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Por qué cada vez más empresas migran sus negocios a la nube

Walter Duer

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La pandemia aceleró como nunca la determinación de las organizaciones de apostar a Cloud. Desde servicios de procesamiento y almacenamiento hasta aplicaciones a medida, pasando por bases de datos, todo el ecosistema comienza a desplegarse para las empresas locales.

8 Diciembre de 2020 08.30

Todos coinciden en un punto: las tecnologías de nube se propagaron a la velocidad de un virus a medida que avanzaba la pandemia. En épocas de confinamiento, trabajo remoto, distancia social y depresión económica generalizada, la propuesta de costos controlados, flexibilidad, capacidad de cómputo y almacenamiento sin propiedad y la disponibilidad de herramientas de pago por uso que pueden accederse en cualquier momento, en cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, produjeron un interés inédito.

Un estudio reciente realizado por Citrix arrojó que el 31% de los responsables de IT reportó haber incorporado servicios de cloud públicos como respuesta a la situación del COVID-19, mientras que un 43% afirmó que ya contaba con estas soluciones previo a la pandemia. Los tiempos cambiaron: en 2018 la misma empresa había detectado que 55% no contaba con servicios en la nube, la mitad de los cuales consideraba que no tenían necesidad porque contaba con suficiente infraestructura física.

“El mercado venía creciendo por debajo del resto de los países de América del Sur, especialmente frente a Chile y Brasil, con un atraso de un par de años en cuanto a madurez”, explica Carlos Abril, CEO de Atos para la Región Austral Andina. La situación se revirtió en 2020: los pedidos para realizar pruebas de concepto del funcionamiento de un entorno cloud, que recibe esta consultora especializada en transformación digital que a nivel mundial factura 12.000 millones de euros, se multiplicaron por diez. “En el entorno actual de trabajo a distancia las ventajas son evidentes”, agrega.

Nunca antes un crecimiento tan grande en materia tecnológica se había dado en la región. “Tanto Argentina como el resto de Latinoamérica históricamente venían relegadas, comparadas a lo que ocurría en otros mercados como Estados Unidos o Europa. Y hoy por hoy se encuentran con altísimos niveles de demanda y crecimiento”, se entusiasma en el mismo sentido Alfredo Terlizzi, CEO de Workia, compañía que tiene una oferta SaaS de HCM (gestión de capital humano).

Así es como muchas empresas pasaron de tener procesos íntegramente “físicos” a la virtualidad, ya sea de forma mixta o total. También esto dependió mucho del tipo de industria que requirió adaptar su operatividad.

“En los últimos meses creció la demanda de herramientas orientadas a cuidar la salud y mejorar la experiencia de los empleados, así como para adaptarse y dar respuesta urgente a los desafíos que surgieron en la cadena de suministro por los fuertes cambios en oferta y demanda”, describe Esteban Samartin, COO de SAP para Región Sur, cuyas ventas de sus más de 100 soluciones de gestión, aprovisionamiento y recursos humanos en la nube llevan 21 trimestres consecutivos de crecimiento.

“Este año quedó demostrado que es posible desarrollar proyectos íntegramente virtuales con la misma o mayor eficiencia que los tradicionales”, agrega. Las cargas de trabajo de empresas argentinas relacionadas a capacidad de cómputo y almacenamiento crecen aceleradamente debido a la necesidad de reemplazo tecnológico, beneficios financieros, capacidad de pago por uso y elasticidad o variabilidad en la planificación de recursos computacionales.

“Los tomadores de decisión debieron hacer un análisis muy rápido e implementar tecnologías para poder seguir operando bajo esquemas de cuarentena”, señala Enrique Camacho, fundador y presidente del proveedor multicloud eSource Capital, empresa que mantiene alianzas con Google y Microsoft, entre otras.

La nube representa un ecosistema complejo de oferta que va desde capacidad de procesamiento y almacenamiento (lo que se conoce como infraestructura como servicio, o IaaS, segmento en el que se ubican Amazon Web Services, Google Cloud o Microsoft Azure) hasta aplicaciones que se consumen y se pagan a medida que se las usa (software como servicio, SaaS, donde ingresan desde ERP hasta paquetes de oficina), pasando por plataformas desde las que se pueden utilizar bases de datos o herramientas de desarrollo (plataformas como servicio, PaaS).

Del mismo modo, existen nubes públicas (ofrecidas por proveedores del mercado conocidos como hyperscalers), nubes privadas (creadas por las organizaciones), y el modelo que tiende a preponderar: el de nube híbrida. “La nube híbrida es el corazón de la estrategia para administrar diferentes cargas de trabajo, por su flexibilidad, integración, capacidad para reducir costos, nivel de seguridad y potencialidad para adaptarse a necesidades específicas”, sostiene Jorge Payró, country manager de Red Hat Argentina, empresa que detectó que el 63% de los líderes de IT posee una infraestructura de nube híbrida y que el 54% de los que no la tienen planean incorporarla en los próximos dos años.

