En la última década, Netflix no hizo más que crecer. Desde el mínimo del 2012 hasta el máximo de 2021, sus acciones se revalorizaron un 8.887%, entre ocho y diez veces más que otras grandes tecnológicas como Alphabet, Apple, Microsoft, Meta o Amazon.
La sorprendente tendencia alcista se debió a que cambió la industria del entretenimiento por completo, ya que prácticamente “inventó” el streaming masivo de series y películas y puso en jaque a los tradicionales cines.
No obstante, la situación cambió por completo. Poco a poco, fue surgiendo competencia y ahora hay numerosos participantes en juego, como Disney con su plataforma Disney+, Amazon con Prime Video, Apple con Apple TV+ o Discovery con la futura HBO Max Discovery, entre otros.
Como consecuencia, Netflix está perdiendo terreno y mucho dinero, ya que “no tiene muchos tentáculos”, según el análisis de Julia Alexander, directora de Estrategia en Parrot Analytics, quien hizo referencia a la poca diversificación de negocios que tiene la empresa estadounidense.
Por su parte, Andrew Hare, vicepresidente de Investigación en Magid, expresó que, “en muchos sentidos, los movimientos que está haciendo Netflix sugieren una transición de una empresa de tecnología a una empresa de medios”.
Desde su punto de vista, parte de la estrategia de cambio de Netflix es migrar de ser una tecnológica a ser “más como un estudio en Hollywood” centrado en el desarrollo de series y películas, exactamente el camino inverso de la competencia.
“Con la introducción de anuncios, medidas enérgicas contra el uso compartido de contraseñas, programas destacados como Stranger Things que experimentan con un lanzamiento escalonado, vemos que Netflix se parece más a una compañía de medios tradicional como las que vemos todos los días”, añadió.
Y concluyó: “Una vez, Netflix obligó a Hollywood a salir profundamente de su zona de confort, trayendo el streaming a las salas de estar estadounidenses. No obstante, ahora recurre a las prácticas más convencionales para salvarse y repuntar”.