El primer encuentro del CEA Wind Energy Summit, by Forbes, permitió hoy abordar la discusión a partir de un minucioso trabajo que elaboraron la Cámara Eólica Argentina (CEA) y el CIPPEC -Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, en el que se estudian los escenarios para ampliar la oferta energética al 2050 y su vinculación al desarrollo productivo.
Gustavo Castagnino, director de Asuntos Públicos de Genneia y miembros de la comisión directiva de la CEA; y dos de los autores del trabajo Paulo Farina y Sergio Drucaroff, del CIPPEC, coincidieron en el impacto que el desarrollo de la energía eólica tiene no sólo en una nueva matriz energética, sino en la consolidación de una amplia cadena de valor y como uno de los vectores de desarrollo productivo y económico del país.
Para Farina, en un escenario óptimo, una matriz energética con alto impacto en las capacidades industriales "promovería tecnologías escalables que le dan continuidad y demanda sostenida a la industria, favoreciendo el desarrollo de diversas capacidades productivas a través de la fabricación nacional de componentes sobre la base de los recursos existentes y el desarrollo de servicios del conocimiento asociados a la energía y generando potencial escala y competitividad suficiente para su inserción internacional".
"Argentina necesita incorporar entre 500 y 1.000 MW de oferta todos los años" para obtener una industria de escala, estimó Farina al destacar el alto factor de capacidad que obtienen los proyectos en el país: "La Patagonia tiene los mejores vientos del mundo. Y en tierra, que es mucho más barato que hacerlo en el medio del mar". Conociendo el potencial, el desafío que se plantea es pasar de la oportunidad a la realidad lo que requiere incluir el desarrollo de cadenas de valor locales de alta complejidad, algo que constituye un eje clave de la sostenibilidad del proceso de inversión en el sector.
En ese sentido, Drucaroff consideró que, más allá del volumen del mercado local, "el Mercosur debería ser una plataforma para discutir la posibilidad de exportar energía eólica. Por ejemplo, en la fabricación de palas. Brasil tiene licitaciones enormes, tiene mucho sentido que lo hagamos".
"El sector energético tiene un gran impacto en muchas cadenas de valor, especialmente en la posibilidad de generar más empleo. Con dos vectores tan importantes como el gas de Vaca Muerta y el sector eólico, tenemos grandes oportunidades", resaltó el experto al abordar el desenvolvimiento del que los autores denominan el "ecosistema de proveedores con una alta especialización productiva".
En la charla también se abordaron temas vinculados a la seguridad jurídica, el financiamiento de los proyectos y la competitividad del recurso eólico, pero también del rol de las empresas en impulsar un nuevo en escenario tan auspicioso como sustentable.
"Hay una demanda de energías renovables creciente de parte de las compañías", dijo al respecto Castagnino al anticipar que el sector se encamina "hacia un esquema de impuestos al carbono y las empresas de todos los rubros lo saben. Por eso están cambiando su propia matriz", y se convierten en los grandes impulsores de esta industria.
Para el directivo de la CEA, es necesario siempre recordar en la instrumentación de políticas que "un parque eólico es una inversión a 15 o 20 años. Son muchos gobiernos que abarcan y la seguridad jurídica es clave para este sector. Esto va a ser una política de Estado cuando cada administración que llegue respete los grandes trazos de la anterior".
Los integrantes del panel coincidieron en que "el gran cuello de botella de las renovables hoy es la capacidad de transporte" y si bien hay alternativas para algunos casos el tema debería ser abordado con similar importancia al resto de los condicionantes que puede encontrar el sector.
Finalmente, si bien se destacó el valor de haber contado con regímenes especiales ante la necesidad de facilitar y favorecer rápidas inversiones en el sector, su costo fue que la industria local no pudiera responder en tiempo y forma ante shocks de inversión concentrados en lapsos de tiempo cortos. Lo que obliga a un nuevo criterio de planificación para convertir las oportunidades en realidades de desarrollo e industrialización.