Se cree que solo son despedidos del trabajo aquellos empleados mediocres que no cumplen con sus tareas de forma correcta. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad. En muchos casos, las empresas se desprenden de fantásticos colaboradores. ¿Por qué?
Avanzar rápido
Los buenos resultados profesionales a veces pueden convertirse en un arma de doble filo. Personas en puestos superiores pueden sentirse inseguros con tus avances e intentar poner límite a tus progresos.
Hacer preguntas incómodas
Querer saber demasiado o simplemente lo necesario puede ser motivo de confrontaciones en el trabajo. Una pregunta de más en una reunión puede poner en evidencia a otros compañeros y crear tensiones.
Ser sincero
A veces la sinceridad puede ser peligrosa. Detectar problemas y hablar de ellos, o sacar 'contras' a decisiones de la empresa pueden ponerte en el punto de mira.
Tener mejores ideas que los jefes
Existen dos tipos de jefes: los que valoran las propuestas de sus subordinados y los que hacen caso omiso. El ego de los que mandan puede hacer peligrar tu puesto de trabajo si tu idea es mejor que la de ellos.
Competitividad entre departamentos
Cuando un departamento funciona demasiado bien puede visibilizar las carencias de otros. Estas cosas tienen dos soluciones: o que el otro departamento se ponga las pilas o que inicien una guerra absurda por ver quién se queda dentro.
Visibilidad
Hoy en día tener buena presencia es fundamental. La exposición en redes y medios nos hace ser muy competitivos en este sentido. No se trata de ser guapo o feo, sino de atraer las miradas y ser el foco de atención. Ser un buen comunicador puede ser motivo de despido si hay gente a tu alrededor que no lo es.
Ser proactivo
La proactividad es una virtud en alza hasta que te topás con alguien más lento. La velocidad actual del mundo nos hace ser rápidos y avispados, pero siempre habrá alguien que se quede en el camino.
Hacer peligrar el puesto de trabajo de los jefes
Ser un buen empleado puede poner en riesgo la continuidad en el puesto de los jefes. Cuando el lobo ve que peligra su guarida puede sacar los dientes.
Tener grandes aspiraciones
Los grandes soñadores siempre tienen a gente en su contra y en el mundo laboral no iba a ser menos.
*Nota publicada en Forbes España