Aunque parezca sorprendente el no hacer nada impacta de modo positivo en la salud mental, el rendimiento y el crecimiento profesional; por ello, el ocio se asocia cada vez más con la producción en el mundo del empleo.
“Casi todos sabemos trabajar. Poquísimos son los que saben quedarse sin hacer nada. Y eso debido a que a todos nos educan para trabajar, pero nadie nos enseñó a quedarnos sin hacer nada”, señalan Christianne Gomes y Rodrigo Elizalde en su estudio “Empleo, tiempo libre y ocio en la contemporaneidad”.
A mediados del 2000, esa idea se plasmó en una teoría. Gracias a ella, empresas, líderes y especialistas comprobaron cuán beneficiosos eran los pequeños recreos en la organización. Así, se le quitó esa etiqueta negativa al ocio y se lo asoció al rendimiento.
“Ser productivo requiere de una cuota de calma, de un momento de descanso”, reconoce Inés Herrera, directora de la carrera de Psicología de la UADE.
Culturalmente, al relax en el empleo se lo relaciono con aspectos poco positivos. Pero una pausa en la actividad no es lo mismo que holgazanear, el tedio o la apatía. “Más bien, se relaciona con el bienestar laboral. Hoy se buscan entornos más sanos, más humanos. Se apunta a favorecer la salud física y psíquica de las personas. El ocio entra en esta órbita”, enfatiza Alejandro Servide, director de Professionals, RPO y Technologies de Randstad Argentina.
Para Mirna Mariño, presidenta de International Coach Federación (ICF) Argentina, este cambio cultural viene muy despacito. “No obstante eso, ya se mira a las personas en su integridad. Un individuo sano en todos los sentidos redunda en beneficios económicos porque, por ejemplo, no se enferma y no falta”, observa.
El ocio productivo o creativo consiste en instantes de autobeneficio dentro del horario laboral. “Hasta pueden ser momentos de esparcimiento para mejorar ideas y resolver algo sin mucha presión”, aclara la neuropsicóloga Herrera.
La textil Texcom puso en práctica esos principios. Muchos de estos cambios nacieron a pedido de su personal. “Nuestra idea es que los empleados se desconecten de las preocupaciones diarias y, al mismo tiempo, se conecten entre sí”, comenta Guillermo Katilius, gerente de Recursos Humanos de la empresa.
Trabajar al aire libre
En ese sentido, construyeron dos espacios al aire libre con sombrillas, gazebo y sillas. Allí, sus trabajadores pueden tanto relajarse como trabajar cuando lo deseen. Al mismo tiempo remodelaron el comedor de la empresa y el quincho donde se puede almorzar o hacer la sobremesa.
“Durante la pandemia, nos dimos cuenta que nuestra gente extrañaba las pequeñas charlas al lado de la máquina de café. Añoraban esas conversaciones cortas de relacionamiento. Por eso rediseñamos también esos sectores para que sean más confortables”, agrega Katilius.
Cabe destacar que el ocio creativo intenta conciliar momentos de descanso, placer y trabajo de forma equilibrada. “Cada vez más, las compañías consideran que un empleado feliz es más productivo. Aprovechar los tiempos libres da lugar a bienestar. Enseguida, eso se traduce en un incremento de la productividad”, enfatiza el ejecutivo de Randstad.
Asimismo, relajarse es importante tanto para el cuerpo como para el alma. “La neurociencia indica que el cerebro necesita descansar para ser fértil. Es necesario trabajar de a tramos de 40 minutos con descansos de cinco minutos. Esto permite oxigenar todo el organismo. Sería una especie de reposo reparador”, enfatiza Mariño.
Cicerón fue de los primeros en hablar sobre el otium (ocio). Lo describió como un tiempo de descanso físico y recreación del espíritu, necesario para retornar las tareas diarias. “Según varios estudios, estos momentos de relax aumentan en la personas su sensación de autoeficacia”, subraya la directora de UADE.
Varios siglos después del filósofo romano, el sociólogo italiano Domenico de Masi retoma el tema del ocio. Esta vez desde la perspectiva organizacional.
