El pasado mes de julio se conoció la noticia de que han descubierto 2 millones de toneladas de litio bajo el suelo de Bolivia, según el presidente de la nación, Luis Arce. Esto eleva la cantidad total de mineral en el país andino a 23 millones de toneladas, más que en ningún otro país.
A la cantidad de litio de Bolivia le siguen Chile y Argentina, con 19,9 y 12 millones de toneladas respectivamente. Juntos, estos tres países controlan más de la mitad de los recursos mundiales.
Los recientes descubrimientos podrían situar a Bolivia y a sus vecinos en una posición privilegiada en la transición gradual del mundo de los combustibles fósiles a las baterías eléctricas para alimentar sus crecientes necesidades energéticas.
El litio se utiliza en componentes de todo tipo, desde teléfonos y ordenadores hasta vehículos eléctricos. En cierto modo, podríamos empezar a concebir el litio y otros metales como el petróleo del futuro, dado que serán recursos clave para el funcionamiento diario de la economía mundial.
De hecho, algunos países ricos en el metal ya han iniciado conversaciones para formar su propio cártel, al igual que los productores de petróleo unen sus fuerzas en la OPEP+.
En el primer semestre de 2023, los acuerdos de extracción de litio han alcanzado máximos de la década de 65.000 millones de dólares, ya que las organizaciones se pelean por hacerse con una parte de un sector altamente lucrativo.
Sin embargo, hay que hacer dos distinciones. En primer lugar, a los expertos les gusta diferenciar entre "recursos" y "reservas". Los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) muestran por qué es importante. Los recursos se refieren a la cantidad de mineral de litio descubierto, y las reservas a las cantidades que pueden explotarse económicamente.
Para ponerlo en perspectiva, según sus datos, en 2022 en Argentina había 20 millones de toneladas en recursos pero 2,7 millones de toneladas en reservas. En la misma Bolivia, aún no tenemos datos de reservas, sólo de recursos.
Segundo, si bien gran parte del mineral se concentra en Sudamérica, Australia y China están en los tres primeros lugares de producción, junto con Chile. Bolivia tiene graves carencias en este sentido.
En 2021, la producción boliviana fue de 543 toneladas, poco en comparación con las 550.000 toneladas de Australia que ostentó ese año.
Aunque el rico suelo promete un gran potencial, carece en gran medida de infraestructuras, conocimientos técnicos y empresas capaces de explotarlo.
La cordillera de los Andes ofrece una gran riqueza mineral, pero también obstáculos geográficos. El país no tiene salida al mar y a menudo se enfrenta a Chile por el acceso a los puertos marítimos. Bolivia es también el país más pobre per cápita de la región. En los últimos años se han producido también crisis políticas que han cuestionado la estabilidad del gobierno.
No obstante, existen algunos planes prometedores para Bolivia. El gobierno ha anunciado una empresa conjunta con Contemporary Amperex Technology, un importante productor chino de baterías. Iniciarán el proceso de fabricación de baterías en Boliva, lo que podría cambiar las reglas del juego.
Muchos países ricos en recursos han carecido históricamente de capacidad para procesar su propia producción, y la han aplazado a industrias extranjeras. Aunar la extracción de recursos y la fabricación podría impulsar el desarrollo de Bolivia y convertir al país en un centro de empresas y expertos en litio.
Sin embargo, dadas las capacidades actuales, este objetivo está aún muy lejos. En Bolivia no hay empresas potentes de litio, mientras que sí las hay en Estados Unidos, China, Australia y Chile. Éstas podrían dominar el mercado mundial y, a su vez, marcar el ritmo para Bolivia.
Nota publicada en Forbes US.