Si quieren subsanar sus reputaciones, dos ex CEO de General Electric Co. deberían devolver los US$ 628 millones que cobraron en indemnizaciones. Jack Welsh cobró US$ 417 millones de dólares cuando optó por dejar la empresa en 2001 y Jeff Immelt se llevó US$ 211 millones en 2017.
Así lo afirma The Edge (que busca empresas con rendimientos inferiores a las expectativas para detectar posibles candidatas a la intervención de inversores activistas, situaciones especiales y escisiones), que añadió que GE, de 130 años, está más cerca que nunca del abismo gracias a la debilidad sistémica que legaron Welch, de 83 años, y su sucesor, Immelt, de 63.
Se cree que la indemnización de casi US$ 500 millones de dólares que cobró Welch (US$ 600 millones al tipo de cambio actual) fue el mayor paquete de indemnización por jubilación otorgado al CEO de una corporación estadounidense.
En noviembre del 2000, Welch eligió como sucesor a Immelt y posteriormente insistió en que “mi éxito será determinado por qué tan bien haga crecer mi sucesor [a la empresa] en los próximos 20 años”.
Ambos cobraron cientos de millones de dólares de GE en salarios y beneficios, y cuando Immelt se jubiló en 2017, le pagaron US$ 211 millones. Como el propio Welch admitió que se lo juzgaría según cómo le fuera a su sucesor, sería positivo que devolvieran sus indemnizaciones, dada la situación desesperante que atraviesa la empresa.
Según The Edge, el nuevo CEO de GE, Larry Culp, tendrá desafíos durísimos por delante: la deuda de US$ 105.800 millones que heredó y el futuro de los 20.000 empleados asalariados de la empresa en EE.UU. cuyas jubilaciones quedaron congeladas.
La empresa ya recortó los dividendos, pero todavía le falta mucho para recuperarse. A pesar de dar la impresión de tomar al toro por las astas declarando en bancarrota a su división de hipotecas subprime y anunciando el cierre de centrales eléctricas y despidos masivos en EE.UU. y Europa (entre ellos, más de 1.000 puestos de trabajo corporativos en EE.UU. y miles más en fábricas en Francia, Inglaterra y Suiza), el futuro no luce para nada prometedor.
Según las investigaciones de The Edge, el precio de las acciones de GE cayó 52,4%, de US$ 23,74 el 2 de enero de 2001 a US$ 11,29 en noviembre de 2019. En ese período, su valor de mercado se redujo de US$ 443.500 millones a US$ 98.600 millones, una caída de 77,3%.
The Edge también informa que los fondos de jubilaciones están abandonando las acciones de GE en estampida: vendieron 18.150.255 desde enero de 2019. La mayoría de los fondos que vendieron pertenece a trabajadores del sector público, como docentes y empleados públicos estaduales, lo que indica que esas ventas podrían ser apenas la punta de un iceberg gigante.
A partir del 1 de enero de 2021, GE planea congelar los planes de jubilaciones de aproximadamente 20.000 empleados efectivos en EE.UU., y los beneficios jubilatorios suplementarios de aproximadamente 700 empleados en EE.UU. efectivizados antes de 2011.
El plan trienal de Culp para sacar adelante al coloso parece casi incumplible, pero merece admiración porque Culp heredó un muerto de Welch y Immelt, que deberían sentir mucha vergüenza por lo que le hicieron a una de las grandes empresas de EE.UU.
Por Jim Osman