Desde los máximos históricos alcanzados en noviembre del 2021 hasta los precios de la actualidad, las acciones de Nike perdieron más de un 27% de valor. Si bien la tendencia de largo plazo sigue siendo sólidamente alcista, lo cierto es que la compañía está atravesando su peor trimestre desde el 2008.
Entre los principales motivos de esta mala racha se encuentra la creciente inflación internacional, y que en Estados Unidos se encuentra en los niveles más altos de las últimas cuatro décadas, y la alta exposición que tiene la compañía al conflicto entre Rusia y Ucrania.
Para Kimberly Greenberger, analista en Morgan Stanley, los déficits de producción y los retrasos en el transporte constituyen un informe de resultados "difícil de predecir".
"Es poco probable que los resultados del tercer trimestre resuelvan estos debates persistentes, retrasando cualquier recalificación de valoración material al informe de ganancias del cuatro trimestre", agregó la especialista.
Por su parte, Lorraine Hutchinson, analista en Bank of America, redujo las estimaciones de ganancias de Nike para los años 2022 y 2023.
No obstante, algunos participantes del mercado continúan optimistas con respecto al futuro del gigante de la indumentaria deportiva. Uno de ellos es Beth Reed, de Truist Securities, quien afirmó: "Vemos una oportunidad de compra convincente para una de nuestras historias favoritas de crecimiento a largo plazo".