¿Puede Argentina crear su propio Silicon Valley?
La ambición de crear un Silicon Valley sudamericano desafía a las provincias argentinas a innovar y a desarrollar ecosistemas que atraigan talento y capital.

La idea de que una ciudad en Sudamérica pueda replicar lo de Silicon Valley es ambicioso, pero ¿es posible? Las ciudades argentinas como la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba Capital ya han demostrado su capacidad para atraer talento, generar ecosistemas emprendedores y atraer inversiones. Sin embargo, al comparar con Silicon Valley, surge una pregunta inevitable: ¿Qué falta para que puedan posicionarse como el centro neurálgico de la tecnología en la región?

Más allá del glamour de los grandes unicornios argentinos, como Mercado Libre o Globant, la creación de un "Silicon Valley sudamericano" exige un ecosistema mucho más profundo y diversificado, algo que, según los expertos, requiere una combinación precisa de factores estructurales, culturales y económicos.

Conectividad: el pilar fundamental

Lisa Ocampo, Directora Ejecutiva de Emprear, señala que la infraestructura es el punto de partida, pero con una visión mucho más amplia de lo que generalmente se considera. "Un hub no solo debe permitir la conexión física de personas y organizaciones, sino que debe construir un Ecosistema Digital de Integrabilidad (EDI)", explica Ocampo. Este concepto, inspirado en el modelo implementado en Estonia, implica la creación de un sistema donde los actores clave (gobierno, empresas, academia y emprendedores) puedan articular sus soluciones y sistemas en tiempo real. La implementación de este tipo de tecnología no es solo una cuestión de infraestructura física, sino de permitir una innovación ágil y colaborativa.

Santiago La Rosa Pedernera, cofundador y CEO de Sidom, inversor ángel, LP de un Venture Capital y al frente de un family office, complementa esta visión al subrayar que la conectividad debe ir más allá de lo digital. "Las ciudades que aspiran a ser centros tecnológicos deben contar con infraestructura adecuada: acceso a internet de alta velocidad, centros de innovación, espacios de coworking y un ambiente que promueva la colaboración entre empresas emergentes y consolidadas", indica.

Córdoba, por ejemplo, ha avanzado en esta dirección, pero aún enfrenta barreras significativas, como la necesidad de consolidar alianzas estratégicas con universidades y el sector privado. Ocampo destaca que no es solo cuestión de infraestructura, sino de crear una oferta integral que haga a las ciudades competitivas no solo a nivel tecnológico, sino también como lugares atractivos para vivir, trabajar y crecer profesionalmente.

Políticas públicas y el desafío de la descentralización

Uno de los grandes desafíos que enfrenta la Argentina es la centralización de su desarrollo tecnológico en Buenos Aires y Córdoba. Carola Tolomei, mentora de CEOs y startup,, observa que muchas provincias no tienen el marco regulatorio ni los incentivos fiscales necesarios para atraer inversión y talento. "El apoyo desde políticas públicas es clave para facilitar la apertura a inversiones extranjeras y generar facilidades impositivas", explica. Para Tolomei, la clave está en potenciar las universidades regionales y fomentar espacios de conexión entre estudiantes y startups, algo que ciudades como Rosario y Mendoza ya están comenzando a implementar.

Sin embargo, los obstáculos no son solo locales. Julia Bearzi, directora de Endeavor Argentina, apunta a una deficiencia estructural que afecta a todo el país: "Hoy alrededor del 20% de los argentinos no tiene acceso a internet, lo que deja a varias regiones en desventaja clara". Este problema de conectividad no es solo una barrera para la innovación, sino que perpetúa las desigualdades, frenando el potencial de hubs emergentes.

Maria Julia Bearzi, de Endeavor.

La descentralización no implica sólo la creación de nuevas startups en las provincias. Significa también crear polos de especialización que aprovechen las fortalezas de cada región. Por ejemplo, Bearzi subraya que el sector AgTech en Rosario o la innovación en energías renovables en Mendoza son ejemplos de cómo diferentes ciudades pueden liderar en áreas específicas, sin necesidad de competir directamente con Buenos Aires o Córdoba.

El modelo Silicon Valley: ¿Qué podemos aprender?

La comparación inevitable con Silicon Valley no se detiene en la infraestructura. Uno de los aspectos que más resuenan en los expertos es la mentalidad. Silicon Valley no se construyó únicamente sobre tecnología, sino sobre una cultura de colaboración, apertura internacional y, sobre todo, ambición.

Gabriel Miller, fundador de North Valley, señala que la mentalidad global es lo que más diferencia a este espacio en Estados Unidos. "Allí, las startups no piensan solo en sobrevivir localmente; piensan en cómo resolver problemas globales desde el día uno", y añade: "el talento argentino es increíble, pero muchas veces están atrapados en la mentalidad de resolver problemas locales en lugar de mirar al mercado global".

