¿Qué significa el símbolo de un conejo saltando que se puede venir en ciertos productos? Se trata de Leaping Bunny, la certificación que otorga Cruelty Free International y que implica que las marcas deban pasar por un riguroso proceso para obtenerla, en el que se investiga la cadena de suministro, incluidas las materias primas e ingredientes individuales, para confirmar que efectivamente no se testea en animales. Así lo explica Michelle Thew, Directora Ejecutiva de Cruelty Free International, en su visita a la Argentina, invitada por L'Oréal para celebrar el segundo aniversario de que Garnier, una de sus marcas insignia, consiguiera esta aprobación.
Garnier, la cuarta marca de Beauty más grande del mundo, enmarca sus acciones en Green Beauty, el programa de sustentabilidad que tiene objetivos claros para 2025 de reducir o erradicar el impacto ambiental en cada etapa de su cadena de valor. Trabaja en Plástico & Envasado, Producto y Fórmulas, Fábricas & Producción, y Fuentes Solidarias. A nivel global, por ejemplo, en 2021 se evitó el uso de 12.200 toneladas de plástico virgen y el 90% de los ingredientes utilizados para los productos de la marca fueron de fuentes sostenibles.
"Leaping Bunny requiere una investigación rigurosa de toda la cadena de suministro, incluidas las materias primas e ingredientes individuales para descartar cualquier caso de experimentación con animales. La aprobación requiere la evaluación de todos los productos terminados de la marca", explica Thew.
Para conseguir esta aprobación de Cruelty Free International, Garnier tuvo que obtener declaraciones de más de 500 proveedores que suministran más de 2.800 ingredientes de todo el mundo. Fue un trabajo de meses hasta lograr la aprobación que permite llegar el logotipo de Leaping Bunny. Además de esta certificación que garantiza que no hay maltrato ni testeo animal, el 99% de los ingredientes de Garnier son veganos -esto es, las fórmulas no contienen ningún ingrediente o subproducto de origen animal. El 1% restante corresponde a ingredientes derivados de las abejas, que se trabajan bajo un programa dedicado a garantizar que se respete su biodiversidad.
"Conseguir la aprobación no es un hecho de una única vez, sino que es una alianza que cambia el modo de trabajar de las marcas. A partir de este acuerdo, y una vez que se logra la aprobación, la marca debe continuar auditando todo su proceso de producción, incluyendo cada proveedor o ingrediente nuevo que incorpore a sus productos. Es decir, la marca debe saber que es un compromiso real y a largo plazo, debe comprender que se trata de un cambio en el modo de operar, incluso aunque significa tomar decisiones difíciles desde el punto de vista de los negocios", agrega Thew, que se unió a Cruelty Free International en 1999 y, entre otros hitos, encabezó la histórica campaña de los diez años de la organización para poner fin con éxito a las pruebas de cosméticos en animales en Europa. Thew asegura que, si una marca del tamaño y la envergadura de Garnier puede someterse a esta auditoría -y pasarla con éxito-, debería ser un ejemplo para que otras brands lo imiten.
Cruelty Free International trabaja codo a codo con las organizaciones para apoyarlas desde el momento en el que se acercan a la organización. "Trabajamos además en conjunto con las marcas, los ciudadanos, los gobiernos y los reguladores", asegura Thew. Uno de los esfuerzos que se está haciendo a nivel global es por la eliminación de la regulación que hay en ciertos mercados (China es el más conocido) que exige el requerimiento de testeo en animales para la venta de productos de cosmética. "Gracias a los avances tecnológicos, ya hay otros métodos más confiables, baratos y efectivos que permiten que ya no haya que elegir entre lo ético y lo seguro", añade Thew. L'Oréal, de hecho, tiene una compañía, llamada Episkin, que desarrolla piel sintética con este objetivo. "Estamos trabajando en un programa piloto con las autoridades chinas para que no esté más este requerimiento y estamos viendo los primeros avances y progresos para que las marcas puedan ingresar a este mercado sin testear en animales", asegura Thew.
Con más de 1.000 marcas en el mundo que ya tienen el sello Leaping Bunny, Estados Unidos y la Unión Europa son las regiones que más pedidos de auditoría de marcas tienen, aunque América Latina está en la tercera posición y, según Thew, es una de las que más creció en los últimos dos años. "A pesar de los grandes avances y el aumento de la conciencia, este es un trabajo continuo que aún no terminó. El testeo en animales y el maltrato sigue siendo una realidad. Hay que seguir demandando alternativas", concluye Thew.