más eficiente y más intensivo en el que se utilizan mejor los recursos. Además, sirve para estabilizar la producción ya que se aporta agua cuando se necesita. Eso trae un beneficio ambiental porque la mejor forma de conservar los suelos es que produzcan la mayor cantidad de biomasa posible. Además, el riego permite diversificar los cultivos porque los hace más viables y es positivo para el sistema porque permite mayor rotación con participación de cultivos que son buenos para el suelo como el maíz durante el verano.
-¿Aumenta la producción?
-Sin riego, en Uruguay se producen 5 mil kilos de maíz. Y con riego, son 10 mil en la misma cantidad de hectáreas. Con la soja y otros cultivos sucede algo parecido por lo que estamos usando la mitad de recursos. Todo ese paquete más otras herramientas aumentan la producción y son mejores para los sueños.
-¿Qué cultivan?
-Cultivos hay de invierno y de verano. Los de invierno crecieron mucho en los últimos años y creemos que seguirá de esa manera. Más de la mitad de la superficie se hace con cultivos de invierno con destino a cosecha. En verano más que nada soja, maíz y algo de pasturas. Y en invierno, cebada y trigo mayoritariamente. También hay una participación menor de cultivos de semilla fina que aportan a la sustentabilidad del sistema.
-¿Cultivan todo el año?
-Los suelos están prácticamente todo el año con cultivos. Porque cuando no hay cultivo para cosechar se hace uno cuyo único objetivo es seguir capturando carbono para devolverlo como materia prima para el suelo. Es uno de los pilares de la producción sustentable y amigable.
-¿Cómo reciben los inversionistas que el proyecto sea sustentable?
-Nosotros vemos que los inversionistas son cada vez más conscientes. Sobre todo las instituciones más grandes ya que muchas suscribieron acuerdos internacionales que les prohíben entrar en proyectos que no sean sustentables. Somos la primera compañía agropecuaria de Uruguay con la certificación de la norma de Gestión Ambiental ISO 14001. A su vez, contamos con la certificación de la norma ISO 9001 para todo el proceso productivo, cosecha y entrega de granos. Eso es algo que valoran mucho y nos hacen preguntas al respecto.
-¿Qué destino tiene la producción?
-Hay de todo. Hoy estamos en un mundo de casi 8 mil millones de personas y yendo a 10 mil millones en 2050. Hay un consumo creciente que le meten presión al sistema. Por el lado local, Uruguay generó plantas de biodiesel y bioetanol a las cuales van parte de la producción. Después, lo que es soja hay mucha demanda internacional y se exporta mucho. Trigo y maíz es un intermedio. Hay un mix de consumo interno y exportación.
-¿Piensan implementar el modelo en Argentina?
-Hay planes de exportar el modelo y nos gustaría hacerlo en varios lugares de la región. Se necesita que haya gente invirtiendo en agro, lo cual requiere miradas a 10 o 15 años. Hoy quizás eso no está en Argentina pero puede cambiar en el futuro. También hay que tener en cuenta que no es lo mismo implementar el sistema en Uruguay que en otro país.
-¿Cuánta mano de obra se genera?
En el agro hay mucho trabajo en redes. Desde las operadoras, hasta los fletes y las plantas que procesan. A nivel trabajo directo e indirecto un proyecto como este genera 150 puestos de trabajo. Además, cuando uno mejora los pisos de producción también impacta porque hay más fletes, más movimiento en los puertos, etc.