Las automotrices japonesas Honda y Nissan se encontraban en negociaciones para una posible fusión, un acuerdo que pudo llevar a una de las alianzas más importantes del sector. Sin embargo, las empresas anunciaron que se canceló el diálogo, debido a diferencias irreconciliables sobre la estructura del acuerdo.
Ambas compañías señalaron que la ruptura de las conversaciones responde a la necesidad de priorizar la agilidad en la toma de decisiones y la implementación de estrategias en un mercado que atraviesa una transformación profunda impulsada por el auge de los autos eléctricos.
Sin embargo, detrás de los comunicados corporativos, hubo desacuerdos significativos que hicieron inviable la operación.
El mayor motivo de conflicto fue la modificación en la estructura del acuerdo inicialmente planteado en diciembre. Honda propuso un cambio clave: en lugar de establecer una sociedad conjunta, sugirió que Nissan pasara a ser su subsidiaria mediante un canje de acciones. Esta propuesta fue rechazada por Nissan, que se opuso firmemente a la posibilidad de perder su autonomía y quedar subordinada a su competidor.
Pese a la cancelación del acuerdo de fusión, ambas automotrices aseguraron que mantendrán una asociación estratégica. Esta colaboración, anunciada en marzo del año pasado, continuará enfocada en el desarrollo de vehículos eléctricos e inteligentes, una iniciativa clave para mantenerse competitivas en la industria.
El impacto en los mercados
Tras trascender la información, la reacción en el mercado fue inmediata: las acciones de Honda en la Bolsa de Tokio subieron un 2,14%, y alcanzaron 9,30 dólares). Por el contrario, las de Nissan experimentaron una leve caída del 0,35 %, situándose aproximadamente en 2,70 dólares.
Este comportamiento refleja la confianza de los inversores en Honda, mientras que Nissan enfrenta incertidumbre sobre su futuro financiero sin el respaldo de una fusión.
Por otro lado, Mitsubishi, que mantiene una relación estrecha con Nissan debido a su participación del 24% en su capital, también quedó fuera del acuerdo. En diciembre, la compañía mostró su interés en integrarse en la alianza, pero tras el anuncio de la cancelación, confirmó el fin del memorando de entendimiento firmado con ambas automotrices.
A pesar de ello, Mitsubishi seguirá colaborando con Honda y Nissan en el desarrollo de tecnología para vehículos eléctricos y de conducción autónoma.
Las conversaciones entre Honda y Nissan tomaron relevancia en diciembre, cuando ambas compañías confirmaron los rumores sobre la posible fusión. La creciente competencia de fabricantes como Tesla y la china BYD fue uno de los factores clave que motivaron el acercamiento.
Sin embargo, la viabilidad del acuerdo se vio comprometida rápidamente. Honda manifestó preocupación por la situación financiera de Nissan, que en la primera mitad del año fiscal actual reportó una caída del 94 % en sus ingresos netos. Al no recibir un plan concreto de recuperación por parte de Nissan, Honda propuso modificar los términos y adquirir la compañía, algo que Nissan rechazó tajantemente.
La finalización de las negociaciones deja a ambas empresas en un contexto desafiante dentro de un sector que exige una rápida adaptación a los avances tecnológicos y la competencia global. Mientras Honda avanza en su estrategia para consolidarse en el mercado de autos eléctricos, Nissan enfrenta el desafío de fortalecer su posición sin el respaldo de una fusión que pudo haber redefinido el panorama automotor japonés.
Nissan analiza mover su producción de México por aranceles de EE.UU.
Nissan analiza la posibilidad de trasladar su producción desde México hacia otro lugar si se concretan los aranceles del 25% que Estados Unidos prevé imponer a las importaciones del país vecino. La medida, impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump, afectaría a la industria automotriz, lo que llevó a la compañía a evaluar alternativas para evitar el impacto de los gravámenes.
Como informó EFE, actualmente, Nissan exporta alrededor de 320.000 vehículos anuales desde México hacia el mercado estadounidense. En este contexto, el presidente y CEO de la firma, Makoto Uchida, manifestó su preocupación ante un posible escenario adverso: "Si se imponen aranceles altos, tendremos que estar listos y quizá podemos trasladar la producción de estos modelos a otro lugar. Si esa fuera la decisión, pensaríamos en cómo hacerlo una realidad mientras monitorizamos la situación", señaló en conferencia de prensa.
La compañía reconoció que el peso de los aranceles tendría un fuerte impacto en su modelo de negocios, dado el volumen de exportaciones que mantiene con Estados Unidos. Uchida remarcó que "exportamos un gran volumen a los EE.UU., así que, si hay aranceles altos, tendrá graves implicaciones en nuestro negocio", en un contexto donde Nissan ya enfrenta desafíos financieros significativos.
El anuncio de los nuevos aranceles, que estaba previsto para febrero, fue suspendido por un mes tras un acuerdo alcanzado entre Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Sin embargo, las negociaciones continúan, sin garantías de que la medida sea descartada por completo. Ante esta incertidumbre, Nissan se suma a la lista de empresas que buscan alternativas para minimizar los riesgos comerciales derivados de los cambios en la política arancelaria estadounidense.
El contexto financiero de la compañía agrava aún más la situación. En los primeros nueve meses del ejercicio fiscal, Nissan registró una caída del 98,4% en su beneficio neto y prevé cerrar el año con pérdidas por primera vez en cuatro años. En este marco, la empresa presentó un plan de reestructuración que contempla una reducción de su producción global en un 20%, con especial foco en China, donde la competencia con fabricantes locales se ha intensificado.
Entre las medidas incluidas en el plan de ajuste, Nissan detalló la eliminación de 9.000 puestos de trabajo, distribuidos en diferentes mercados. En Tailandia se prevé un recorte de personal, mientras que en Estados Unidos se implementará un ajuste en los turnos de producción en las plantas de Smyrna y Cantón, afectando a 6.500 trabajadores en los próximos dos años.
Además, la automotriz japonesa reducirá su personal indirecto en 2.500 empleados mediante la optimización operativa, la limitación de nuevas contrataciones y la implementación de planes de retiro voluntario. Sin embargo, las operaciones de la compañía en España no fueron mencionadas dentro de la estrategia de reestructuración, manteniéndose sin cambios por el momento.
Nota publicada en Forbes US.