Javier Milei será el nuevo presidente de Argentina a partir del próximo 10 de diciembre, por lo que tendrá el poder y la obligación de mejorar la situación económica de los pequeños ahorristas y trabajadores y de las empresas, consolidadas y en fase de crecimiento, que son fundamentales para el desarrollo de la sociedad y que hoy en día no pueden aprovechar sus máximas capacidades.
Juan Manuel Amorós, director ejecutivo de Emprelatam, la organización latinoamericana líder en apoyar el crecimiento de emprendedores tecnológicos de alto potencial, explicó que, de su red de 650 startups, hay 130 argentinas que muestra un patrón casi común: la extremada dificultad o imposibilidad de proyectar cuánto necesitan invertir y cuánto será el retorno.
A los pocos que logran resolver el primer punto les toca como siguiente desafío hacerse de los recursos necesarios. Hoy no hay instrumentos para financiar el crecimiento. El acceso al crédito no existe, y los inversores privados ven un altísimo riesgo en destinar dinero sin un retorno cierto, expresó.
Para un inversor extranjero se hace difícil comprender cómo una empresa aún en crecimiento en ventas y clientes nominalmente en dólares cada vez produce menos ganancias por devaluación, inflación o impuestos que cambian. Para valerse de algo de estabilidad, son muchas las empresas que desatienden el mercado argentino poniendo foco en el extranjero. El problema derivado de esto es el atraso en la adopción de tecnología que vuelve más competitivos y productivos a otros sectores locales, añadió.
En Argentina, hay 14 compañías por cada 1.000 habitantes, una cifra que se aleja bastante de las 25 de Brasil, las 34 de México, las 48 de Uruguay o las 58 de Chile. A pesar del gran nivel de talento con el que cuenta Argentina, en los últimos años no se logró contar con condiciones para generar innovación y empleo genuino en manos del sector privado de manera sostenida. Son pocos los que se animan a emprender y arriesgarlo todo en este contexto asfixiante, mencionó Amorós.
En cuanto a lo que debe hacer el próximo gobierno para solventar esta situación e impulsar el ecosistema emprendedor de Argentina, el ejecutivo resumió que se necesitan reglas claras, estabilidad y un contexto diseñado de manera integral.
"Los especialistas en desarrollo emprendedor lo llamamos ecosistema favorable. Allí se dan, durante todo el ciclo de madurez de una empresa, las sinergias entre entidades públicas y privadas, talento, inversores, gobiernos, universidades y consumidores. El resultado es la producción de bienes y servicios innovadores y de calidad que agregan valor a la sociedad, dijo.
Otro punto a tener en cuenta por Milei y su equipo deberá ser la cuestión tributaria, ya que en el presente los impuestos son asfixiantes para las pequeñas y medianas (y también grandes) empresas.
"El sistema tributario argentino con 148 impuestos y una presión fiscal de casi el 30% del PBI es ineficiente, inequitativo y regresivo. Esto provoca informalidad laboral y evasión fiscal, aumento de costos y baja de la productividad, caída de las inversiones y exportaciones y menor eficiencia y equidad tributaria, aseveró Amorós.
Reducir su presión o hacerlos progresivos es fundamental. Hay que lograr maximizar el dinero que tienen disponible en sus manos para reinvertirlo y generar más progreso, agregó.
Por su parte, Patricio Gigli, director ejecutivo de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA), una ONG que busca fomentar el emprendimiento en Argentina a través de la influencia en políticas públicas y el acompañamiento a emprendedores a lo largo y ancho del país, enfatizó en que es importante que el próximo gobierno genere una puesta de shock por el entramado productivo local, centrándose en tres ejes esenciales.
El primer eje tiene que ser la simplificación burocrática: eliminar trámites y reducir el tiempo que los emprendedores gastan interactuando con las dependencias estatales en sus diferentes niveles. En segundo lugar, la baja de impuestos. En tercer lugar, la flexibilización y la modernización de las reglas laborales para que contratar un empleado sea realmente un puente para que la empresa pueda crecer y no una amenaza de que la empresa pueda cerrar en el futuro, comentó.
Asimismo, Gigli detalló que se deben promover los acuerdos comerciales y arreglar temas macroeconómicos, como el mercado cambiario que actualmente cuenta con múltiples tipos de cambio que impiden que las empresas se desempeñen adecuadamente.
El especialista pidió que se normalicen todas las operaciones de comercio exterior y se elimine el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), el cual es un mecanismo que claramente abona la discrecionalidad de los funcionarios de turno y que impide a los emprendedores y a las empresas poder hacer una planificación que les permita crecer.
Por último, también sostuvo que se tienen que poder implementar las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) en Buenos Aires, para que los emprendedores porteños puedan abrir su compañía fácilmente tal como lo hacen en Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Tucumán.