“Mi hermano Rickard Öste y yo siempre hemos creído en nuestra leche de avena”, dice Björn Öste, disruptor de bebidas a base de plantas y co-inventor de la leche de avena. Los hermanos Öste comenzaron su viaje en la década de 1990, inventando la bebida a base de plantas mientras estaban en la Universidad de Lund en Suecia. Actualmente, en la posición número dos, se proyecta que la leche de avena desplazará a la leche de almendras como el sustituto de leche más popular, mientras continúa robando participación de mercado en la categoría general de lácteos.
“Se requirió paciencia y energía para trabajar en este producto durante más de dos décadas”, continúa, sobre su fe en Oatly, la marca responsable de llevar la leche de avena al mundo. "Pero cada año fue mejor que el año anterior, y el próximo año siempre prometía ser el año en que todo explotaría". Y las cosas han explotado.
En junio, Oatly se valoró en US$ 2 mil millones después de obtener US$ 200 millones de la compañía de capital privado Blackstone, con inversores como Oprah Winfrey, Jay-Z, Natalie Portman y el Director Ejecutivo de Starbucks, Howard Schulz. Según se informa, Oatly también está considerando una oferta pública inicial a una valoración de hasta US$ 5 mil millones. Con el respaldo de celebridades y nuevos productos como Oatmilk Honey Latte de Starbucks, esta alternativa láctea es definitivamente el 'chico genial' de la ciudad.
Al 6 de septiembre, las ventas de leche de avena refrigerada totalizaron US$ 213,35 millones en el año, casi cuatro veces las ventas del año anterior y superando las ventas de leche de soya, que descendió al tercer lugar, en más de US$ 10 millones. Las ventas de Oatly casi se duplicaron a US$ 200 millones el año pasado, mientras que la marca expandió su presencia en veinte países y tres continentes.
En abril, Starbucks China anunció que colocaría lattes Oatly en todos sus menús. La marca ahora produce bebidas de café enlatadas a base de avena, helados, yogur, crema para café, crema, natillas, cremas para untar y crema agria.
Autor: Daphne Ewing-Chow
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