Se mire el segmento que se mire, los números dan positivos. “El gran crecimiento de startups y emprendimientos nativos del mundo cloud aumenta significativamente la adopción, y esto hace que se acelere en compañías que requieren modernizarse para mantenerse competitivas”, analiza Fabrizio Carbone, gerente de Cloud & Cognitive de IBM Argentina.

“El mercado se encuentra adaptándose a los cambios de la forma de consumir tecnología: actualmente, se prioriza la contratación por suscripción, en general a tres años, y no tanto de licencias definitivas”, dice Pedro Sandalis, gerente regional para América del Sur de Nutanix, empresa que se propone ofrecer un cloud privado con las ventajas de uno público, control de los datos y la implementación de acuerdos de niveles de servicio (SLA). “También cambia la visión del equipo de IT para operar internamente y cubrir las necesidades que se presenten”, agrega.

“Un alto porcentaje de las empresas ya consume algún tipo de servicio de nube y la mayoría ya ejecuta o piensa ejecutar una estrategia de multicloud híbrido, donde conviven aplicaciones y cargas de trabajo tanto en las nubes públicas como en las nubes privadas”, detalla Gabriel Pérez Castro, gerente de Desarrollo de Negocios del grupo Cloud e Infraestructura de Cisco Latinoamérica, que ofrece soluciones definidas de infraestructura por software para acelerar la adopción.

El futuro será tecnológico y digital: las empresas, de cualquier sector, tamaño e industria lo saben y trabajan en eso: la clave está no solo en invertir en nube y tecnología sino también en reentrenar y capacitar a la fuerza laboral”, sostiene Alejandro Stecconi, director de Negocios de Nube de Microsoft Argentina, que ofrece infraestructura con Azure, herramientas para el espacio de trabajo con Microsoft 365 y aplicaciones empresariales como Dynamics 365 o Power Platform.

Nadie quiere quedar afuera del fenómeno. “En los últimos años, se sumaron el sector público y bancario: se encontraban reticentes pero entendieron que no se podía seguir ignorando esta tendencia”, agrega Esteban Zecler, CEO de Zetech, que ofrece soluciones para simplificar procesos a través de la despapelización. La pandemia aceleró la adopción de soluciones digitales paperless como firmas de contratos, recibos de sueldos, o procesamiento de facturas.

“Contar con tecnología en la nube será la norma y no la excepción”, explica Rubén Belluomo, gerente comercial del desarrollador de software de gestión Infor para Latinoamérica. “La pandemia disparó el crecimiento a dos dígitos”, afirma. En el caso de la compañía, que vende software empresarial completamente cloud, el incremento de adopción de SaaS entre mayo y junio fue del 112%, mientras que el número de empresas que migraron de un modelo de instalación (on premise) hacia uno en la nube subió 200%. “Es muy extraño que en nuestro rubro se encuentren soluciones on premise”, coincide Ignacio Luciani, vicepresidente de Ingeniería de Tiendanube, que ofrece soluciones de e-commerce 100% cloud.

El camino recién se está recorriendo. Las empresas aprovechan una fracción del potencial de las tecnologías que adquieren y pasarán varios años hasta obtener el máximo de sus beneficios.

“Si bien varias empresas ya digitalizaron aspectos aislados de su negocio, muchas aún no han entrelazado los diferentes segmentos de su organización de una manera que les permita ser inteligentes, resilientes y flexibles”, advierte y estima que se recorrió apenas el 20% del trayecto cloud. “El siguiente 80% se trata de trasladar las cargas de trabajo core de los negocios a la nube y optimizar cada parte del negocio, desde las cadenas de suministro hasta las ventas”, detalla. La empresa construyó una plataforma de nube híbrida abierta, construida sobre los estándares abiertos de Red Hat OpenShift, contenedores y Kubernetes, creada para servir como la base de las operaciones de TI de sus clientes.

Más allá del optimismo generalizado, quedan aún algunos obstáculos por subsanar. “Muchos de los desafíos para que las organizaciones se muevan a la nube no son técnicos, sino culturales”, destaca Jaime Vallés, gerente general para el sector privado de AWS en Latinoamérica. La empresa tiene clientes en 190 países e ingresos trimestrales a nivel mundial superiores a los US$ 10.000 millones y ofrece más de 175 servicios de computación, almacenamiento, bases de datos, análisis, robótica e internet de las cosas (IoT). Vallés detecta tres elementos que podrían atentar contra el éxito de un proyecto: falta de alineación y compromiso del equipo de liderazgo senior, falta de entrenamiento a lo largo de la organización para que todos se sientan parte del proceso y la ausencia de un plan detallado de qué cargas de trabajo se moverán en el corto, el mediano y el largo plazo.

Culturalmente, ya sea por el perfil y origen de la tecnología que vivieron algunas generaciones, o el modelo mental imperante en determinados rubros empresarios de la región, el hecho de tener los datos en la nube sigue siendo un prejuicio para niveles de decisión.