A diferencia de otros hubs que buscan emular su éxito replicando su infraestructura o atrayendo capital, Silicon Valley ofrece algo más intangible: un ecosistema que fomenta la creatividad disruptiva y la capacidad de pensar en soluciones globales desde lo local. Lo más impresionante es cómo esa combinación de innovación y ambición ha sido capaz de generar un impacto que va mucho más allá de la tecnología, influyendo en la cultura empresarial y en la forma en que el mundo entiende la posibilidad del cambio.

En esta misma línea, Bearzi subraya que Silicon Valley no se construyó de la noche a la mañana, sino a través de la especialización y el desarrollo conjunto de diversos actores: "la creación de ecosistemas no es algo que se puede replicar tal cual, pero hay muchas lecciones que podemos aprender de cómo interactuaron las universidades, las empresas y el gobierno en ese modelo".

Retener talento: un desafío urgente

Una de las grandes preocupaciones en la creación de hubs tecnológicos en Argentina es la fuga de talento. Muchas de las mentes más brillantes de las provincias migran a Buenos Aires o al extranjero en busca de mejores oportunidades. Según La Rosa Pedernera, la clave para revertir esta tendencia es crear una oferta atractiva de trabajo y desarrollo en las mismas provincias.

"Silicon Valley no es solo tecnología, sino una cultura de colaboración y apoyo mutuo. Si queremos que el talento se quede en sus provincias, debemos crear redes locales de emprendedores y espacios de coworking que fomenten un sentido de comunidad", explica La Rosa Pedernera. Estas redes son esenciales para que los emprendedores sientan que pueden crecer profesionalmente sin necesidad de mudarse a las grandes ciudades.

 

Pero, ¿qué es lo que realmente necesita un emprendedor para decidir quedarse en su ciudad natal? Según Tolomei, no es solo una cuestión de oportunidades laborales, sino de un ecosistema que respalde la innovación y brinde acceso a capital. "Globant y Mercado Libre han demostrado que es posible descentralizar sus operaciones, pero esto debe ir acompañado de políticas públicas que faciliten la creación de startups en regiones más pequeñas", explica.

La pampa: la provincia que tiene la oportunidad

Cuando pensamos en hubs tecnológicos, La Pampa no suele ser la primera provincia que nos viene a la mente. Sin embargo, Federico Bustos Reyes, fundador de la comunidad de Ciberseguridad PampaSeg, comparte una visión sobre el potencial de esta región para destacar en el ecosistema de innovación. Santa Rosa ha visto un notable crecimiento urbano en la última década, impulsado por una oferta educativa en expansión que ha permitido a muchos jóvenes quedarse en la provincia. "Las universidades han ampliado sus programas, lo que ha hecho que los estudiantes opten por permanecer en la capital provincial", comenta.

La conectividad también favorece a La Pampa como destino para empresas tecnológicas. A pesar de estar a 600 kilómetros de Buenos Aires y Córdoba, la fácil accesibilidad y los vuelos regulares a la capital en solo una hora son ventajas logísticas clave. "Vivir en Santa Rosa y llegar a Buenos Aires en una hora es un beneficio inestimable", añade Bustos Reyes.

 

Silicon Valley fue un ícono en el auge de la tecnología, pero hoy los polos tecnológicos se definen más por convicciones y la rotación de talentos y países como Estonia y Polonia, donde empresas globales establecen centros de operaciones. "La Pampa, con su mano de obra calificada y competitiva, tiene el mismo potencial para ofrecer servicios tecnológicos al mundo", señala.

La Pampa puede emprender cualquier proyecto, sin importar las regulaciones. "Muchas personas han regresado en busca de tranquilidad, manteniendo o mejorando sus trabajos gracias a una oferta laboral en crecimiento. Hoy, lo que impulsa a los emprendedores ya no son las fronteras, sino el entusiasmo y las ganas", concluye Federico.

¿Es posible un "Silicon Valley" en Sudamérica?

La respuesta a esta pregunta es compleja y depende de cómo se plantee el desarrollo. Las ciudades argentinas tienen un enorme potencial, pero necesitan más que una simple inversión en tecnología. Necesitan una transformación estructural y cultural que permita la creación de ecosistemas de innovación sostenibles.

Miller lo resume bien: "El desafío no es solo construir infraestructura o atraer inversión, sino cambiar la mentalidad. Si logramos que nuestras provincias envíen el mensaje correcto —'Aquí también se puede innovar'—, podemos empezar a competir a nivel global". El camino hacia un Silicon Valley sudamericano no es una réplica exacta del original, sino una construcción basada en las fortalezas y oportunidades de cada región.