Gastón Abramoff supo que quería ser emprendedor desde siempre. Cuando tenía 18 años, mientras estudiaba la carrera de Sistemas, lanzó una plataforma para conectar consumidores y marcas. En ese entonces, era algo super disruptivo: era un intermedio entre la compra virtual de e-commerce y real. Podía recorrer un shopping en forma virtual y estaban los locales en 3D, rememora el emprendedor, que pocos meses después vendió el proyecto a un grupo inversor. En ese punto, Abramoff se volcó a crear comunidades en internet, principalmente con clubes de fútbol.
Trabajamos con Independiente y con San Lorenzo y nos empezaron a mirar de la región, entre ellos con Cerro Porteño, en Paraguay, cuenta.
Así, desde el club Cerro Porteño le ofrecieron mudarse a Paraguay y desde allí lanzó también Ofertando.com, una plataforma de e-commerce como MercadoLibre. Pero el emprendedor no se quedó quieto y decidió incursionar en el mundo de la gastronomía con el bar The Brooklyn Hotel, que rememoraba los bares de los años 20 en los Estados Unidos.
Fue un bar muy exitoso y que tuvo mucho impacto en la movida gastronómica y nocturna de Asunción, describe. A partir de esa experiencia, recibió una propuesta que lo sorprendió: Después de haber hecho toda mi carrera como emprendedor, a los 32 años, me ofrecieron trabajar como director del área disruptiva en AB Inbev, lo que me llevó de nuevo a Buenos Aires y a aceptar mi primer trabajo en relación de dependencia, explica.
Un año después dejó su trabajo corporativo y creó Waip, una plataforma que le permite a las personas convertirse en microinfluencers, recomendando productos y servicios y obteniendo descuentos e ingresos por ello. En paralelo, en 2019, abrió El Purgatorio, un bar a puertas cerradas en Palermo.
La industria de bebidas me empezó a apasionar y vi una oportunidad en crear nuevos conceptos. Buscamos crear bebidas out of the box: que vayan de la mano de las tendencias pero que sean innovadoras, cuenta el emprendedor, que en 2021 creó Awesome Beverages junto a sus socios. El primer producto de la compañía es Savage, un destilado 100% natural y orgánico, a base de alcohol de cereal y sin sabores artificiales. Tiene una graduación alcohólica del 29% y se ofrece en tres variedades: limón y Jengibre, pomelo y romero, y pepino y menta.
No es gin, no es vodka, es una categoría nueva. La sugerencia de preparación es 50% Savage y 50% tónica, describe.
La compañía produce la bebida en una planta tercerizada en Mendoza y Savage se vende en hipermercados y supermercados, espacios boutique, vinotecas y licorerías de la Ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata, La Plata, Rosario, Misiones, Córdoba, Mendoza y vía online desde su web.
Cuando empecé en el mundo de los bares me involucré mucho. Fueron años de mucho aprendizaje, describe el emprendedor, que invirtió US$ 100.000 para lanzar la compañía.
En los primeros meses de operación, Abramoff destaca que tuvo buena recepción en el mercado. El primer lote fue de 10.000 botellas de 750 ml y luego fue lanzando nuevas tandas de mayor volumen. La idea es poder incrementar la producción. Hoy encontrás Savage hasta en Ushuaia y estamos todo el tiempo pensando en nuevos productos: tenemos en desarrollo una infusión de ron saborizada, cuenta el emprendedor que también se entusiasma con poder tener su propia planta de elaboración y envasado.
Hay varias tendencias que impactan en el mundo de las bebidas: el cuidado del medio ambiente, de la salud y la búsqueda de un alimentación más saludable, cuenta Abramoff. En este sentido, su objetivo es concentrarse en ganar mercado local para, más adelante, poner un pie en el mercado internacional. Es un proyecto que nos entusiasma y mucho. Queremos ser el referente de bebidas disruptivas a nivel mundial, concluye.