“Los departamentos de TI invirtieron en infraestructura física y plataformas propias, por lo que no quieren dejarlas de lado y aprovechar esta inversión. En este sentido, el esquema híbrido permite conservar lo más importante en la infraestructura física y llevar a la nube el resto de los datos”, indica María Celeste Garros, directora regional de Ventas de Citrix para la región sur de Latinoamérica, empresa especializada en soluciones centradas en las personas.

“Los aspectos que más definen una estrategia moderna de protección de datos dependen de la utilización de diversas capacidades basadas en la nube: recuperación ante desastres a través de un servicio en la nube (54%), mover las cargas de trabajo de las instalaciones a la nube (50%) y trasladar las cargas de trabajo de una nube a otra (48%)”, asegura Martín Colombo, director regional de la compañía especializada en el área Veeam para Latinoamérica. La mitad de las organizaciones reconoce que la nube tiene un papel fundamental en la estrategia de protección de datos actual y lo más probable es que sea más importante en el futuro.

“Existe un cierto desconocimiento sobre cómo controlar los costos de la nube pública”, expresa Sergio Calviello, director de Negocio Data Center y Seguridad de Lumen Clúster Sur, que ofrece soluciones de nubes públicas y cloud basadas en Argentina, segmento en el que la empresa experimentó un crecimiento de facturación del 15% año a año desde 2017. “Esto está vinculado con el hecho de que el mercado aún se encuentra en una fase de aprendizaje”, afirma.

También aparecen como barrera los costos en dólares. “Si una empresa tiene un data center en sus oficinas, los costos de infraestructura y licencias de software ya están en dólares”, desmitifica Abril. No obstante, Zecler advierte que “muchas veces requieren ser abonados con tarjeta de crédito que no cuentan con el límite disponible o con complicadas transferencias al exterior”. Luciani agrega “restricciones contractuales o políticas de datos particulares que no les permitan por algún motivo tener su infraestructura en la nube a algunas empresas”.

“El mayor obstáculo local es que aún no hay presencia ni anuncios de proveedores públicos de Cloud que vayan a instalarse en Argentina”, indica Juan Manuel González, director ejecutivo de Accenture. “Esto puede llegar a complejizar la adopción de esta tecnología para algunas aplicaciones de negocio que requieran de una mayor latencia (tiempo en que una petición tarda en responder desde el origen al destino) y la localización de los datos”.

Allí donde hay un obstáculo, por supuesto, hay una oportunidad: para los proveedores de servicio en la Argentina los impulsores adicionales vienen de la mano del soporte local en español, disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, de la posibilidad de facturar en moneda local y de contar con la cercanía, tanto tecnológica como humana”, enumera Marcelo Guglielmucci, gerente de Planeamiento Comercial para Empresas de Claro, empresa de telecomunicaciones que ofrece soluciones SaaS y IaaS. 

Otro gran impedimento, mayormente cultural, es la sensación de que los datos no están seguros cuando no se guardan dentro de los límites físicos de la organización. “Sigue siendo una gran preocupación, aunque existe más apertura de las áreas de seguridad informática para entender cómo los cloud providers lo resuelven y hasta generan ambientes mucho más seguro que los on-premises”, afirma Christian Hisas, director asociado de tecnología, Logicalis Argentina, consultora tecnológica con fuerte presencia en segmentos como telcos, petróleo y gas, finanzas y salud.

Este dilema se trata de un mito. “Hoy la nube es sinónimo de seguridad, y eso hace que las empresas puedan enfocarse plenamente en su core business y confiar todo lo relativo a la gestión a un proveedor especializado en IT”, dice Daniel Hoe, director senior de Marketing para Latinoamérica de Salesforce, cuyas soluciones de CRM y de experiencia del cliente fueron creadas originalmente para la nube y , quien destaca que aún existen empresas con “una cultura de gestión inhouse de todos sus procesos, lo que dificulta el pasaje a la nube”.

“Para acceder a ciertos servicios hay que adecuarse a latencias altas una vez que el almacenamiento de datos puede no ocurrir localmente”, apunta Martín Hain, gerente de Ventas para Américas del fabricante de procesadores Intel. “Algunos servicios son más sensibles, como es el caso de videos y audio”, aporta.

Más allá de estas barreras, nada parece detener el impulso cada vez más potente de la nube. “Parafraseando al rector de la Universidad de Harvard, que dijo 'Si la educación le parece cara, pruebe con la ignorancia', todos los países que evolucionaron invirtieron en tecnología digital, incluyendo la evolución a cloud”, apunta Ricardo Fisch, vicepresidente de Servicios Cloud de la consultora gA, hoy parte de Globant. “Si creemos que esto es caro, pensemos en los resultados que obtuvieron estas economías hoy desarrolladas o en expansión, versus países que no lo hiiceron”, afirma.

Un dato empírico parece echar por tierra todos los temores. “Una vez que las empresas van hacia la nube, más allá de que existe la posibilidad de darse de baja, deciden quedarse allí y aprovecharla”, concluye Stecconi.

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