En sus estudios, destaca que el ser humano suele pasar tres veces más tiempo sin hacer nada en la empresa que trabajando. Por eso propone aprovechar esta situación de modo estratégico.
Romper la rutina
Para mediados de los años 2000, de Masi planteaba que es fundamental incluir actividades que proporcionen descanso y placer dentro de la rutina diaria en la compañía. Estas acciones permiten que el cerebro cree nuevas ideas. Ayuda también a incrementar la motivación. De acuerdo a su visión, la ociosidad adquiere valor al alivianar el cansancio del empleo.
“En la actualidad denominamos ocio a toda diversión o acción de reposo, pero no entendiéndolo como tiempo muerto. Más bien, como el hecho de realizar acciones que nos generen bienestar”, advierte la web especializada Psicopedia.org.
Para muchos, la tendencia de los espacios de ocio (games rooms) es propia de las IT, con Google a la cabeza. Sin embargo, no es tan así. “Hace unos doce años, trabajaba en una metalúrgica. Contábamos ya entonces con una zona con pool, metegol y otros juegos. Hasta teníamos sillones para dormir en nuestro horario libre”, recuerda el ejecutivo de Texcom.
A más de uno le llamará la atención el hecho de que se permita dormir en el trabajo. “Es bien sabido que cuando la gente no duerme las horas recomendadas sufre somnolencia. Esta disminuye su capacidad de alerta y de atención. Además, el sueño no es solo para el descanso físico sino para la consolidación de la memoria”, puntualiza Inés Herrera.
Según los expertos, las personas que descansan profundamente actúan de manera más relajada. Asimismo, toman decisiones más rápido, y son capaces de gestionar y albergar más información.
Tal vez lo más complicado para las organizaciones sea detectar que actividades alegran al personal. “Antes la gente salía a fumarse un cigarrillo. Ahora, cada uno debe encontrar lo que le permita desconectarse un rato para rendir más. Trabajar todo de corrido no es saludable”, comenta la presidente de ICF.
Sobrecargar la mente
Cuando no se establecen tiempos de relajación, la mente se sobrecarga y se manifiesta por medio de la ansiedad, la depresión, entre otras enfermedades.
En Europa, se estima que se gastan 617.000 millones de euros al año para tratar el estrés laboral. Ese valor incluye los costos producto del ausentismo (44%), pérdida de productividad (40%) e indemnizaciones (6%).
“Las oficinas se asemejan hoy a las salas de los hogares. Se las amuebla con sofás, fulbitos, televisores, cafeterías y hasta con donas. Al simular ser lugares privados prolongan la intimidad porque las compañías “no quieren que en lo físico se perciba que no se siente cómodo”, advierte el filósofo José Carlos Ruiz, de la Universidad de Córdoba (España).
Nadie permanece durante las ocho horas en un estado de concentración elevado. Las organizaciones lo saben. Por ello apuestan al diseño de los salones para el descanso. Una de las pioneras fue TrabsfeWise en Londres. Instaló un sauna y hamacas.
También, el ocio creativo puede aportar soluciones para quienes encuentran dificultades en trabajar desde casa. Aunque al estar en su propio espacio cuentan con mayor libertad para combinar momentos de relajamiento con los laborales.
“La gente disfruta de distintas maneras. A algunas les gusta ir a buscar a los chicos al colegio, a otros cocinar para su familia, otros tantos correr. Cuando se trabaja por objetivos las cosas cambian, se facilita ese disfrute”, manifiesta Alejandro Servide.
Esa modalidad se puede aplicar cuando no es necesario establecer horarios, como sucede en la atención al público o la telefónica. Su éxito radica no solo en permitir momentos de calma. De alguna manera, los líderes les trasladan la responsabilidad del cumplimento de las tareas.
“En un futuro cercano si no elegís este camino, no te van a elegir. Hoy un empleado te pregunta cuáles son los beneficios. Entre ellos debe estar la flexibilidad y estos espacios de esparcimiento que cada compañía brinda de acuerdo a sus posibilidades”, finaliza Katilius.