Santiago y Joaquín Barbera son la cuarta generación de una familia que hoy está al frente de Grupo Broda, una empresa multirubro de origen mendocino con más de 70 años de trayectoria que factura $ 5.000 millones y prevé terminar el año con 600 empleados. Con negocios en gastronomía, retail, facility management, servicios financieros y real estate, entre otros, también tiene su propio company builder, con el que se expanden en negocios de la nueva economía. Todo, aseguran, bajo dos pilares: innovación y sustentabilidad.
El puntapié inicial fue el restaurante La Marchigiana, comandado por la bisabuela de Santiago y Joaquín, que todavía tiene sus puertas abiertas en la misma locación. "A partir de ahí, hace 5 años, cuando nos hicimos cargo de la gerencia, empezamos a expandirnos a industrias más escalables", cuentan los mellizos, de 31 años, que gracias a una consultoría externa detectaron las fortalezas y debilidades de cada uno para así dividir las tareas. Ambos estudiaron en la Argentina y en el exterior y tuvieron experiencias laborales también a nivel local e internacional.
Al principio, Joaquín era el CEO y Santiago estaba al frente de las operaciones. Pero cuando hicieron la consultoría encontraron que Joaquín tenía más fortalezas en emprendedurismo y visión global y de largo plazo, mientras que Santiago las tenía en gestión. Así fue como compatibilizaron sus habilidades y, desde entonces, Santiago es el CEO de Grupo Broda y Joaquín es el de Broda Lab, el company builder. Por fuera de ellos, otro de sus hermanos trabaja en la gerencia de RR.HH. y Sustentabilidad, y los demás son accionistas.
"Manteniendo los pilares de innovación y sustentabilidad, entramos al negocio de facility management, sobre todo el servicio institucional de alimentación", explican los Barbera. Así, encontraron una industria con numerosos desafíos y respondieron con diferenciales, como la disminución del uso de plásticos de un solo uso, la incorporación de chicos con autismo en la planta de producción y la utilización de energías limpias en busca de la neutralidad de carbono. De ahí, el siguiente paso fue hacia el mundo de las finanzas, con una sociedad de bolsa que brinda asistencia financiera a PyMEs e individuos. "Hicimos una alianza con Andrea Grobocopatel, de Resiliencia SGR, para tener la representación, y estamos armando los primeros fondos de inversión dedicados a Empresas B y empresas de la UIA para que tengan más liquidez y generar facilidades de financiamiento", cuentan.
Uno de los proyectos con impulso este año es en retail. Bajo la marca Frat, armaron un formato de almacén de barrio y cercanía, pero aggiornado. "Si bien vendemos todo lo que vende un almacén tradicional, agregamos mucho de sustentabilidad. Ofrecemos siempre una alternativa más sana y sustentable, tratando de llevarle al consumidor estas tendencias de la nueva economía. También tenemos productos semi-elaborados y listos para consumir para mejorar la alimentación en casa. Son accesibles y utilizan un mínimo packaging", explica Santiago, que adelanta que están trabajando en un sistema de registro facial para que los clientes puedan ingresar al negocio fuera de horario. Además, las empleadas son mujeres mayores de 40/45 años, jefas de hogar. Ya hay un local abierto en Mendoza y la idea es terminar el año con 15, para luego iniciar el desembarco fuera de la provincia.
Del lado de Broda Lab, la company builder para proyectos de la nueva economía, Joaquín explica: "Creemos que las empresas que resuelvan los problemas que hoy tiene el mundo van a ser las empresas con valuaciones más altas del mercado. Hay un círculo virtuoso en resolver un problema y el retorno que genera para la compañía". Broda Lab trabaja con startups que desarrolla o invierte en compañías ya existentes pero con un rol activo, en el directorio o en el management. En la mayoría de los casos, cuando la startup se convierte en un negocio, pasa a formar parte de Grupo Broda.
Otro de los proyectos nuevos de Grupo Broda es en real estate: sobre un terreno en Luján de Cuyo se desarrollarán 140 departamentos con domótica e innovación, que buscarán además una conexión "muy profunda" con la naturaleza. "Queremos que las personas sigan formando parte de la comunidad, que no se aíslen de la sociedad como pasa en muchos barrios privados", dicen los Barbera sobre su proyecto, que está próximo a comenzar su desarrollo con una inversión entre propia y de grandes inversores de alrededor de US$ 25 millones.
"El company builder de la nueva economía está enfocado en regeneración ambiental y social", sintetiza Joaquín. Entre sus proyectos, hay un negocio de miel regenerativa y orgánica: están formando una red de productores independientes en el Gran Chaco, el Impenetrable y algunas zonas de Brasil. "Trabajamos con pequeños productores para darles financiamiento, acompañamiento para que tengan sus propias colmenas y les aseguramos la compra", cuenta. Esa miel, luego, se vende a granel a grandes compañías o fraccionada. También están trabajando en tratamiento de residuos y forman parte de Terraflos, el grupo de cannabis medicinal más grande de Latinoamérica, que tiene empresas como YVY (Uruguay), Blueberries (Colombia, de la cual Joaquín es director) y DrGea.com (e-commerce).
"Lo que buscamos es juntar a la ciencia y a los científicos con las soluciones para un mundo mejor", resume Joaquín. Santiago complementa: "En lo mío, que son industrias más tradicionales, el trabajo es cómo hacer para que se adapten, se transformen, sean disruptivas y puedan empezar a ser positivas para el ambiente y la comunidad". Con esto en vista, cuentan que el lema del grupo, De Mendoza para el mundo, no se refiere solo al hecho de salir desde la provincia al mundo, sino también para el planeta. "No solo queremos ser la mejor empresa del mundo, sino para el mundo. Lo que nos llena es tener una empresa con propósito. El resultado económico es importante para que la compañía pueda tener impacto y crecer, pero los propósitos son mucho más profundos que solo ese resultado", resumen los hermanos. Y concluyen: "El capitalismo está evolucionando de un capitalismo de shareholders a uno de stakeholders. Eso es bueno para todos. Y los inversores y clientes nos eligen no solo por el producto o las cuestiones económicas, sino por el impacto".